Este es el relato que un lector me pidió que escribiera, de cómo desvirgó e hizo suyo a un jovencito vecino, preñándolo por primera vez en su debut en el sexo.
Sabía que aquel jovencito andaría caliente, con ganas de sexo y solo era cuestión de darle un pequeño empujoncito. Había visto unas casas abandonadas a medio derruir cuando lo seguía, y allí era a donde lo iba a llevar si aquel jovencito decidía seguirlo.
Por aquel entonces contaba 19 años, iba al instituto Eusebio da Guarda, eran clases para adultos, muchas veces en lugar de acudir a clase, lataba, otros llamaréis hacer pellas, en fin, la cosa es no acudir a clase. Lo que hacía era ir por La Coruña a beber, fumar, jugar al ajedrez, en fin, ir de rumba todo el día, hasta que llegaba la noche que era cuando me iba a la estación de autobuses para coger el coche de línea e irme para mi casa.
Al fijarme más en él, pude apreciar que me estaba haciendo señas y bufff, el cabrón tenía la polla de fuera, menuda tranca que se le podía apreciar, era bien larga y ya la tenía bien tiesa, se la estaba acariciando con la mano a la vez que la exhibía para que se la pudiera apreciar.
Me llamo Miguel ángel, soy gay, aunque en mi familia no saben nada de mis gustos sexuales, o al menos eso creo. Estando de visita en Bogotá, acudí a una sala gay, donde además de sauna, cuarto oscuro, etc. Aquel día había un espectáculo de estriptis, del que fui algo más que un simple espectador.
Había subido al vehículo del amigo del tabernero, se había ofrecido a llevarme después de haberme follado junto a su amigo, y ahora después de dudar un poco, había aceptado a ir con él a su casa. Me había invitado a beber algo y pasar un buen rato junto a él.
Que, cuanto tiempo sin venir por aquí, ¿eh? Me decía echando su mano a mi entrepierna, empezando a palparme la polla y genitales, a la vez que me preguntaba si ya no me gustaba fumar puritos. Que, cuanto tiempo sin venir por aquí, ¿eh? Me decía echando su mano a mi entrepierna, empezando a palparme la polla y genitales, a la vez que me preguntaba si ya no me gustaba fumar puritos.
Espera un momentito que estoy apurado, me decía metiéndose en el aseo. Vi cómo entraba todo apurado al aseo, a la vez que se iba levantando el pequeño mandil que llevaba puesto por encima del pantalón.
Los nervios me podían, el chaval estaba allí de pie y me dijo “¿quieres rabo?” Mientras se sobaba su paquete por encima del pantalón. Yo, sin poder decir ni media palabra, sólo me agaché y le empecé a sobar el paquete.
Aquel día de sol, fui como en muchas ocasiones a pasear por las dunas, iba como siempre buscando quien me diera una buena follada. Allí fue donde empecé a tener encuentros con hombres, al principio solo fueron mamadas y poder ver y disfrutar de otros cuerpos desnudos, hasta que un día perdí la poca inocencia virginal que me quedaba, vamos que allí fue donde me desvirgaron a los 16 añitos.
Al ver que yo no decía ni hacía nada, viendo que me había quedado paralizado, él empezó a restregarme aquel enorme bulto, viendo que yo me dejaba hacer. Ahora ya no solo era su paquete el que se restregaba a mí, ahora sus manos ya empezaban a meterme mano.
Me quedé allí mirando, viendo como el más mayor, le daba por el culo al más joven, hasta que pude ver que ellos se dieron cuenta de mi presencia. Dios, me estaba poniendo palote viendo aquel espectáculo, pero al ver que ellos se habían dado cuenta de mi presencia, me aparté un poco, pero sin perder de vista como le estaba dando por el culo el más mayor al más joven.
Un día antes del viaje, hice un contacto para que me llevara a visitar lugares gay de la ciudad. Mi calentura estaba a lo máximo, me comuniqué por teléfono con este chavo y nos quedamos de ver en cierto lugar al siguiente día.
Cuando vi el pedazo de rabo que le colgaba en medio de las piernas, no daba crédito a lo que veían mis ojos al ver la cosa que le colgaba. Joder para el capullo del Boiro, si el cabrón medía más o menos como yo, 1,65, más o menos, y tenía una pija larguísima, joder.
Se pegó a mí y mientras me apretaba los cachetes del culo, llevaba mi mano por la que me tenía sujetado, a su paquete haciendo que se lo palpara, mira cómo me tienes, mmm, me susurraba
Iban dar las 8 de la noche, cuando salía de casa rumbo a la ferranchina en busca del transformador, y no solo del transformador, sabía que el viejo ferranchinero, me iba a volver a follar, y la verdad es que yo también tenía ganas de volver a ser follado por la verga de aquel viejo, me estaba haciendo adicto a aquella polla que tanto me hacía disfrutar.
Podía escuchar sus pasos acercarse cada vez más a donde yo me encontraba. Estaba cada vez más nervioso y excitado, no dejaba de recordar aquella verga dándome por el culo, teniéndome a 4 patas sobre el viejo camastro. El pelo se me erizaba y la piel se me ponía en carne de gallina, notando como cada vez él se acercaba más a mí.
Él al ver que yo no reaccionaba y no me movía del sitio, volvió a llevar mi mano a su entrepierna diciéndome, tócala, no seas tonto, mira lo que te pierdes, yo sé que te gusta, me decía haciendo que mi mano volviera a palpar aquel bulto que al viejo le colgaba. Ya verás cómo te va a gustar más que la de tu amigo
Al día siguiente volví a ir de cruising a las dunas de Razo Baldaillo, que hay En mi pueblo, Carballo, ayuntamiento de La Coruña. Al llegar no sabía si tendría la suerte del día anterior, pero al llegar ya pude apreciar que había peña, por lo que, sin perder tiempo, me despoje del bañador igual q
Después de llevar 2 días lloviendo y no poder acudir a dicha zona, en busca de más polla que siguiera abriendo mi pequeño y redondito culito, empecé a preocuparme de que mi orificio anal se cerrase, por lo que decidido a que mi agujero anal, que tanto gusto me había hecho pasar, no se cerrara, empecé a meterme todos los días 2 de mis dedos, primero metía el índice y luego de estimular mi pequeño agujerito, metía el dedo medio.
No era la primera vez que me corría mientras estaba siendo follado, pero sí fue la primera vez que vi como de mi polla empezaban a caer gotas de semen mientras me estaban dando por el culo, salpicando por todas partes, a la vez que mi polla se bamboleaba al ritmo de las enculadas que estaba recibiendo.
Vaya vaya, pero mira que sorpresa, si al final mi vecinito además de mojado y colocado, nos viene caliente, ¿eh? Me respondió dejando que yo le siguiera palpando la verga por encima del pantalón.
Esta es una historia real, de cómo llegó el día que Perdí la poca inocencia virginal que me quedaba. Por fin llegó el día que estrenaron mi pequeño pero redondito y respingón culito.
Estando así siendo enculado públicamente, pude ver al viejo voyeur, como miraba con lascivia como me estaban dando por el culo, el muy cabrón estaba disfrutando, verle aquella mirada de lascivia viendo como yo estaba siendo follado, me excitó aún más.
Esta es la historia real que vivió cuando tenía 18 años y fue a trabajar a Suiza con su amigo, durante un mes que estuvo de vacaciones universitarias, Carlos Casallachs.
A la mañana llegaron los amigos del viejo para culearme, convirtiéndome en la putita de ellos. Por fin el viejo del sex shop, conseguiría lo que tanto anhelaba, convertirme en su putita ganando un poco de dinero, ofreciéndome a sus amigos.