Él al ver que yo no reaccionaba y no me movía del sitio, volvió a llevar mi mano a su entrepierna diciéndome, tócala, no seas tonto, mira lo que te pierdes, yo sé que te gusta, me decía haciendo que mi mano volviera a palpar aquel bulto que al viejo le colgaba. Ya verás cómo te va a gustar más que la de tu amigo
Al día siguiente volví a ir de cruising a las dunas de Razo Baldaillo, que hay En mi pueblo, Carballo, ayuntamiento de La Coruña. Al llegar no sabía si tendría la suerte del día anterior, pero al llegar ya pude apreciar que había peña, por lo que, sin perder tiempo, me despoje del bañador igual q
Después de llevar 2 días lloviendo y no poder acudir a dicha zona, en busca de más polla que siguiera abriendo mi pequeño y redondito culito, empecé a preocuparme de que mi orificio anal se cerrase, por lo que decidido a que mi agujero anal, que tanto gusto me había hecho pasar, no se cerrara, empecé a meterme todos los días 2 de mis dedos, primero metía el índice y luego de estimular mi pequeño agujerito, metía el dedo medio.
No era la primera vez que me corría mientras estaba siendo follado, pero sí fue la primera vez que vi como de mi polla empezaban a caer gotas de semen mientras me estaban dando por el culo, salpicando por todas partes, a la vez que mi polla se bamboleaba al ritmo de las enculadas que estaba recibiendo.
Vaya vaya, pero mira que sorpresa, si al final mi vecinito además de mojado y colocado, nos viene caliente, ¿eh? Me respondió dejando que yo le siguiera palpando la verga por encima del pantalón.
Esta es una historia real, de cómo llegó el día que Perdí la poca inocencia virginal que me quedaba. Por fin llegó el día que estrenaron mi pequeño pero redondito y respingón culito.
Estando así siendo enculado públicamente, pude ver al viejo voyeur, como miraba con lascivia como me estaban dando por el culo, el muy cabrón estaba disfrutando, verle aquella mirada de lascivia viendo como yo estaba siendo follado, me excitó aún más.
Esta es la historia real que vivió cuando tenía 18 años y fue a trabajar a Suiza con su amigo, durante un mes que estuvo de vacaciones universitarias, Carlos Casallachs.
A la mañana llegaron los amigos del viejo para culearme, convirtiéndome en la putita de ellos. Por fin el viejo del sex shop, conseguiría lo que tanto anhelaba, convertirme en su putita ganando un poco de dinero, ofreciéndome a sus amigos.
Aquel viejo cachondo y su vecino me habían culiado como nunca, como no iba a volver?, El lunes siguiente recibí un mensaje del viejo, Hola putita, ¿cómo estás? ¿Cuándo vuelves? ¿Fue muy bueno no te parece?
Veo que ya acabaron, se escuchó la voz del viejo en la puerta, estaba vestido con un pijama. Que rico te cogieron putita, es increíble cómo te la tragaste toda.
Se veía un jovencito en un Sling como el que tenía el viejo en el cuarto, gemía como desesperado con la verga de un negro en la boca y otra en el culo, aquella verga le entraba hasta la garganta mientras el otro negro le introducía su gran verga hasta los huevos, los tres pujaban como locos.
Este es un relato de un lector que me pidió que contara y publicara su historia. El relato fue escrito por él, yo solo corregí algunos detalles. Primero va la presentación y como se inicié en el sexo gay como pasivo. Luego como descubrió el gloryhole, y donde conoció a El viejo del sex shop
Dios, que pedazo de polla tenía el niñato, tenía una polla más grande que la mía, joder y que cara de lascivia tenía. Sin dudarlo toqué la puerta, viendo con sorpresa que esta no estaba cerrada, por lo que empujé la puerta viendo como el chaval estaba esperando a que yo entrara.
Mientras me estaba calzando, pude ver a Rafa totalmente desnudo. Joder, pedazo de polla que tenía el cabrón, no es que fuera enorme, sería aproximadamente de unos 16 centímetros, lo que me llamó la atención además de lo bien formada que tenía la polla, eran los huevos. La hostia, le colgaban un montón.
Al poco vi cómo salía el hombre que se había metido en el cubículo de los aseos con el chaval, y tras este, lo hacía el chaval que tanto me gustaba, si antes tenía los mofletes de la cara enrojecidos, ahora todavía estaban más.
El muy cabrón vio como yo me quedaba embobado mirándolo, se percató de que no le quitaba la vista a su polla. Y así era, estaba embobado mirando aquella maravilla de polla, con la que la naturaleza había dotado a aquel hombre.
Juan y yo, nos veíamos todos los días, y todos los días terminábamos follando entre ambos. Con él empecé a conocer la mayoría de los mariconcitos de nuestra edad que iban a ligar a los jardines de Méndez Núñez, muchos de ellos por no decir la mayoría, chaperos, ya que solían quedarse exhibiendo en una de las esquinas que hay entrando a los jardines
Cuando apareció de nuevo por la puerta del dormitorio, al verlo venir así desnudo con la verga hinchada, bamboleándose como si fuera el badajo de una campana, el cuerpo se me estremeció. La polla me dio un respingo, a la vez que el culito se contraía...
Aquel día iba buscando quien me diera por el culo, había ido a los aseos de la estación de ferrocarril, ya pasaban de las 10 de la noche y todas las veces que había entrado en los aseos, no había tenido suerte.
Como en muchas ocasiones, aquel día había ido en busca de sexo a los aseos públicos, en concreto había ido a los aseos públicos que había en los jardines de 4 caminos.