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El probador II

El probador II

Quiero agradecer todos los comentarios que recibí y pido disculpas si no respondí a todos.

Como le conté en el relato anterior todo lo que paso en “El probador” marcó un hecho muy importante en mi vida, pero no quedó todo así.

Días después de haberme comprado el bañador nos dispusimos a ir toda mi familia a la playa.

Esta se conforma de mi padre Hugo, mi madre Graciela y mi hermana Eugenia de 20 años.

Subimos al coche y nos fuimos a una playa que queda a unos 70 Kilómetros de donde vivimos.

Cuando íbamos en el auto mi madre le habla a mi padre:

– Viste Hugo el bañador que se compró Juanse – y me mira con una sonrisa.

– No, no la vi. Le gusto lo que compro. –

– Yo creo que si, aunque le costó mucho elegirla porque la verdad tardo bastante. – dijo mi madre.

Todo transcurría con normalidad. Llegamos, nos instalamos en la casa en la playa, cada uno tenía una habitación ya que la casa era inmensa. Como era el mediodía almorzamos algo y nos dispusimos a bajar a la playa.

– Me voy a dormir la siesta porque el viaje me canso mucho – dijo mi padre

– Yo también – dijo mi hermana.

Mama se fue a cambiar indicandome que me ponga mi bañador. Estando ya en la playa los dos solos mamá comienza a ponerse bronceador en todo su cuerpo. Yo no paraba de mirarla y me dice:

– ¿Qué te pasa cariño? –

– Nada, mamá, ¿por qué? –

– Es que me estas mirando de una manera, que parece que nunca me hayas visto ponerme bronceador. –

– Sí, mamá, sí te he visto –

– Entonces ¿que te pasa?¿Quieres ayudarme? ¿te gustaría ponermelo tu? –

– Sí, mamá, me gustaría mucho –

le hecho algunas gotas en la espalda y le refriego el bronceador por toda ella. Me gusta la idea de tocar un cuerpo de una mujer aunque fuese mi madre.

– ¡Oye cariño! –

– Dime, mamá –

– ¿Por qué tiemblas tanto? –

– No sé, mamá, estoy nervioso –

– Venga, pues no te pongas nervioso, que no pasa nada, tranquilízate, ¿de acuerdo? –

– Sí. –

Yo sigo con la tarea y eso me excita sobremanera. Trato de no mostrar la erección que tenía pero me era imposible, ya que se notaba mucho. Mi madre levanta un poco la cabeza y por sobre su brazo me mira, dandose cuenta que estaba a mil.

– ¿hay alguna parejita en el probador de al lado? –

– ¿por que? –

– porque estas como cuando estábamos en el probador, re-excitado. –

– lo que pasa es que te ves divina y no puedo dejar de pensar lo que paso el otro día –

– ¿estas arrepentido de lo que hicimos? –

– no para nada lo que pasa es que me gusto mucho y me da vuelta por la cabeza –

– bueno no te pongas mal que en cualquier momento mami te va a recompensar por pasarme bronceador –

Después de cenar me fui recostarme a mi recamara, ya me estaba durmiendome cuando escuchó el ronquido de mi padre. Miro el reloj y marcan las tres de la madrugada.

Trato de conciliar el sueño cuando escucho unos pasos que se acercan a mi habitación. Me extrañó mucho porque donde duermo se encuentra al final del pasillo y para ese lado queda solo mi habitación. A los pocos minutos escucho mi nombre:

– Juanse estas dormido –

Sin contestar me doy vuelta para el lado de la puerta y veo a mamá con una bata que le llega hasta las rodillas, estaba fascinante, se veía su silueta radiante y emanaba un aroma que desde la cama se podía apreciar.

– creo que es hora de la recompensa – dice mamá acercandoce a mi cama.

Se sienta a mi lado, me sonríe y se inclina para besarme en la boca.

Nos empezamos a besar de una forma frenética sintiendo como con su mano encontraba mi verga, fui abriendo su bata y sus hermosas tetas quedaron libres, empecé a mamarselas, pasaba mi lengua por sus pezones, los mordía, los chupaba y ella gemía del placer, quite la bata por completo.

Empecé a recorrer todo su cuerpo con mi lengua, no sabia lo que hacia pero eran sus manos las que tenía en mi cabeza que me guiaban hasta su tupido triángulo, mis dedos seguían dándole masaje a sus pezones, ya no daba más se estaba corriendo de gusto y me decía:

– metemela, cojeme, quiero sentir tu verga

Me tomo de mi mano e hizo que me subiera arriba de ella, me acomode y agarro mi verga para ponerla entre sus labios vaginales y ella de un fuerte empujón hizo que llegara al fondo, dio un gemido del placer al sentirse penetrada, nuestra excitación era mayúscula por lo que nuestros movimientos eran frenéticos, gemíamos tapandonos nuestras bocas entre si para que ni mi padre, ni mi hermana escucharan algo.

Esto era lo máximo no podía creer lo que estaba viviendo, pero lo mejor todavía no llegaba.

– tuyo, tuyo susurraba al tiempo que su cuerpo se convulsionaba, sentí una gran cantidad de líquido bañaba mi verga, pensé que se había orinado, luego supe que eso era un orgasmo.

– que placer me das Juanse seguí moviendote, pero avisame cuando te falte poco.

Aceleré el movimiento, mi miembro estaba realmente duro y enorme, así que le avise

– mamá estoy por acabar –

acaba en mi cara. Dame tu lechita como la primera vez –

Se la saco y ella toma mi verga con su mano, yo sentía las primeras señales de mi orgasmo. Se lo hice saber:

– Voy acabar Maaaami –

– si damela toda aquí en la cara, en la boca. Quiero tragar todo tu semen –

Ella aceleró su sube y baja, se notaba que quería hacer un buen trabajo porque se veía que lo hacía con mucho entusiasmo.

– No aguanto más –

– Si no esperes, dale todo a mami. –

– Si, ahí va mama ahí vaaaaaaaaaa!!!!!!!!! –

Yo me arqueaba del gusto lanzando los chorros de semen por toda la cara de mamá, ella seguía meneándola hasta sacar a ultima gota de mi leche.

Se veía de maravilla, era para sacarle una foto. Se pasaba la lengua por toda la parte que llegaba de su cara, capturando lo que le cayó fuera de su boca.

– que hermoso que fue, esto es muy sabroso. – diciendo eso recogió los restos de semen que le quedaron en su cara con los dedos y se los lleva a su boca, luego empieza a limpiar mi verga hasta dejarla brillante por su saliva.

– Bueno hijo, no te puedes quejar por la recompensa que tuviste –

– No mami, siempre y cuando me dejes seguir haciendo favores para que luego me recompenses. –

– Si pero nadie tiene que enterarce –

– Ok será nuestro secreto –

Veo que mi madre se levanta, se pone la bata y me da un beso en los labio que lo voy a recordar toda mi vida.

Continuará…

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