Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

El Pana I

El Pana I

Después de un viaje de una de mis parejas (vivimos en trío) a USA, de donde trajo un nuevo quemador de cd’s para la computadora, le pedí a mi mejor amigo de infancia, que viniera a instalarlo a la casa. Aunque Andrew no era gay, era de mentalidad muy amplia y pensé que sería un buen momento para que supiera un poco más de mí vida actual, tal como soy y con quién vivo. Tenemos la misma edad, 25 años, y aunque él es moreno y con facciones finas (1.75, 70kgs), y yo muy blanco (1.75,74kgs), nos han tomado como hermanos porque siempre desde pequeños estuvimos muy unidos. Mis amantes por su parte, son ambos mayores de cuarenta con buenos cuerpos y bastante atractivos (1.82, 80kgs y 1.77, 75kgs respectivamente).

El sábado en la noche se vino a trabajar en mi computador y compramos unas cervezas para hacerlo con mas calma y a manera de reunión social. Lo que para él se toma un máximo de una hora de trabajo, se alargó entre charlas y juegos a casi 6 horas. De hecho, mis parejas se retiraron a dormir mientras Andrew y yo nos quedamos bebiendo y hablando. No sé cómo pasó pero de pronto nos sentimos muy relajados, (asumo que por los efectos del alcohol), y nos recostamos en el cuarto en el cual él dormiría, donde un roce llevó a una caricia y luego a besarnos en la boca por primera vez en nuestras vidas. A medida que nuestras lenguas se entrelazaban, se iba encendiendo de manera rápida nuestra pasión, sentía como dejaba de ver a un amigo, para convertirlo en un objeto de deseo. Mi güevo quería reventar mi pantalón y podía ver que a él le pasaba lo mismo. Empezamos a desnudarnos casi arrancándonos la ropa hasta que nuestras pieles desnudas empezaron a sentirse. La excitación de ambos era tal que tuvimos que disminuir nuestro ritmo para no venirnos mientras nos tocábamos. Como yo era el más experimentado busqué su verga para mamársela, lo que le produjo algo de sorpresa ya que me decía que nunca lo habían hecho como yo lo hacía. Empezó a guiar mi cabeza con sus manos, mientras me cogía la boca. Busqué la posición 69 pero en lugar de mamar mi güevo, fue directo a mi culo y me dijo que lo haría como si mamara una cuca. Los dos estábamos en la gloria, él diciéndome que mi cuquita pedía más y yo tratando de no ahogarme con sus embestidas. No sé con qué agilidad se puso detrás de mí, sacó un condón, se lo puso y empezó a introducírmelo. Yo empujaba mi “cuquita” hacia él para tenerlo todo dentro de mí, (le mediría unos 18 cm.). Mi culo cedió y entró todo de una vez, haciéndome gritar de dolor y placer. Tirábamos como si hubiésemos esperado todo el tiempo desde que nos conocemos para hacerlo. Me decía en medio del desenfreno que le encantaba que su amigo se hubiera convertido en una putica. Parecían ganas reprimidas de ambos mientras golpeaba mi culo con su cuerpo en cada embestida. Sentía que no podía más y aparentemente él tampoco, ya que aceleró sus movimientos hasta que ambos explotamos al unísono. Él dentro de mí donde sentía su leche caliente pese al condón.

Al levantar la cabeza vi parado junto a la cama a Héctor, una de mis parejas, quién sólo se dio media vuelta y subió a la habitación con Domingo. Yo corrí así como estaba dejando a Andrew en la cama sin darle ninguna explicación. Al llegar al cuarto con mis amigos me les abalancé buscando sus bocas y sus cuerpos, tratando de ser perdonado. A pesar de haber acabado, quería que me penetraran para sentir no perderlos. Pero ellos de verdad me iban a “castigar”, me empezaron a dar nalgadas hasta que sentí mi trasero arder pero mi culo pedía más de ellos. Siguieron con su “castigo” y me colocaron las pinzas en mis pezones, que empezaron a pararse a medida que halaban la cadenita que los unía. Héctor me cogió de una vez, me penetró con rabia y me hacía daño. No me importaba, yo era de ellos y debían tenerme donde y como desearan. Me cogía tan fuerte y con tanta furia que no podía evitar gritar, entonces busqué la boca de Domingo, quién comenzó a besarme para ahogar mis gemidos mientras continuaban con la presión en mis tetillas. Sólo quería complacerlos y que me perdonaran el momento de debilidad. Busqué el güevo de Domingo y comencé a mamarlo, me cogían por los dos extremos y me sentía feliz. Levanté la vista y observé que Héctor le pedía a Andrew quien nos observaba, que tomara su lugar (no quería que mi amigo interviniera en este momento con mis amantes, pero no estaba en posición de negarme a nada). Andrew se puso el condón y empezó a cogerme de nuevo mientras Héctor se ponía otro para intentarlo con Andrew, lo que le costó un poco ya que era virgen. Una vez que lo tuvo adentro y pese al dolor de mi amigo por haber sido desvirgado, sincronizamos nuestros movimientos hasta que sentí que era cogido con la fuerza de dos hombres en mi culo. Mis amantes reventaron de placer, uno en mi boca y el otro dentro de Andrew, mientras mi amigo hacía otro tanto dentro de mi maltratado culo.

Nos tiramos en la cama y Andrew discretamente se fue al cuarto de abajo para dejarnos solos. No hubo reclamos ni ningún tipo de comentario, me dormí entre los dos, sintiéndolos míos.

A la mañana siguiente cuando fui a dejar a Andrew, hablamos y me dijo que olvidara lo que había sucedido y que quería que siguiéramos siendo amigos, como hermanos. Esto me agradó ya que no quería lastimar a mis amantes por nada del mundo. Así que quedamos en reunirnos el martes para hablar y que me acompañara al aeropuerto ya que debía viajar por cuestiones familiares.

El viaje a San Cristóbal me tomó dos días menos de lo previsto y regresé corriendo a casa para darles una sorpresa a Héctor y Domingo. Cuando abrí la puerta y me dirigí a la habitación, Andrew estaba tirando con ellos. Era cogido por Domingo mientras mamaba el culo de Héctor. Estaban tan concentrados que cuando me vieron sólo Andrew atinó a decir algo y me invitó a compartir con ellos. Me negué y salí molesto de la habitación con lágrimas en los ojos puesto que me sentía traicionado por los tres. Mis parejas salieron rápido detrás de mí y me explicaron que todo se había dado de forma natural y sólo ese día, ya que desde mi partida habían compartido los tres, y sólo hasta ahora algo había pasado. Empezaron con caricias y terminamos tirando los 4, Andrew y Domingo se acostaron boca arriba con sus culos juntos, al igual que sus güevos los cuales iban a ser introducidos simultáneamente en mi culo, mi amigo se puso su condón y comenzó a metermelo con desesperación, luego que entró, (de un solo empujón), y antes de recuperarme del dolor, Domingo empezó a ponerse en posición y Andrew a ayudarlo hasta que lograron su objetivo. Sentía que me ahogaba con los dos güevos llegando hasta mi próstata. Mi amigo por otro lado le pidió a Héctor que le cogiera su boca, lo que ya hacía como un maestro para satisfacción de mi amante. Empecé a cabalgar pese a que aún no había ensanchado todo, cuando lo hice, pude moverme con más intensidad lo que propició que no tardáramos mucho en acabar, yo explotando debido a la presión, Andrew y Domingo dentro de mi culo (el semen de mi amante salió sin poderlo evitar) y Héctor en la boca de mi amigo quien no dejo escapar ni una gota.

Mientras nos relajábamos después de tirar, hablamos de qué tipo de relación tendríamos los 4 y nos quedó claro a todos que el trío era lo que queríamos, permitiendo una cuarta persona cuando los tres estuviéramos de acuerdo. Andrew era siempre bienvenido pero en lo sexual sería siempre con los tres y no a espaldas de ninguno. Así mi pana comenzó a ir más a la casa y ayudaba en todo, por lo general cocinaba, lavaba los platos, limpiaba y compartía todo su conocimiento de computación con nosotros, en especial con mis amantes. Francamente su presencia diaria nos quitaba intimidad y sentía que llenaba espacios que se suponía eran míos.

Una noche después de trabajar en la computadora, nos quedamos dormidos Andrew y yo, cuando me desperté estaba siendo penetrado por mi amigo, es más, casi no podía ni resistirme, le dije que deberíamos buscar a Héctor y Domingo, pero me dijo que ya había tenido sexo con ellos minutos antes y ahora me tocaba a mí. Entre el despertarme y lo confundido que estaba por el hecho de no haber participado con mis amantes, fui prácticamente violado, solo quería que Andrew terminara de disfrutar mi culo para correr y ver si era cierto lo que me había dicho. Volteado boca abajo mis gemidos eran acallados por la almohada. Me cogió como por 10 minutos que se me hicieron interminables, hasta que de una sola embestida acabó y descargó todo su semen dentro de mí. Sentía como si me hubieran puesto brazas en el culo ya que usó saliva como lubricante. Apenas me sacó su güevo corrí a la habitación donde increpé a mis amantes y comprobé que era verdad.

De repente un solo pensamiento vino a mí: Mi amigo y pana del alma se quería quedar con lo mío, (mis parejas, mi casa, etc.) y dejarme fuera. Fui y lo confronté. Al principio se negó pero luego admitió que sólo quería a Héctor y que yo me podía quedar con Domingo. Ni siquiera le contesté, no lo conocía, parecía un extraño para mí. Me dirigí a la habitación y cerré la puerta con llave, me acosté al lado de mis parejas y comencé a buscarlos. Me arrodillé y mamé simultáneamente a ambos. Una vez que estaban bien excitados, me senté sobre Héctor mientras Domingo se levantaba y me cogía la boca. Me entregué de tal manera que estuvimos intercambiando posiciones por más de dos horas. Hicimos el amor intensamente como siempre, hasta que acabamos sobre Domingo. Acto seguido procedí a limpiarlo con mi boca y lengua. Nos acostamos y nos quedamos dormidos abrazados hasta la mañana siguiente.

Al levantarme y salir del cuarto me dirigí donde Andrew, dormía, lo desperté y le pedí que saliera de la casa a la brevedad posible (15 minutos). No le di ni tiempo a bañarse ni desayunar. No se merecía ninguna consideración de mi parte.

Aunque nos veamos de nuevo (cosa que dudo), no volverá a pisar mi casa, ni por supuesto tirar con mis amantes porque como dicen amigo es el ratón del queso…

¿Qué te ha parecido el relato?


Descubre más desde relatos.cam

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo