Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

Aquel inolvidable verano III

Aquel inolvidable verano III

Desde aquel día en la playa mi verano había cambiado por completo.

Seguía interesándome por Marta pero ella no me hacía el menor caso, por lo que mi atención se centró en mi prima Laura.

No teníamos muchos momentos en los que podíamos estar juntos.

Además mi abuela empezaba a sospechar algo, le había preguntado varias veces a que iba a mi habitación durante la siesta.

Ella le dijo que el armario de su habitación era pequeño y que no podía meter todo, por lo que los nikys los tenía en mi habitación.

Empecé a preocuparme, no tenía muchas ganas de dar ninguna explicación a nadie, y menos a mi abuela. Un día le comenté:

– Laura, la abuela cada vez nos vigila más, en la playa no nos quita ojo de lo que hacemos. Durante la siesta no deja que cierre la puerta, es mejor que no sigamos con nuestros juegos.

– El otro día en la playa me lo pasé muy bien, me gustaría repetir, pero ya no vamos solos a ninguna parte y tienes razón en que la abuela nos está vigilando muy de cerca. Esperaremos unos días, Vale!

Todo volvió a la normalidad, Laura seguía entrando a por las camisetas en la hora de la siesta, pero la cogía enseguida y se iba.

Un día vino con una minifalda muy corta y estando yo en la cama abrió la puerta de la armario para coger una camiseta, pero esta vez se agachó sin doblar las rodillas y pude ver su hermoso culo y coño pues no se había puesto las bragas.

Estuvo un rato con las pierna un poco abiertas para que pudiera ver con tranquilidad. Al salir me miró y me sonrió.

Otro día mientras se cambiaba el bañador en la playa se le abrió la toalla “accidentalmente” y pude ver sus hermosas tetas y el triángulo negro de la entrepierna.

Antes hacer estas exhibiciones se aseguraba que la abuela estaba en otro lugar y nadie se diese cuenta. Eran unos segundos muy emocionantes.

En otra siesta el que le preparó la sorpresa fui yo.

Estando yo en la cama me masturbe para tener mi polla bien parada y cuando entró a por el niky me quité las sábanas y se la enseñé. Ella se puso muy contenta y dándome las gracias se acercó me la besó, cogió la camiseta y se marchó.

Una mañana me llamó mi abuela:

– Jose, ya sabes que en el pueblo no hay academias. El otro día me comentó la madre de Esther que su hija había suspendido matemáticas y que necesitaría ayuda. He pensado que tu puedes ir todas las tardes una hora a ayudarle.

– No abuela, yo estoy de vacaciones, ya he estudiado durante todo el año ahora no me apetece seguir trabajando.

– Ya lo sé, pero tú ere un buen estudiante y seguro que le puedes ayudar. Además la madre de Esther me dijo que te pagaría algo.

– Pero va a ser un rollo, ¿a qué hora quiere que vaya?

– A las tardes, puedes elegir tú si después o durante la siesta. Además estoy pensando que al ser Laura y Esther de la misma edad tampoco le vendría mal que repasase las matemáticas.

La idea empezaba a gustarme, por fin podríamos estar solos, pero no podía ceder tan pronto.

– Eso si que es un rollo, ¿qué hago yocon estas dos? Y mientras mis amigos jugando a fútbol.

– Tu verás que es lo que quieres hacer, pero ya sabes que no sueles tener mucho dinero para gastar durante los fines de semana, y yo no te voy a dar más.

– Vale, ¿cuándo empezamos?

– Le llamaré esta tarde y podéis empezar mañana.

Al estar tanta gente en casa de mi abuela quedamos que iríamos a casa de Esther.

A la tarde siguiente fuimos Laura y yo con los libros de matemática. la casa estaba en las afueras del pueblo.

Era una villa de dos plantas que tenía piscina. A lo mejor cuando tuviéramos más confianza podríamos quedarnos a bañarnos.

En el primer piso estaba el salón, la cocina , el comedor y el dormitorio de los padres.

En el piso superior la habitación de Esther, la habitación de invitados y un estudio, que es donde nos juntábamos a estudiar.

Nos abrió la puerta la madre de Esther, una señora de unos cuarenta años muy sonriente y que agradeció de corazón la ayuda que le estaba dando. Nos llevó al salón y ahí estaba Esther con su padre.

Esther es más alta que Laura y está más desarrollada, no parecía que tuviese doce años.

Estaba vestida con un vestido minifalda negro con lunares blancos, que hacía resaltar más su hermosa figura.

Nos presentamos y sin más preámbulos nos fuimos al estudio. Estuvimos una hora sin descanso. La verdad es que le costaba mucho entender los diferentes problemas. Mi prima Laura comprendía con más facilidad y avanzaba con mayor rapidez

Así estuvimos durante una semana, al terminar la hora el padre de Esther nos llevaba al centro del pueblo en coche.

En los momentos que Esther hacía los deberes me fijaba en ella, era muy guapa y su sonrisa era preciosa. Las tetas se intuían muy bonitas debajo de los vestidos o nikys que se ponía.

Ella era muy aplicada y se esforzaba mucho a la hora de trabajar. Yo estaba contento con el trabajo, porque ahora ya podía gastar algo más durante los fines de semana.

Pero con mi prima no podía estar a solas, ya que el padre de Esther nos acercaba hasta el pueblo y nos juntábamos con los amigos.

Pero a la semana y media el plan cambió. Los padres de Esther empezaban a trabajar y ya no nos acercaban al pueblo, tendríamos que ir andando.

Su padre al ver que íbamos a perder bastante tiempo nos dijo que si quisiéramos nos podíamos bañar en la piscina, pero siempre después de acabar la tarea. Quedamos en llevar los trajes de baños al día siguiente.

La clase de matemáticas terminaron como era costumbre, y bajamos a la piscina. Yo me había cambiado el primero y ya estaba en el agua para cuando llegaron las dos chicas.

Laura trajo el bikini de su hermana que tanto me gustaba. Esther tenía un traje de baño blanco y dentro de él un cuerpo que quitaba el hipo.

Estuvimos durante dos horas en el agua, en las guerras que hicimos Esther se mostró muy tímida, pero mi prima y yo aprovechamos para tocar aquellas partes del cuerpo que más nos gustaban.

Al día siguiente, al terminar las clases de matemáticas Esther dijo que tenía que seguir estudiando biología, yo le dije que me iba a dar un baño y Laura se quedó con ella.

Al cambiarme me acerqué a la puerta para oír que es lo que decía. Estaban estudiando el aparato reproductor humano.

– Laura esta es la lección que más me gusta. Se muy bien todas las partes de los hombres y de las mujeres.

– Yo también la teoría me la se muy bien.

– Si pero la practica es otra cosa – contestó Esther- ya me gustaría que en vez de esos dibujos en el libro apareciesen algunas fotos.

– Siempre pasa lo mismo, lo que nos más nos interesa lo ponen con dibujos.

– Has visto a un chico desnudo alguna vez? – Preguntó Esther a Laura-

En este momento mi corazón dio un vuelco.

– No, contestó Laura manteniendo en secreto nuestros encuentros, pero ya me gustaría.

– Me he fijado en Jose, esta buenísimo. Además tienen un cuerpo de deportista, con muchos músculos.

– Ya, pero es mi primo. – le contestó con mucha decisión para que no tuviese ninguna duda.

Me fui a la piscina. Ese día no bajaron ellas a bañarse y como se hizo tarde nos fuimos mi prima y yo, mientras que caminábamos hacia el pueblo hablamos de lo que había escuchado.

– Antes he escuchado la conversación que teníais, gracias Laura por haber dicho que no habías visto a ningún chico desnudo.

– Hicimos un trato y me parece que iba a ser muy embarazoso el tener que dar explicaciones.

– La verdad es que Esther tiene el mismo problema que tenías tú.

– Te atreverías a quedarte desnudo delante de Esther?

– Me da corte, y además cómo voy a hacerlo?

– No te preocupes, que eso es cosa mía.

Al día siguiente al terminar la clase de matemáticas y cuando ya salía para la piscina Laura me llamó.

-Jose, ayer estuvimos repasando Biología y tenemos algunas dudas.

Esther puso cara de sorpresa pero no dijo nada. Sacaron los libros de biología y estuvimos un buen rato hablando sobre los órganos reproductores.

– Laura viendo que Esther no decía nada tomó la iniciativa. Señalando un dibujo dijo. Jose en la punta del pene hay como una rajita, pero aquí no se ve.

– Si, si quitas la piel se ve la punta que es más roja y hay como una rajita que es por donde meamos.

– ¡Estos libros son una mierda! ¡Con estos dibujos no voy a aprender nada!.- dijo Esther con decisión-.

– A mi me pasaba lo mismo, pero ¿qué se le va hacer?- contesté yo-.

– A mi me parece que podemos hacer algo – dijo Laura con cara de lujuria-

– ¿Qué? preguntó Esther inocentemente.

– Aquí estamos dos chicas y un chico, para que necesitamos dibujos si lo podemos ver al natural.

– No se, me da vergüenza, -dije yo disimulando-.

– Laura, yo estoy de acuerdo, pero no se lo tenemos que decir a nadie Vale! dijo Esther con decisión.

– Bueno, Jose, te animas? No vas a tener muchas oportunidad de ver a dos chicas tú solo!

– Vale! pero quien empieza?

– La duda era del cuerpo de los chicos, así que empiezas tú.

Las dos se levantaron de la silla y se apoyaron en la mesa para poder ver mejor.

Yo me puse en la mitad de la habitación, ya estaba muy excitado, y más viendo a las dos preciosidades que tenía delante. Empecé quitándome las zapatillas, luego el niky

Al llegar al pantalón las miradas de las dos chicas se fijaron para ver que es lo que iba a salir. Baje lentamente el pantalón y salió mi pene en todo su esplendor. Me acerqué a ellas y les enseñé la punta.

– Veis como es? A que se ve mejor que en el dibujo? Ahora os toca a vosotras.

Ahora era yo el que estaba apoyado en la mesa con el mástil bien preparado.

Empezaron por quitarse las camisetas quedando las dos en sujetador. Se lo soltaron la una a la otra y pude ver dos pares de tetas de lo mas apetecible.

Siguieron con los pantalones quedándose en bragas. Al bajárselas pude comprobar que Esther tenía un triángulo de pelos más pequeño y cuidado

– Tu tienes menos pelos Esther!

– Si, mi mama me los depila para que no se vean con el traje de baño.

– Me gusta mucho como es, pero quiero ver mejor vuestro aparato reproductor, – dije “con mucho interés científico”-.

Las dos se sentaron en las sillas y se abrieron de piernas.

Cada uno miraba a su centro de interés, yo a los labios rosados de aquellos dos chochos y ellas a mi pene que estaba como un mástil.

No podía creer lo que me estaba pasado, ante mi tenía a dos chicas muy buenas abiertas de piernas para que pudiera observarlas bien. Yo estaba muy excitado y comencé a masturbarme.

Ellas al ver que yo me masturbaba también empezaron a frotarse el sexo. En un principio con un dedo pero luego con toda la mano.

Cuando estuve a punto de eyacular, me di cuenta de que iba a ensuciar toda la habitación por lo que me fui al baño y eyacule en el lavabo.

Al volver estaban ellas acariciándose, cada uno a si misma. Yo me acerqué para poder ver mejor cuando escuché el ruido del motor.

Regresaron los padres de Esther. Corriendo me puse el traje de baño y ellas se vistieron. Me dirigía a la piscina cuando entraron en la casa.

– Hola Jose, hoy hemos salido antes de la oficina.

– Pues nosotros hemos terminado las clases de matemáticas y ahora se han quedado repasando biología. Yo mientras iba a darme un baño en la piscina.

– ¿Crees que aprobará en septiembre?

– Estudia con mucho interés, va por buen camino.

Con la conversación que di a los padres las dos chicas tuvieron tiempo de vestirse y una vez ordenada la habitación bajar al piso de abajo.

– Hola, papa, mama. Dijo Esther. Habéis venido muy pronto.

– Si, además tenemos muchas ganas de bañarnos. Dejar de estudiar y nos bañamos todos juntos.

No se dieron cuenta de lo que había pasado y al anochecer el padre nos llevó a la casa de mi abuela.

Al día siguiente Laura se tuvo que quedar a ayudar a la abuela, por lo que fui yo solo a casa de Esther.

– Buenas tardes, dije al entrar en la casa.

– Menuda escapada tuvimos ayer, casi nos cogen desnudos a los tres. Hoy no viene Laura?

– No, ha tenido que quedarse a ayudar a la abuela.

– Bien subimos al estudio y comenzamos?

– Vale!

Al ir ella por delante me pude fijar del hermoso culo que tenía. En las escaleras se le veían las piernas pero por más que lo intenté no le pude ver las bragas.

– Hoy en vez de matemáticas podríamos empezar con biología. Ayer me quedé con ganas de saber algo más.

Me quede con la boca abierta. No creía que iba a entrarme así. Me mostré de acuerdo y le pregunté que es lo que quería saber.

– Vámonos a mi habitación que estaremos más tranquilos.

Al entrar me preguntó.

– Estarías dispuesto a enseñármela otra vez.

– Si pero esta vez serás tu la que me desnudes.

Me puse delante de ella, me ordenó que levantara las manos y me quitó el niky. Al soltar la bragueta del pantalón aprovechó para tocar mi polla encima del calzoncillo.

Yo no dije nada. Ya sólo quedaba el calzoncillo. Lo bajó muy lentamente y quedé totalmente desnudo delante de ella.

– Ayer vi como te masturbabas, pero me parece que os gusta más que os masturbe una chica. Diciendo esto cogió la polla con la mano y empezó a masturbarme.

Yo para entonces ya tenía una de mis manos en sus tetas y la otra debajo de la falda en la húmeda entrepierna.

– Si sigues así voy a eyacular enseguida, para un poco y desnúdate que yo también quiero verte.

Se quitó el vestido y quedo sólo con las braguitas. Se las bajó y pude volver a ver aquel hermoso cuerpo.

– Yo también te ayudaré a masturbarte. Nos tumbamos en la cama. Ella con las piernas bien abiertas y yo con la polla bien dura. Así estuvimos un rato hasta que empecé a chuparle los pezones, que estaban ya muy duros. Ella dejó de masturbarme y yo continué bajando hasta la entrepierna para poder besar esos labios rojos e hinchados que tenía. Al tocar el clítoris con la lengua ella dio un salto de placer.

Estuve un buen rato chupando hasta que un gritito acompañado de un gran temblor en todo su cuerpo me dijo que había tenido un orgasmo.

Se quedo medio dormida en la cama.

– No pensaba que podría pasármelo tan bien, ha sido un placer muy bueno.

– Si pero a mi también me gustaría que me la chupases un poquito.

– No me atrevo, no lo he hecho nunca, no se como hacerlo.

– Piensa que es un chupete y verás como te gusta.

– Se puso a de rodillas en la cama, se metió la polla en la boca y empezó una mamada impresionante.

– Cuando estuve a punto de explotar, le avisé, saco su boca y puso un pañuelo para que no manchara nada. Yo me retorcía de placer.

Esa tarde no dimos más clases.

Al día siguiente fuimos otra vez Laura y yo. Nos recibió en traje de baño.

– Hoy hacemos al revés, primero nos bañamos y luego estudiamos.

Nos pareció buena idea. Laura y yo nos cambiamos en la misma habitación mientras que Esther me miraba con mucho interés.

– Hoy la tienes más pequeña. A mi me gusta más cuando está dura y grande.

– Esther -dijo Laura- . Me gusta mucho cómo tienes arreglado el pelo de ahí abajo. ¿Me ayudarías a depilármelo?

– Yo tengo todo el material pero siempre me ha depilado mama.

– Yo me afeito todos los días, si te atreves puedo hacerlo yo.

– Vale! pero con cuidado.

Dicho esto Esther fue al cuarto de baño y trajo la espuma y la cuchilla. Puso una toalla encima de la cama y le invitó a que se tumbara.

Allí estaba con las piernas abiertas de par en par y yo untándole espuma. Aproveché para pasarle el dedo por la raja y así lograr un suspiro de placer.

Para ser el primer coño que depilaba no había quedado tan mal. Le dejé un triángulo más pequeño y mucho más sexi que el que tenía antes. Al terminar le limpié con la toalla.

Laura estaba mirándose al espejo y quedó muy satisfecha con el trabajo realizado. Esther de mientras le explicaba la clase práctica del día anterior, y como casi manchamos toda la habitación.

– No es necesario manchar la habitación. Si te tragas todo lo leche ya no salpica nada.- Le dijo Laura-

– Yo me lo pasé muy bien pero me daba asco.

– Es muy bueno, prueba y ya verás!

Dicho esto se bajó las dos tiras del traje de baño dejando al descubierto las tetas, y siguió hasta quedar totalmente desnuda. Yo para entonces ya estaba totalmente empalmado.

– Esther, me dejas que te chupe yo? Nunca lo he hecho.

– Vale pero yo mientras tanto se la chupo a Jose.

Laura se tumbó en el suelo boca arriba con la cara entre las piernas de Esther, que estaba de rodillas junto a mi con la polla en la boca.

Yo de pie mirando todo el espectáculo.

Cada uno empezó con su trabajo y para entonces Laura tenía una mano en su entrepierna.

Yo cerré los ojos y esta vez no le avisé que me corría. Esther se lo tragó todo y no desperdició nada.

Al llegar los tres al orgasmo nos tumbamos y quedamos dormidos.

Esa tarde tampoco estudiamos nada, pero aprendimos muchísimo.

Las siguientes tardes continuamos con nuestras clase prácticas de biología y teóricas de matemáticas.

En Septiembre Esther aprobó con nota las dos asignaturas que le quedaban.

Mi abuela se fue a vivir a la ciudad con mis tíos y no volvimos más a veranear al pueblo, pero nunca podré olvidar esos veranos tan intensos

Continúa la serie << Aquel inolvidable verano II

Otros relatos eróticos de Juan carretero2:

¿Qué te ha parecido el relato?


Descubre más desde relatos.cam

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo