Mis sirvientas me untaron el pecho con exóticos aceites de sensuales fragancias antes de colocarme la camisa de seda; Alia se encargó de abrocharme los botones con sus suaves y delicados dientes mientras putita, echada en el suelo, me besaba las botas una y otra vez, como intentando recuperar todas las ocasiones en las que su aprisionada boca no había podido corresponderme.
Tenía las manos atadas a la espalda y alguna cosa en la boca, supongo que las bragas de una de ellas a juzgar por el intenso y agradable sabor. Pero, con diferencia, lo más grave de todo aquella era que allí estaban ambas llevando atados a la entrepierna unos obscenos, y muy grandes y gruesos, falos.
El ganador, ordena. El perdedor, obedece. El final de la partida llevará a Marta a vivir su primera experiencia como esclava. Segunda entrega de este relato.
Ella me había enseñado que podía mantenerse excitada (sin correrse) durante períodos de tiempo bastante largos pero en esos instantes no era capaz de controlar su propio cuerpo y Sheena era una experta comedora de coños; todas mis esclavas son capaces de hacer maravillas con sus lenguas.
El viejo terminó de hablar y cenamos tranquilamente como reponiéndonos de la agresiva embestida oral y sacudiéndonos las frases, dichos, reflexiones etc. Salimos al jardín a pasear y mi esposo fue detenido por su padrino, probablemente era cierto lo que Jorge Luis decía acerca de la voz "no importa cuanto duela o cueste, siempre hay tiempo para otra palabra".
Así cuando esculpas en el mármol carnal mi cuerpo, cuando tus dedos recorran las incógnitas de mi torso, y me moldees como si fuera arcilla, sentirás como nacen de tus senos las auroras, como tus pezones se agitan y se convierten en pétalos irisados, en flores nocturnas, en madreselvas.
Acaricia suavemente su pelaje, es tupido pero recortado a la silueta de la prenda que lo cubría, luce ya con humedad y un aroma inconfundible. Se acerca lentamente y con su lengua explora la humedad, poco a poco y lentamente hasta reconocer una piel tersa e inmensamente mojada.
Mi hermano me invitó a curtir, inmutable , pero expresándolo con deseos, ganas, me estaba seduciendo, recordando mis masturbaciones por el, mis ganas contenidas, quería y sabía que era para pasar un rato, pensé en las olas que llegaban y se escondían , accedí, enfilo a un motel que con seguridad él conocía.
Estaba un poco gordita, aunque conservaba un buen cuerpo. Se quitó el sostén y la bragas. Ante mi aparecieron dos pechos no muy grandes, algo caídos por la edad, con unos pezones enormes y oscuros. Su coño era peludisimo.
Camilo retiró un poco la presión que ejercía con su miembro sobre el orificio de su amigo, hizo una pausa para tomar fuerzas y sujetando enérgicamente las caderas de Mauricio se lanzó hacia adelante con todo el peso de su cuerpo logrando introducir, de una sola vez, su gran miembro de dieciocho centímetros hasta lo más hondo de la cuevita hasta hacía poco inexplorada.
Rondando la cincuentena estoy rememorando mi primera relación sexual, a los dieciséis, no, en realidad no, para ser justos debo remontarme a los trece, donde inicié el camino que he seguido hasta ahora, y que si bien lo inicie yo solo fue determinante para mi elección.
El era casado... nos conocíamos desde la adolescencia... habían pasado mas de 25 años... El placer de ese encuentro con Antonio hizo reveer su vida... Lo mismo que Ernesto... lo mismo que Fernando... no podía creer que el sexo entre dos hombres fuera esto.
Debo confesar que recibí de esta mujer, el mejor sexo oral que mi persona haya experimentado jamás, con la experiencia de una profesional, Luciana recorrió con su lengua los más oscuros rincones de mi cuerpo sacando de mí, los placeres más intensos que un hombre puede recibir.
Ella sacó los pies de entre la ropa y se sacó las bragas, también rojas como la sangre, levantando sus esbeltas piernas adolescentes donde todavía estaban presentes las calcetas blancas, dejándolo ver su vulva apenas cubierta por una tenue vellosidad de color marrón.
El viaje que nos esperaba era de órdago, 12 horas de viaje, así que no tardamos mucho en ponernos de camino. Habíamos estado dudando si salir por la mañana temprano o por la tarde, y nos decidimos salir por la tarde porque haría menos calor y porque al día siguiente se preveían grandes retenciones al cruzar Madrid.
Me volqué de espaldas y mientras el besaba mis testículos y me cogía con los dedos, un placer infinito me abrazaba desde mis pies a mi nuca… logré acabar sintiendo una fuerza tremenda en mi eyaculación que los chorros de leche saltaron hasta mi cara, mi pelo…
Me volví a mi cuarto, me quité la bata, apagué las luces y me volví a acostar. Pasaron horas hasta que entró mi madre con una bandeja con comida. Encendió la luz, y vi que eran las ocho de la tarde. Puso la bandeja en una mesita, me levanté y mientras yo comía me hablaba.
La volví a vestir con la misma bombacha, el mismo pantaloncito y el mismo top, la llevé a la pieza y comenzamos nuestro acto de amor, la desnude completamente y ella hizo lo mismo conmigo, sacándome cada prenda como si fuera una experta en el arte del streap.
El olor a café me hizo suponer que el castigo había terminado o que se trataba de un descanso, pero no, era lo primero, fui desatada, entre las dos me sentaron en una silla, me ataron las manos al respaldo y las piernas muy abiertas a las patas.
No sé como sucedió pero él apoyó su cabeza en mis tetas y comenzó a chuparme un pezón con deleite, haciendo que un escalofrió recorriera mi espina dorsal produciéndome una sensación indescriptible en mi vagina, hasta que inesperadamente una húmeda cascada de flujo me confirmo que estaba disfrutando de un superorgasmo fabuloso y gratificante.
Me quitas el resto de mi ropa sin mucha ceremonia, pero al quedar desnuda solo me observas, sin moverte, sin tocarme... tu mirada es la que recorre todo mi cuerpo. Das la vuelta y te acercas a la ventana, cerrada en ese momento, descorres las cortinas y te quedas mirando la lluvia...
Se arrodilló entre mis piernas y con sus manos me masajeaba la espalda desparramando su semen por todos lados, incluso por mis pechos, y bajando hasta mi culito, me llenó el agujerito posterior de ese excelente lubricante y así introdujo poco a poco un dedo en mi estrechísimo y virgen ano.
En las horas de la tarde los insectos, principalmente los mosquitos, hacen la vida imposible en esta ciudad húmeda entre los ríos, que la cobijaron en su segunda fundación, la plaza principal es una zona de encuentros de los personajes del poder, que caminan por la casa de gobierno, tribunales, la catedral o el colegio de los jesuitas.
En aquél entonces fui a tomar clases de aerobics a un gym que estaba cerca de mi casa; se me ocurrió esa idea después de que mi cuerpo comenzaba a perder su forma, es decir, no era una chava con un supercuerpazo, al menos no como el que tengo ahora, pues antes mis medidas eran 85 – 70 – 112, y actualmente tengo 90 – 60 – 95, así que se podrán imaginar la lujuria y el deseo que provoca mi cuerpo hoy día.
Estaba a pocos metros del cielo, en mis manos un vehículo hermoso, convertible, tapicería de cuero, buena música y un motor que daría envidia a cualquier corredor de carros y mas aún, a mi lado, dos hermosas y celestiales piernas que sostenían el cuerpo y cara mas divinos que yo había conocido, ni qué decir de su cola, parte la que sostengo, es la primera que nos fijamos los hombres en una mujer, eran firmes y levantados
Y mientras tus músculos estirados aspiran el caliente licor, mis hilos de esperma inundarán tu trasero, tu espalda o boca, de tu grito extasiado brotará tu néctar vaginal. Ambos derrengados por la fuerza de la conmoción, rodaremos sobre nuestro lecho extenuados con la mirada perdida de felicidad. Nuestro vínculo sicalíptico se cumplirá.
Le sonreí, por suerte no me había lavado de la primera vez, todavía tenia lubricada la vagina, el muy bestia, con su falo erecto, se largo sin ningún tipo de calentamiento y empezó a empujar , acabando en forma tan rápida, que verdaderamente, no puedo decir , si bien o mal, directamente paso.
Llevaba un viejo vestido verde de estar por casa con una fila de botones desde el pecho hasta la barriga y debido al calor del verano llevaba varios botones abiertos, esto hizo que uno de sus pechos casi saliera de su prisión, podía ver la oscuridad de su pezón y cuando me dí cuenta la erección había vuelto.
Apure mi cigarro y lo tire, me dispuse a observarla detenidamente y procurando que no me viera apague mis luces, ella es una mujer aun cuando no es muy bonita tiene un cuerpo muy bien cuidado aun cuando ya es madre de mas de tres, su cintura es plana a pesar de los embarazos, sus senos han crecido debido a lo mismo y tiene una caderas que son la envidia de las señoras de esta calle.