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El vagabundo y su dama II

¡Bufff! Quédate así me dijo, apoyando su polla y huevos en mi culo, empezando a subirme la cazadora y camiseta haciéndome estirar los brazos sobre la mesa, y que ambas prendas dejasen mi espalda y torso al descubierto. ¡Ay que bueno estás! ¡ooohhh que culito! Decía restregando su polla y huevos por mi culo, mientras besaba mi espalda y mordía mi nuca.

El vagabundo y su dama I

Yo me quedé embobado mirando para su polla cómo meaba. Joder menudo rabo tenía el vagabundo, sí que era larga la polla que se gastaba. Cuando levanté la vista hacia su cara, él estaba viendo cómo yo miraba y no sacaba los ojos de su verga.

Me llevó a un vagón del tren

Yo solo pude reaccionar llevando mi mano a aquella hinchada polla que me tenía hipnotizado, y agarrarla con mi mano acariciándola. Mientras él, buscó mi hoyito con su dedo, cuando lo encontró, presionó el esfínter, haciendo que su dedo entrara en mi culo. ¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí al entrar el dedo en mi culo. Calla maricón, no grites tanto que nos pueden escuchar, me dijo sin sacar el dedo de mi culo.

El viejo de la estación me lleva a su casa

No se le pasó desapercibido al viejo, mi estado de empalme y la calentura que llevaba encima. Joder cómo estás, andas bien salido me decía, acariciándome la polla y huevos a la vez que me estrujaba los cachetes del culo. Si quieres luego vamos y te llevo a mi casa, que me gustaría meterte en mi cama y quitarte esta calentura. Bu bueno le dije tartamudeando, pero déjame mear que así no puedo hacerlo.

En el barco atracado al muelle me rompen el culo I

Entramos ambos en el aseo, y como uno de los urinarios estaba atascado, no me quedó más remedio que esperar a que él terminara de mear, para luego hacerlo yo. Cuando saqué la polla y me disponía mear, el chabolista, me agarró la polla y huevos, diciéndome que tenía ganas de darme por el culo. Que te parece, me decía meneándome la polla y acariciándome los huevos, a la vez que con la otra mano me acariciaba y sobaba el culo.

Andrei el rumano IV: El curita me vuelve dar por el culo

Hacía unos días que había ido con Andrei, el rumano, a la casa que tiene el cura pegada justo detrás de la iglesia, y había sido follado por ambos. Ese día al pasar por debajo del viaducto, para ir hasta el puerto, no vi allí aparcado el monovolumen de Andrei. Al ir con prisas, no me paré a echar una ojeada, por si lo había cambiado de sitio; lo haría a la vuelta; y es que ya deseaba volver a ser follado por aquel guapo rumano, que tan ricamente me daba por el culo,

Andrei el rumano III

Apoyó la mano sobre mis hombros, bajándola suavemente por mi espalda, hasta llegar a mi culo. Ahí la dejó y muy disimuladamente me acariciaba diciéndonos que pasáramos, y que nos sentáramos en el sofá que allí había.

Andrei el rumano II

Hacía unos días que, al salir del bingo de 4 caminos, en la ciudad de La Coruña, ciudad donde vivo, al irme para casa tuve que parar justo debajo del viaducto a causa de la tromba de agua que ese día estaba cayendo. Estando esperando a que amainara un poco la lluvia, había salido de un monovolumen que había allí aparcado, un joven rumano, Andrei, se llamaba, con el que había estado follando; bueno más bien me había dado por el culo, y por cierto que me había dejado bien satisfecho.

Chingado otra vez por el gitano

El miércoles cuando llegué por la mañana y coincidimos en los vestuarios, estaba el gitano empezando a cambiarse de ropa. Cuando estuvo completamente desnudo, vi que tenía la polla totalmente empalmada. Se giró hacia mí, y mostrándome la verga, me dijo: Mira cómo me tienes payo. ¡Dios! Aquella visión hizo que me relamiera. Pasé la lengua por los labios, sin quitar la vista de aquella verga que me mostraba el gitano. En un instante me había puesto caliente a tope. La polla se me puso tiesa al momento, y el culo me temblaba, si llegamos a estar en otro sitio, me hubiera agachado y llevaría aquel manjar a mi boca.

Follado por el gitano y sus colegas

Yo me estaba duchando en una de las 2 duchas que teníamos para los eventuales, cuando llegaron ellos. Los 2 colegas del gitano se metieron en la que estaba libre, y el gitano se metió en la que estaba yo. Deja que me remoje payo, mientras te enjabonas, me dijo metiéndose en la ducha que yo estaba.

En la casa abandonada me dio por el culo

Al verme salir de entre los vehículos, y venir de aquella zona apartada y oscura, supuso que andaba buscando algo, o de hacer algo; y había supuesto bien. Nos miramos a los ojos, él se quedó parado viendo lo que hacía. Yo reaccioné volviendo atrás, y volver a donde había estado meando. Volví a desabrocharme el pantalón y cinturón, y ponerme a hacer que estaba meando, y de reojo, mirando si aquel hombre venía hasta allí. Lo vi acercarse

El moro me hizo suyo III

Jabibi, se retorcía de gusto y desesperaba por no poder emitir sonidos que nos pudieran delatar. No aguantó más y me levantó por las axilas, dándome la vuelta y colocar mis manos sobre la pared. Me sujetó por las caderas, haciendo que me inclinara un poco, y sacara un poco el culo para dejárselo a su alcance.

El moro me hizo suyo II

Cuando nos vestimos con la ropa de trabajo, el moro solo se puso los calcetines, el buzo, y las botas de agua. O sea que debajo del buzo, iba totalmente en pelotas. Yo iba igual que él, solo que llevaba puesto un slip. Cuando me vio ponerme el slip, acariciándome el culo, me dijo, va a ser mejor que no lo pongas, mi amor, así no me darás tanto trabajo el tener que estar sacándote el slip, cuando quiera follarte.

El moro me hizo suyo I

Mientras iba hablando, me iba frotando la mano por la espalda, hasta llegar a mi culo y pasar la mano por todo el canal. Se paró en el ano e intentaba meter un dedo. Di un respingo, ¡eh! ¿Qué haces? Le dije mirando a la cara. Cuando me giré hacia él, ya lo vi desnudo y una erección en sus calzoncillos de campeonato. Mira cómo me has puesto, me decía mientras me sujetaba la mano y la llevaba a su entrepierna. Yo, yo no he hecho nada, le dije. Solo me he desvestido para ducharme e irme a dormir.