relatos eróticos acaricias

relatos eroticos sobre acaricias

25 relatos

¿Problemas con el vuelo?

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Era una pena, me dijo, que no hubiese podido ir con él, hubiésemos pasado una semana de lujuria y pasión como pocas. Y que tenía ganas de volver a tenerme, de acariciar y lamer todo mi cuerpo.

Me gusta con dos II

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El jueves comimos en un restaurante por la avenida Revolución, ahí me dijo que no entendía muy bien como era posible que Alberto me compartiera y también me preguntó que si él sabía que nos habíamos citado. Yo le dije que me compartía por que era suya, porque los dos lo disfrutábamos y porque nos queríamos mucho.

Me gusta con dos I

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Yo tenía muchas ganas de ir ya que Fernando me simpatiza mucho y siento cierta atracción hacia él, que se ha ido acentuando a tal grado que en la fiesta al estar bailando con él, deje que pegara su cuerpo al mío y al sentir su verga dura como por reflejo le acariciaba desde el hombro hasta el cuello y en respuesta Fernando me apretaba un poco más.

Otro hombre – Carta III

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Yo sigo besándole el cuello, el pecho, voy bajando hasta el estomago, le paso la lengua. Me arrodillo delante de él y le desabrocho el pantalón. Tomo su verga dura en mis manos. Que grande, nunca había visto una así... Pienso en lo que voy a gozar cuando me la meta.

Un baño especial

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Cuando el agua cubrió por completo mis tetas, tuve que darme la vuelta porque me arriesgaba a ahogarme si me quedaba en esa posición, aunque lo resentí pues estaba gozando como nunca.

Temores y alegrías

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Sé que es incómodo para el masajista que el cliente esté sobre una cama (tiene que estar doblado) así que "inocentemente" le propuse que no tenía problemas en que se sentara sobre mis piernas para masajearme mejor la espalda.

Como Odiseo y Nausícaa

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Sentirla toda en mis brazos, acariciándome obscena las nalgas, mordisqueándome todo el cuello y tocando con sus pechos mi torso era una sensación que nunca Odiseo había sentido ni con Calipso; la follaba y follaba sin parar, porque algo me impedía dejar aquel placer.

Sexo adolescente

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Me volví a mi cuarto, me quité la bata, apagué las luces y me volví a acostar. Pasaron horas hasta que entró mi madre con una bandeja con comida. Encendió la luz, y vi que eran las ocho de la tarde. Puso la bandeja en una mesita, me levanté y mientras yo comía me hablaba.

Vendas negras I

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Ella percibe su olor, lo siente, es un olor agradable. El desconocido le tapa los ojos con una venda de color negro, la venda tiene su olor. Él la acaricia; ella se asusta y cree que va a ser violada. Pero él lo hace suavemente, sin prisa; le besa levemente el cuello, los labios, los lóbulos de las orejas. Lo hace tan suavemente que Sara llega a sentir un escalofrío.

Compañeras de facultad II

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Cuando su amiga nos descubre tratamos de explicar lo que sucedió mientras nos arreglábamos la ropa, al no caber los tres en el reservado Jessica (la rubia) se va dejándome solo con Marcela, cuando estamos solos me dice que me desea y que podría calmar la calentura que le hicimos agarrar con nuestro espectáculo de susurros y por lo que vio al descubrirnos, al no responderle se acerca a mi y me besa en los labios mientras que con una mano

José 20

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Tenía al Dios falo delante de mí y sin más dilación deslicé mi lengua por todo su glande. De repente se puso duro, muy duro, y la flacidez musculosa de ese cuerpo poderoso se tornó en rigidez y tórrida tensión. Me puso a 1.000.

Sexo al ritmo del saxo

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Me recreo tanto en ti, que casi me olvido de la firmeza y sensualidad con la que tus manos se deslizan por mis ingles, del calor de tu espalda mientras la restregas, borracha de placer, contra mi pecho, de tus labios chasqueando en el lóbulo de mi oreja...

¿Había sido tan solo un sueño?

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Mientras me besaba me acariciaba el pelo y el cuello, luego comenzó a bajar muy lento hacia mi pecho, sus manos eran expertas haciendo círculos alrededor de mi pecho, acariciando sin acariciar, su boca comenzó a bajar hacia mi cuello susurrándome besos, su lengua iba dejando su rastro por donde pasaba, a medida que su boca se acercaba a mi pecho, sus manos bajaban suavemente hacia mi estomago.

El ardor de Teresa

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Teresa, que así se llama mi sobrina, estaba sentada en la cama, recostada contra la cabecera, con una bata ligera y transparente que casi caía de su cuerpo. Con una mano se acariciaba los senos,que son realmente bien formados, y con la otra se acariciaba la rajita mientras suspiraba y se agitaba con evidentes muestras de excitación.

Shopping Center II: Después del Shopping

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Era del mismo color rosado de su vulva,estaba levemente inclinado hacia abajo en un ángulo de cuarenta y cinco grados, inmóvil, parecía mirarme como si tuviese un pequeño ojo en su extremo, era hermoso,pero era rotundamente nuevo para mi conocimiento, definitivamente lo que Vilma me mostraba y me ofrecía, no podría llamarse un clítoris, era simplemente un pequeño y maravilloso pene de unos cinco centímetros coronando agresivamente su vulva genial.

Simplemente la vecina

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La historia que voy a contar, es completamente real y bueno aunque hace tiempo que se esta fraguando ha llegado el momento en que ha pasado lo que se intuía que iba a pasar y por eso he decidido contarlo a todos ustedes en este momento.

Amigo virtual II

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Aun así, estaba un poco desconcertada, abrió el cajón de la mesita de noche y sacó una pluma, me dio un medio ataque de risa cuando la vi, le pregunté que para que era y él me hizo un gesto de silencio.

El ascensor

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Estoy recostada sobre la cama, bajando de la nube, estuvo delicioso, fue un orgasmo prolongado, hacía tiempo que no lo tenía de esa manera, ni que me chuparan como lo hiciste...volteo a verte, me acerco y te beso en la boca, nos besamos, mientras acaricias mis pechos, que aún están despiertos, se reavivan mis pezones

Y por fin nos decidimos

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Me levanto y le ofrezco mi mano, se levanta y me sigue me meto al baño, el abre el agua y nos damos una ducha juntos en la que no faltan besos ni caricias, nos enjabonamos el uno al otro, nos calentamos mucho mas de lo que estábamos y hace que me gire contra la pared, así como estoy dándole la espalda me penetra sin previo aviso y me embiste bruscamente, yo suelto un alarido de sorpresa, pero me excita mas, el agua cayendo y nosotros disfrutando cada movimiento.