Mónica lo cogió y empezó a oler profundamente el perfume que emanaba, al tiempo que su vulva empezó a segregar gran cantidad de líquido. Se estaba poniendo realmente cachonda, por si eso fuera poco Susana había empezado a deleitarla con expertos movimientos de lengua en su conejito. Susana estiró un brazo y cogió algo de entre la ropa y se lo tendió. Eran unas bragas de seda, color crema, las palpó, sus pezones se endurecieron más aún; se acarició interponiendo las bragas entre su mano y su piel. Sus poros se iban abriendo al contacto de la suave tela mientras con la otra mano acariciaba el pelo de Susana y la atraía más hacia sí.
Las cosas se complican para los personajes que habitan en el dojo Tendo. Después de que el maestro Happosai desapareciera las mismas fuerzas que se lo llevaron les provocan enormes calenturas y extrañas alucinaciones sexuales.
A partir de esa tarde mi hermana se convirtió en mi obsesión. Mientras cenábamos, por la noche, me quedaba embobado mirándola, imaginando que esa misma boca que ahora veía engullendo la ensalada muy probablemente acababa de saborear hacía un rato el semen viscoso de su novio.
Sus habitantes gozaban de las piscinas públicas, centros recreativos y demás lugares de diversión y esparcimiento. Sin embargo, ese ambiente no estaba presente en la gran sala del Consejo del pueblo, los ahí reunidos tenían la cara larga y permanecían en sepulcral silencio, cuando la puerta se abrió todos esos ojos se fijaron en Soun Tendo, presidente del consejo ese año, quien de inmediato sintió el peso de todas las miradas sobre él.
Cuando llegue a mi estación salí del vagón, pero no miré hacia atrás pensando en lo tarde que era para llegar a casa. Al abordar el pasillo tan largo, comprobé que a pesar del día y la hora este estaba desierto, pero no le di más importancia y apreté el paso. Poco después oí a los chicos abordar el pasillo mientras silbaban y me decían algunas groserías, lo cual me alarmó y decidí apretar el paso.
Hasta que me sucedió esto, yo ya había tenido experiencias con chicos, no era una novata en el sexo, se puede decir que empecé muy pronto a interesarme por el tema (os prometo una historia sobre ello más adelante) incluso había un chico que aunque no lo consideraba como mi novio ya había estado con el varias veces.
Entré en el servicio, me acerqué a ella y esta me acarició el paquete por encima del pantalón. Sin pedirle permiso me agache y le pedí que empezara a mear. Quería tocarle el coño mientras sentaba se meado en mis manos.
Su mano masturbaba cada vez más rápidamente a mi tan excitada herramienta y se escapaba entre sus chasquidos bucales alguna que otra sonrisa de victoria. Mi semen escondido en mis testículos clamaba por escapar, al sentir tanto placer ante aquella felación, y ella seguía a mis pies envistiendo mi polla con sus mordiscos y lengüetazos.
Ella no se asusta por el tamaño de mi pene y continúa saboreándolo, llegando desde su base hasta la punta de su cabeza, la que muerde entre sus labios cerrados. Empujo con más fuerza, con la idea de llenarle la boca de semen y que se lo trague todo y siento que estoy acabando, que mi leche está por salir, que le voy a inundar la boca, que mis líquidos empiezan a buscar la salida.
Fuimos a cenar a un restaurant muy lujoso, durante la comida tomamos dos botellas de vino, que para mí acostumbrado a tomar no fue nada, pero ella estaba en un estado en el que era fácilmente manejable. A cada rato se le escapaban sus senos de la blusa y ella ni cuenta se daba, por lo que yo tenía que estar avisándole.