Últimos relatos eroticos:

Un día en la isla con mi ama

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Una vez adentro comencé a lamer sus pies, sus zapatos y tacones, luego la pierna, hasta llegar a sus partes íntimas donde me ordeno que parara. Mi ama se quitó la ropa y se colocó un traje de cuero que solo tapaba sus senos y su pubis. Seguidamente me ordeno colocarme de espalda tirado en el suelo, comenzó a caminar sobre mi cuerpo, luego me ordeno besar y lamer sus pies, mi excitación era máxima, pero mi ama no me dejaba que me tocara.

La historia secreta de una madre muy cachonda

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En un primer momento me asusté, pero abro despacio la puerta, y pude ver a escondidas que mi hijo menor, Néstor, se estaba masturbando. La escena me produjo un morbo increíble, por lo que me quedé escondida mirando como mi hijo se satisfacía sexualmente. Observé como con su mano sostenía un respetable miembro al que sacudía con cierta violencia, sentado en el borde del inodoro, con sus ojos cerrados apuntando al techo.

Le confieso a mi sacerdote que he follado con mi novio y me pone como penitencia repetirlo con él

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Yo hacía lo imposible por contener mi eyaculación cuando ella platicó que, para no hacerlo enojar, accedió a las caricias de rigor el besito en la boca, las caricias con las manos, pero que cada vez eran más atrevida, pues comenzó a pasar sus labios y lengua por el cuello y nuca, mientras sus manos lo mismo le daban ligeros apretones a sus pezones, que le masajeaba las nalgas y le hacía sentir su entrepierna, con un paquete bastante duro.