Primero le di unos lengüetazos y luego le metí un dedo para prepararla, pero se adaptaba muy bien, así que no iba a haber problemas. Acerqué mi pene y le fui metiendo lentamente, mientras ella levantaba la cabeza, cerraba sus ojos y gemía nuevamente…
Ella es dentista y en verano pasa algunos días con su familia en una finca colindante a la nuestra, es unos cuantos años mayor que yo, pero siempre hubo afinidad y amistad.
Paso una semana y un sábado a las doce llamaron al interfono, era mi suegra. Afortunadamente Clara había quedado para comer con las del trabajo por un cumpleaños y se había ido a comprar un regalo.
Saqué mis libros y los puse sobre la mesa, la mire y ella me miraba de vez en cuando sonriéndome, la verdad es que era preciosa, perdonad pero aun no os la he descrito físicamente, tenia el pelo negro largo y algo ondulado, ojos castaños, bastante grandes, su figura estaba muy bien cuidada para sus 37 años, la verdad es que estaba muy buena, unos pechos impresionantes, bastante paraditos para su edad, una cintura estrecha, y una cintura y un culo bien puestos.
La presencia de ese joven albañil en su casa no le produjo en veces anteriores ninguna sensación, ver su torso desnudo esa mañana movió sus ganas de sexo, cuarenta y siete años, dos hijas ya adultas, se sentía sola, sabiendo que cuando salto el sello , sintió correr su sangre italiana caliente en sus arterías del deseo.
Mi maestra de Física que le calculaba unos 28 o 30 ya me tenía fichado a unos amigos y a mí porque en una ocasión en su laboratorio habíamos roto 3 matraces por andar echando "desmadre", cada vez que la maestra me veía mi perforación en el oído me decía que si era un vándalo o que, por lo que recurrí a portar un curita en mi oído para tapar la perforación.
Luego de un par de preguntas, reitero la acción de arrojarse sobre el escritorio, a lo que respondí diciéndole que me gustaba mucho lo que estaba viendo y quería que sean mías.
La sensación de sentir sus labios rodeando todo mi pene era increíble, me agarraba los huevos con una mano, mientras que con la otra me acariciaba el pecho, pero siempre con el pene en su boca.
Tomé la tarjeta sonriendo al ver su cara picara haciéndome recordar mi revolución hormonal de esa mañana, al llegar un viejo patio con un antiguo aljibe decorado con fina herrería , se erguía a la sombra de un árbol gigantesco, el parque enmarcaba la piscina donde Raquel estaba tomando sol , ella es una mujer de 28 años, a igual que Clara son de una belleza innata, cuerpo moldeado en ejercicios de yoga, con manejo de sus emociones, nos pusimos cómodas en nuestras bikinis y no pude contenerme de empezar nuevamente el relato del sueño
Una vez en el piso me dijo que fuese a uno de los cuartos de baño mientras ella iba al otro, me quité la ropa mojada y mientras secaba me enrollé una toalla a la cintura, ella llegó al poco rato para decirme que lo sentía pero que no tenía ninguna ropa para poder dejarme mientras se secaba la mía, en ese mismo instante yo salía del baño, de tal forma que chocamos uno con el otro, después de preguntarle si estaba bien y ante su proximidad, no pude evitar bajar la cara y darle un suave beso en el cuello.
Pasaron los días y Laura se adaptó muy bien a nosotros. Nos reíamos, contábamos chistes en doble sentido y lo que más nos gustaba era que todas las mañanas nos preparaba un café. Un día nos comentó que estaba de cumpleaños y decidimos hacer comprar algo para picar y algo para tomar.
Cuando acabó la visita fuimos juntos al hotel. A su habitación. Mientras estábamos sentados a la mesa y le explicaba sus dudas recorría su cuerpo con mi vista y cada vez me empalmaba más. Entonces para tomar no sé que nota se levantó hacia delante de tal manera que me presentó su culo delante de mi boca. Allí tenía su culo, redondo, dentro de ese pantalón que le marcaba todo.
Hacia tiempo que iba a esta playa nudista de la capital tinerfeña, solo para ver a una mujer de aproximadamente 45 años, muy bien de cuerpo, unas tetas blancas (se notaba que hacia poco que empezó a hacer nudismo) grandes y muy bien puesta para su edad, con unos pezones rosaditos, culo firme, chocho depiladito haciendo un triangulo con pelos.
Cuando estábamos dentro de la vivienda que me quería vender me dí cuenta que le había impactado y no dudé en tener sexo con ese atlético jóven
Cuando me quedé sola y decidí alquilar parte de la vivienda no podía imaginar que iba a despertarse nuevamente mi sexualidad con esos tres jóvenes.
Cuando estuve junto a la cama sentí que sus manos se deslizaban sobre mi cintura y que su verga se me apoyaba en las nalgas. Percibí el bulto, ya estaba en su máxima erección, no había vuelta atrás, me iba rendir ante esa pija parada en mi homenaje y dejé de lado mis escrúpulos y mi fidelidad y todo el resto.
La volví a subir en el mármol del lavabo y con sus piernas abiertas comencé a follármela mientras veía como sus tetas se movían arriba y abajo al compás de mi cintura. Lo conseguí, me estaba follando a mi compañera tetona. Qué gusto me daba.
Como mujer, de paso en esta maravillosa ciudad, aventurera y trabajadora, soñadora y austera, me iba acercando por la Avenida de Andalucía hasta ver la primera escultura, en forma de cobijo- asiento rodeada de muchas ramas de hierro y metal en forma de hojas de higuera o parra que me sirvieron de aposento durante un buen rato.
Su tía es una mujer madura por aquel entonces debería de tener 45 o 46 años casada, vivía en nuestro mismo edificio, no era alta mas bien bajita, algo rellenita, pechos chiquititos aunque no caídos a pesar de haber tenido dos hijos, y lo mejor un culo impresionante, grande como a mi me gustan, es decir era la típica mujer madura que a mi me encantan, y yo soñaba a veces con ella, haciéndome unos pajotes terribles.
Pocos segundos después, ante los admirados ojos de Jaime, el pezón de un pecho se exhibía fuera del escote. Esto no fue todo. Al seguir frotando, cada vez con más fuerza, también empezaba a salirle el otro. Jaime dejó de mirar con el rabillo para girar el cuello y observar con descaro. Pilar parecía estar ensimismada con su espalda.