Empecé a subirla y a bajarla suavemente con el nabo encajado pero en vistas de que ella pedía mas, empecé a hacerlo mas y mas rápido mientras, a trabes de su top ajustado, le tocaba los pezones que tenia muy duros, entonces ella se quito el top sin que yo dejara de meterle y sacarle mi nabo, siempre hasta el fondo.
Eso definitivamente hizo que me excitara mucho ya que pues bueno estábamos solos (a excepto de los vigilantes de la entrada), y con una platica medio erótica, en fin yo sin mas ni mas le pregunte que si no le gustaría intentarlo, a lo cual me respondió con mucha simpatía.
Las piernas más bonitas que había visto nunca, una espalda de simetría perfecta, culo algo respingón... pensé en volver al agua cuando Lola me dijo que me acercara y por favor, le untara la espalda con crema hidratante.
Me coloque hincado entre sus piernas y se las levante un poco, dejando sus pantorrillas en mis brazos para mantenerla abierta de forma descansada para ella. Ella también se empezó a acomodar, quito la almohada donde estaba descansada y se recogió un poco el pelo, como preparándose para una inyección o una maniobra médica.
Sus pechos redondos y blancos surgieron como pequeñas elevaciones, los bordee con el filo de la navaja suavemente, provocándole un casi imperceptible estremecimiento.
Más que desconsolada volví a ducharme maldiciendo la estupidez de haber aceptado todo esto. Dude mucho para decidir si debía vestirme considerando que estos tipos en verdad estaban apurados por terminar lo antes posible y regresar al lado de sus ingenuas esposas.
En realidad yo me sentía como un chofer o un invitado que sobraba, puesto que yo no salía nunca con mi hermana, y todos los que subían eran amigos más bien de ellas, y no claro es lógico que no supiera qué pintaba yo allí, excepto que iba a ver un partido.
En la intimidad éramos diferentes, nos gustaba fantasear y los juegos eróticos, a el siempre le ha gustado que me ponga algo muy sexy para la cama, aunque al otro día me preocupo de esconder esa ropa, para que nuestra nana no la vea. Me moriría de vergüenza si ella chismoseara de aquello por ahí...enseguida lo sabría toda la ciudad.
Me quedé paralizado cuando ví su puerta completamente abierta, ella estaba parada junto a la cama solo con su sostén, ya desabrochado, y un pequeño calzón, la suave luz de su velador estaba encendida por lo que se apreciaba todo su exquisito cuerpo.
Me coloqué detrás de Margaret, de manera que su trasero se incrustaba en mi ingle y comencé a decirle en voz casi imperceptible sugerencias. La agarraba de las caderas y le cogí el pene de marfil para agitarlo entre las piernas cerradas de Ivonne. También le ordenaba a Ivonne, que suponía aún que era yo la que la tocaba y besaba.
Comenzó a bajar por mi cuerpo, besando mis tetas y mis pezones, mientras sus manos no se separaban de mis tetas y mis pezones, me besó las costillas, el ombligo, la ingle, y al final, sus labios me mordieron el clítoris y estiraron de él como queriéndolo arrancar.
Había pasado quizás un cuarto de hora. Le tocaba fregar la salita. Debía estar por allí. La sentía por allí. En el frutero había un plátano de Canarias y otro, un largo plátano verde y amarillo, de esos de Costa Rica. A mí personalmente me gustan más los de Canarias, pero para lo que lo quería, prefería el caribeño.
Le dije que esperaba que eso la satisficiera y me susurro al oído que no le satisfacía, que quería más pero sabía que no lo podía en ese momento, eso me dejó muy excitado. Durante la noche no pude más que recordar esa hermosa vagina totalmente húmeda, al hacer el amor con mi mujer pensaba que era ella, la sobrina, y me excitaba más aún.
Como saben en esta ciudad, viajar en el metro en las horas llamadas pico (es decir cuando todo mundo entra a trabajar o a la escuela) es un verdadero acto de heroísmo, se viaja apretado, te sacan del tren o simplemente no te dejan subir.
Hay Andrea, disculpa pero es que me estoy haciendo pipi, ella abrió la puerta y me dijo no te preocupes, pude ver su cuerpo mojadito y yo me puse a mil, me baje los shorts y me dispuse a hacer pipi cuando estaba en eso salio Andrea del baño, entonces aproveche la situación y me metí un dedo en el chocho
El olor a café me hizo suponer que el castigo había terminado o que se trataba de un descanso, pero no, era lo primero, fui desatada, entre las dos me sentaron en una silla, me ataron las manos al respaldo y las piernas muy abiertas a las patas.
Por fin se corrió inundando mi boca de abundante semen, espeso, caliente, sabroso, que bañaba mis carrillos y mi paladar para bajar finalmente por mi garganta, aunque algo escapaba por mis labios yendo a parar a su pubis, que luego lamí con fruición rescatando esas gotitas de su vital filudo.
Este año estoy cursando tercero y para mi desgracia es bastante difícil, así que cuando Lourdes, la profesora de Derecho del Trabajo nos encargó el trabajo sobre las ETT'S no dude en subir a su despacho, para que me orientara.
Después de 10 minutos el saco su verga de mi rajita y se sentó junto a mi, yo me quede como desmayada en el piso de la sala y de lado, desnuda y escurriendo semen de mi panocha y me incline un poco y vi mi panochita de un tamaño casi de una pelota de béisbol y hasta metí una mano solo 4 dedos dentro de ella.
Le sonreí, por suerte no me había lavado de la primera vez, todavía tenia lubricada la vagina, el muy bestia, con su falo erecto, se largo sin ningún tipo de calentamiento y empezó a empujar , acabando en forma tan rápida, que verdaderamente, no puedo decir , si bien o mal, directamente paso.