Mi historia de cornudo II
Luego de 10 meses desde que mi esposa me confeso que ella me había hecho cornudo y ya habiéndome contado algo de su historia con su excompañero me sorprendió un domingo cualquiera en la noche:
Relatos eróticos
Luego de 10 meses desde que mi esposa me confeso que ella me había hecho cornudo y ya habiéndome contado algo de su historia con su excompañero me sorprendió un domingo cualquiera en la noche:
Es mi historia de luego de 8 años de matrimonio y 2 años de haberle confesado a mi esposa mi fantasía y deseo de ser #cornudo me entero de que me hizo cornudo cuando éramos novios.
Había subido al vehículo del amigo del tabernero, se había ofrecido a llevarme después de haberme follado junto a su amigo, y ahora después de dudar un poco, había aceptado a ir con él a su casa. Me había invitado a beber algo y pasar un buen rato junto a él.
Quiero que sepan que desde que tengo memoria siempre me preste a nuevas experiencias, nunca tuve miedo a probar nada nuevo y resultado de ello es la hermosa vida que llevo ahora.
Salimos de cena de trabajo comimos y bebimos, al noche iba bien, pero acabo mejor, en el bar de turno, los roces se subieron de tono, las cosas se calentaron, y Moni me respondió, los simples roces que les ofrecía en sus cuerpos, pasaron a toqueteos con Mónica
Soy consciente de lo complicado que es hacer realidad una fantasía, por eso no me quejo de las leves consecuencias: moratones, laceraciones, magulladuras y dolor al sentarme.
Hace unos meses me encontré con Eva, una amiga de mi juventud. Hacía años que no la veía y la verdad es que me alegré mucho de encontrarme con ella, por que me hizo rejuvenecer, recordar tiempos pasados.
Aún es pronto para iniciar mi actividad, acostumbro a levantarme siempre a la misma hora y dudo si leer un poco, pero no estoy de humor, enciendo la radio.
Como un cuarentón gay consigue correrse al mismo tiempo que un joven hetero al que adora.
Que, cuanto tiempo sin venir por aquí, ¿eh? Me decía echando su mano a mi entrepierna, empezando a palparme la polla y genitales, a la vez que me preguntaba si ya no me gustaba fumar puritos. Que, cuanto tiempo sin venir por aquí, ¿eh? Me decía echando su mano a mi entrepierna, empezando a palparme la polla y genitales, a la vez que me preguntaba si ya no me gustaba fumar puritos.
Este relato es totalmente verídico y ocurrió de una manera diría casi casual pero de hecho una de las fantasías que más me estremecía.
Como lo que aparentaba ser un favor era un plan para tener la vagina y el ano de mi prima a diario y en mi casa.
El estaba de rodillas a un lado mío mientras yo permanecía acostado en el sillón. Sentí como su toalla caía al piso mientras se movía hacia mi, se puso encima de mi y me abrió la toalla. La sensación de tenerlo encima me puso a mil.
Yo iba llegando de la escuela, me sentía muy cansada, me senté en el sillón a descansar antes de entrar a mi cuarto, me senté como llegué, toda abierta de piernas y como la falda de mi escuela es muy corta, se me veía todo.
Llego a mi casa pasada la medianoche, le explico a mi mujer un agravamiento temporal del estado de mi padre, que ella no comprobara, pues no lo ha visitado nunca y toda una noche de pensar en Marina y a la mañana siguiente una relación no acostumbrada con mi mujer que se extraña de mi deseo sexual tan urgente.
En un principio mi intención era parar suavemente en el arcén y aclararles que no quería que hicieran eso, pero increíblemente me excité como una perra en celo y les dejé continuar a sus anchas sin oponer la más mínima resistencia.
Hubo otro fogonazo de luz y la bestia se convirtió en una joven pelirroja (teñida) bastante guapa, de unos 24 años y sobre todo con un cuerpo espectacular.
En una página sobre juguetes sexuales, descubrió que existía un vibrador especial para el punto “G” que por extensión también era utilizado por muchos hombres como estimulador prostático.
Esta historia empieza una tarde de viernes, este día era especial para nosotros por que se queda mi casa sola y podemos practicar sexo hasta extenuarnos, pero ese día Elena estaba con la regla y obviamente no se podía hacer nada, yo me había echo a la idea, pero después de una semana sin mojar y el escote que mi novia portaba dejando ver ese precioso canalillo no pude resistirme y al rato tenia una erección gigantesca.
Salí por primera vez con un chico a los 19 años. Toda la clase se quedo súper sorprendidísima cuando me vieron con él puesto que era muy tímido.