Entré en el servicio, me acerqué a ella y esta me acarició el paquete por encima del pantalón. Sin pedirle permiso me agache y le pedí que empezara a mear. Quería tocarle el coño mientras sentaba se meado en mis manos.
Sabía que su esposa era distinta a las demás y pensaba continuamente que si ella era tan insaciable para el sexo necesitaría a alguien más aparte de él.
Hace 15 días le dieron una invitación en la facultad para una fiesta en una casa muy grande, con parque y pileta, ella está en el último año de su carrera, y decidimos ir, se puso una blusa traslucida y muy escotada, y una pollera muy corta que casi dejaba ver el comienzo de su cola.
Cuando mi palo estaba tieso, se recostó de espaldas y me indicó que se lo metiera por su rendija bastante peluda y muy reseca, tanto que hubo necesidad de utilizar una crema que ella tenía a un lado de la cama, para poder penetrarla.
Continúa la "educación" de la esposa que se entrega en brazos de su amante para recibir la disciplina, que incluye ser doblemente penetrada, con la secreta connivencia de su marido.
A veces las apariencias engañan y es mejor cerciorarse antes de tomar decisiones apresuradas, como las que ejecuta esta esposa, sospechando que su marido le es infiel.
Un hombre corre a reunirse en el chalet de la playa con su esposa y la hermana de ella. Al llegar se encuentra con un tórrido cuadro en la cama del dormitorio.
Un hombre, algo aburrido en las relaciones sexuales con su esposa, se la ingenia para poder gozar de su suegra.
Una caída fortuita hace que nuestro protagonista pueda serle infiel a su mujer con una hembra de bandera, con el pretexto de ayudarla a caminar la lleva a la casa de ella y en el salón le echa un estupendo polvo.
En medio del espectáculo de luz y sonido de las cuevas del Drac, un desconocido masturba a la inocente esposa recién casada que cree que es su marido el que la hace gozar.