El nuevo Ángel XIII
Mi ritmo era fuerte, más fuerte de lo que podía aguantar mucho tiempo, por lo que, viendo mi orgasmo muy próximo, sujeté con fuerza las muñecas de Verónica y le di con todas mis fuerzas hasta correrme. Las dos mujeres gritaron a la vez y a la vez, manaron de sus cuerpos sendos chorros