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Mi vecina I

Comencé a masajearle los pechos como imaginaba, eran grandes, pero yo quería sentir su piel y le insinué que se quitase la camisa, se la quitó y puede ver aquellos espléndidos pechos, grandes, la piel tersa y sus pezones grandes y duros de un color moreno. Quería y necesitaba probarlos y sin mediar palabra me acerqué a ellos lentamente y fui saboreándolos uno a uno y su olor era dulce y cálido, pasaba mi lengua por el exterior y haciendo un recorrido con mi saliva