Continua el inicio de la degradación de esta mujer abandonada a satisfacer sus vicios más oscuros.
Porque aunque de cara a la galería, éramos novios, y se suponía que dormíamos juntos en una hermosa cama de matrimonio que tenía en su piso, en la intimidad yo no era más que su puta, su fulana, y sobre todo su esclava, y por tanto me reservaba un cuarto, pequeño y oscuro para que durmiera.
Primeros escarceos de esta mujer esclava como puta pública, alejamiento de su familia y cita con un desconocido.
Nada que ver con lo que, por voluntad propia es ahora. Un sumiso "cornudo chupaleches", como le llaman mis Amos, obligado a presenciar y colaborar en la degradación y emputecimiento extremo de su esposa, que tiene que suplicar para poder cubrirme alguna vez, y cuando le permiten hacerlo es solo después de que otros hayan descargado sus fluidos sobre esta ramera. Siempre el último, y siempre debe limpiar a la puta con su lengua.
Me llevaron a un ginecólogo chino clandestino, y en el sótano de un sucio restaurante me extirparon los ovarios, y con ello mi dignidad femenina. En pago a sus servicios, el "doctor" pudo despacharse a gusto conmigo antes de la operación. Pero esa historia la contaré más adelante.