Sentía la presión de sus muslos sobre mi cara y su respiración muy agitada y entonces emitió un suspiro muy profundo.
No tardamos mas de diez minutos hasta que nos vimos las caras mientras nos corríamos, ella no paraba de jadear y temblar como una hoja, yo empujaba tan fuerte que creía que iba a meterme yo dentro de ella enterito.
La esposa conoce a un amigo del trabajo y poco a poco se van conociendo intimando, y aprovechando una ausencia del marido de ella se van a una casa de campo y se consuma lo que mas o menos se veia venir.
Mi secretaria, una atractiva mujer de unos treinta años, alta, morena y con un rostro inquietante.
Su compañero de trabajo, al que se había insinuado, la vende a una mujer que está completando la labor de esclavización y doma.