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La dependienta

¿Cómo le quedan? En ese momento abrí la cortina. Póngase aquí que hay mas luz. "De cintura le quedan bien pero tal vez una talla mas", y llevando su mano al lado de mi paquete me dijo: "fíjese por aquí le tiran un poco" y cogiendo un poco de tela con dos dedos pero apoyando su mano en mi bulto dijo: "la pinza le queda un poco abierta", "póngase la talla 46", y volvió a correr la cortina, dejándola otra vez entreabierta.

Follando con mi profesora cachonda

Cuando se giraba y escribía en la pizarra todos mirábamos su pedazo de culo y decíamos cosas en voz alta para que se diera por aludida, pero ella se hacía la despistada y no decía nada. Un día yo le dije a un compañero que se estaba poniendo como los quicos ya que se sentó en la primera fila que está a menos de un metro de la pizarra.

La limpiadora

Vivo con mi madre de 70 años que además esta un poco imposibilitada, por esto todos los sábados recibimos la visita de una limpiadora que nos arregla la casa, ella tendrá unos cuarenta años como yo pero he de admitir que es un poco gordita pero también es verdad que esas son las mujeres que me ponen a cien y siempre que tengo dinero fresco busco en el periódico algún contacto sexual con este tipo de mujeres.

Que santo

Como era de esperar cuando le toco el turno a mis calzoncillos apareció un pene erecto y con su cabeza que parecía que iba a estallar de lo roja y brillante que estaba además se podía ver asomando unas gotas de liquido transparente y viscoso, dando una idea bien precisa de mi estado de excitación.

Madura en el avión

Esta historia comenzó en un avión, yo tenia que trabajar en la frontera de México con USA e iba en un vuelo rumbo a Las Vegas, al llegar a la sala de espera, ahí estaba una mujer madura, como de unos 40-45 años, iba vestida con un pantalón gris muy apretado, con unos tacones altos plateados y una blusa gris también, las tetas parecieran que se le iban a vomitar de la camisa, toda una delicia!

Una hermosa madura

Primero le di unos lengüetazos y luego le metí un dedo para prepararla, pero se adaptaba muy bien, así que no iba a haber problemas. Acerqué mi pene y le fui metiendo lentamente, mientras ella levantaba la cabeza, cerraba sus ojos y gemía nuevamente…