El tipo se corrió y como seguía con su erección, se lo metió entre el chocho, y se pudo de tal manera que los demás pudieran juguetear con el culo de mi mujer, y todos se lo hicieron uno a uno, mientras el seguía esforzándose por delante.
Con dificultad nos movíamos, pero yo podía sentir claramente ambas vergas moviéndose húmedas dentro de mí. Xavier que estaba debajo de mi, me besaba en la boca pasando su lengua por mi cara y chupando mis labios, mientras Iván metía su lengua por mi oreja y cuando volteaba a mirarlo también metía su lengua en mi boca.
Luego me cargaron a mi habitación, me arroparon y se fueron. La verdad había quedado excitada por la culeada, pero no había sido suficiente para mí, así que me metí en el coño el mango de mi cepillo de cabello para calmar mi excitación.
Jorge, no perdió el tiempo en desnudarme, casi me arrancaba la ropa, me besaba y me chupaba las tetas como solo él sabía hacerlo, me acariciaba las caderas mientras deslizaba sus manos hacia mi culo, para apretármelo con fuerza.
Puse mis piernas a la altura de su cabeza quedando mi culo casi encima de su cara y el otro que estaba fuera de la cama, me ayudo a inclinarme hasta la altura de la verga del que estaba debajo mío, y su verga quedó al alcance de mi boca.
Sin hacerme de rogar, saqué la lengua y empecé a lamer aquella húmeda raja de abajo a arriba, incluso alguna que otra vez llegando al agujero de su culo que también lamía, provocando que la chica lanzara profundos gritos de gusto.
El que tenia la verga enorme se arrodilló a la altura de mi cara y tomándome de la nuca me llevó hacia su tranca, y empecé a chupársela con ganas, ya que quería retribuir las sensaciones que me estaban dando estos tres machos, chupándome literalmente todo mi cuerpo.
Cuando las comencé a chupar y a mordisquear sus ya duros pezones, mi compañero se estaba quitando el pantalón, en ese momento interrumpí mi labor, como queriéndolo detener y evitar que la penetrara, pero mi excitación era más que mi conciencia.
Estaba llena, de adelante y de atrás y encima algunos de los que quedaban o tal vez ya me habían cogido, me acercaban sus pijas a la boca mientras se masturbaban y yo como podía les pasaba la lengua.
Aurelie, en cambio, gritaba de desesperación, al ser desposeída del conejo ingles, su único medio de entretenimiento. Gritaba "hijos de puta, que alguien se ocupe de mi!!", y cosas por el estilo. Trate de ayudarle con mi mano derecha mientras Jassica subía y bajaba frenéticamente sobre mi polla, de frente a mi y a Sara, cuya boca besaba de vez en cuando.
Nos detuvimos en un semáforo y yo seguí absorta en mis pensamientos, de repente volví a ver a Sergio para consultarle algo sobre la forma en que debía redactar mi informe y lo sorprendí mirando detenidamente mis piernas.
Ahora me monté sobre David y cabalgaba su verga por mi concha, Enrique se paró junto a mí para que le chupara su verga, me cogieron así un rato hasta que tuve un nuevo orgasmo junto a David que ahora inundaba otra vez mi conchita.
Ante mis ojos, Alejandra comenzó a desabrocharle los botones de una camisa negra y le dijo a Andrea, que se saque su pollera, ante mi quedo esta con un conjunto de encaje negro, las tetas de esta me parecieron formidables y me dieron ganas de bajarle el corpiño, pero decidí esperar.
Le empecé a chupar la verga a Rubén con fuerza mientras con una mano lo masturbaba y comencé a mover mis caderas y a apretar la parte interior de mi chocho, rodeando con fuerza la verga de Rómulo.
Marisa es la secretaria principal del director, la protagonista de esta historia , tan lejos de la tranquilidad de su trabajo, hoy tiene 26 años, su cuerpo , quizás un poco entrado en carnes, pueda inducir a decir que es gorda, les puedo asegurar, que sus carnes están firmes y esos senos , no estarán a la moda pero para esto del sexo, son espectaculares.
Ellos también se quitaron la ropa y estando frente a mi, me arrodille y empecé a chupársela a ambos. Me sentía como una puta barata, deseando que me tiraran su leche en la cara y poder tragármela toda.
De pronto sentí un liquido espeso que caía en mi cara y en mis labios y echada como estaba, podía ver la verga de Gerardo chorreando sus ultimas gotas, mientras daba alaridos de placer por la descarga en mi cara.
Me dio las bragas y el sujetador y me indico donde estaba el probador, era un cubículo que tenia un espejo de cuerpo entero una silla transparente para sentarse y una cortina, la cual cerré bien para que no me vayan a espiar.
Luego estando en posición de perra, dejo de dilatarme el ano, se puso detrás de mí en posición de luchador de sumo y me metió su inmensa verga y empezó a bombear, lo que me hizo sentir en la gloria, que rico era ser puta pensé, que delicia comerse tantas vergas a la vez.
La andaluza, pasada de copas, le contó que esas fiestas clandestinas las preparaba una organización muy poderosa, que gana mucho dinero por conseguirles mujeres bonitas a traficantes de drogas y a turistas extranjeros y que, incluso, muchas veces las fiestas se efectuaban en el exterior.