Continuamos con la saga, ahora María, se atreve a convertirse, para dar rienda suelta a su fantasía, ahora nuevamente ve a Jorge y su entrega es totalmente diferente.....
Continúan las aventuras de Pedro y María, se integra a esta nueva etapa, una nueva protagonista que llena de sensualidad y sexualidad el ambiente...........
A lo largo de mi vida he tenido muchas enfermedades, pero ninguna me ha afectado tanto como una, el aburrimiento. Hay un día extremadamente aburrido, el 15 de agosto, pero el último le esperaba una grata sorpresa a nuestra protagonista. El calor era insoportable, llamaron a la puerta y aparecieron mis dos vecinos, con una propuesta muy indecente.
Llegó, lo ví, me gustó, me calenté, me hice mil fantasías, pero jamás creí que se hicieran realidad y menos que llegásemos a ser amigos, y que, a pesar del paso del tiempo, continuemos siendo amantes.
A principio del verano vino un nuevo vecino a nuestro portal, era un chico que había heredado el piso de su abuela, doña Consuelo, una mujer mayor bendecida por la fortuna de la lotería y que había decidido, con muy buen criterio, disfrutar de sus últimos años de vida conociendo los lugares que soñó desde sus libros de viajes.
Yo no dudaba que muy pronto se la devolvería y es que las mujeres maduras me encantan y me vuelven loco, las veo por la calle y me entran unas ganas locas de besarlas a todas.
Suena el timbre y siento golpear la puerta muy fuertemente, logro despertarme y al levantarme noto que todo el piso de mi departamento se encuentra inundado, corro hasta la puerta y al abrirla está mi vecino, el conserje y otro señor que sería el cerrajero quien se disponía a abrir la puerta suponiendo que no estuviera nadie.
Se quedó meditando y me dijo que se atrevía siempre y cuando existiese mucha discreción de ambos. Le contesté que no se preocupara que no iba haber ningún problema. Nos fuimos del hotel donde estábamos y busque a mi amigo Juan Pedro, un compañero de trabajo, con quien siempre hacía orgías, ya fueran buscadas por él o por mí.
Alrededor de dos años que vengo fantaseando con la idea de ver a mi novia (Brenda) ser cogida por otro hombre y que otro hombre tenga la oportunidad de sentir la profundidad de esa vagina.
Sin embargo, como mi apetito sexual ha sido siempre considerable, de alguna forma tenía que aliviarme, y para eso recurría a la tradicional paja, puñeta o como quieran llamarla. Lo cierto es que desde que tenía 10 años, tenía que hacerlo 2 ó 3 veces casi a diario y cuando pasé de los 15, incluso lo tenía que hacer hasta 7 u 8 veces.
Ese día mi vecina Sandra me invito a su casa a las 10:00pm, a medio día me felicito y me dio mi regalo, una caja con una foto que me tomo con otra amiga y un consolador doble, al principio me sorprendí pero por la tarde me hablo para confirmar la cita, le dije que ahí estaría y me pidió ir sola y vestida muy sexy, yo acepte pidiéndole lo mismo.
Siempre he sido muy exhibicionista, me encanta que me miren e incluso he llegado a masturbarme frente a otras personas (mujeres), y ahora pasaré a relataros lo que me ocurrió en una ocasión (hubo varias).
Tardó en abrir y pensé que quizás ya no estaba y en aquellos pocos minutos me pasó todo por mi mente, la primera vez que lo vi en la ventana, sus jadeos, los míos, y todo mezclado con el miedo intenso a que alguien pasara por la escalera y me viera esperar delante de aquella puerta.
El aire acondicionado se había roto y tuvimos que abrir la puerta-ventana que daba al balcón para que entrara un poco de aire, el calor era intenso y afuera había mucho ruido (estábamos en el cuarto piso), había otros edificios con balcones con gente bebiendo y charlando pero el cansancio pudo más y nos dormimos pese al ruido.
Era un día frío de enero cuando vi un camión de mudanzas que aparcaba en el portal de mi casa, yo vivía por aquel entonces en un pequeño apartamento en Londres, cuál fue mi sorpresa cuando escuché unas voces en mi idioma, hablaban en español, la alegría era muy grande, al ver que además eran dos chicas españolas.
Alicia aparentemente estaba enterada que podía dominar a Paul como quisiera porque cuando éste se acercó algo nervioso para abrazarla, ella le dijo que la excitaría de sobremanera si Paul le enseñaba primero su buen estado físico haciendo algunas flexiones para ella.
Entonces dio comienzo su vaivén bucal con los labios bien apretados como si no quisiera que se escapara aquella estupenda golosina, por desgracia aquello no duro mucho porque al poco de empezar con aquel juego maravilloso sentí como de mi pene salía un chorro de leche que mi vecina no dudo en tragárselo, como luego pude comprobar.
Mientras buscaba en mi armario pude ver con emoción que mi vecina estaba ahí como todos los días observándome, pero ahora no se molesto en esconderse tras su cortina como antes, por el contrario permaneció de pie frente a su ventana, debo decirles que la distancia entre ambas ventanas no superaba los 4 metros y la ventana de mi cuarto es de piso a techo, así que ella podía observarme desnuda por completo.