Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

Luna II: Fiel incesto

Serie: Luna

Luna II: Fiel incesto

Luego de la experiencia sensacional que tuve esa noche, no podía pedir nada más, mis deseos sexuales habían sido complacidos de una manera muy caliente, morbosa, pero ya todos saben esto no dura para siempre… lentamente mi sed por el sexo comenzó a aflorar nuevamente y así fui perdiendo parte de mi moralidad.

Algunas noches me acercaba a la pieza de mi hijo y me masturbaba admirando su pene, no más de eso porque sabia que iba a darse cuenta tarde o temprano.

A medida que pasó el tiempo llegue a hacerlo casi todos los días, tratando de ahogar ese maldito deseo que nuevamente se había adueñado de mi cuerpo y mis sueños.

Pasaron algunos meses y así llegaron las vacaciones que tanto esperaba, junto con las de Daniel.

En esos días, el único pensamiento que moraba en mi cabeza era poder coger con mi hijo, tener la mínima posibilidad de gozar juntos, como una hembra y su macho ahora si bien lucidos.

Pero lamentablemente, todavía me lo negaba a mi misma tratando de ser alguien mas, mintiéndome descaradamente, porque sabia que el sexo que había tenido con él fue de lo mejor y que quería volver a repetirlo.

Me metí en la cabeza la idea de que era solo para calmar la excitación, nada mas, aunque en mi subconsciente me encantaba la idea de un plan para poder comerme de nuevo su vergota, pero como, como podía hacerlo sin verme desesperada.

Claro esta que no podía pedírselo de una, tenia que ir poco a poco, atrayéndolo a mí para que fuese él el que me lo pidiese, que fuese él el que deseara meterla por donde él nació.

Me sentía como una verdadera perra, teniendo esas ideas, ideas para que para que mi hijo de haga suya, ser su prostituta privada, darle placer cuando él quisiera. Esto me hacia estar ansiosa en casi todo momento, mojada por debajo y dura por arriba.

Me puse a pensar en las cosas que podía hacer, las cosas que le gustaban a él de las mujeres y era un hecho que a Daniel le gustaban mucho las morochas. En las fotos que tenia estaba tenida de ese color y de seguro eso iba a ponerlo más calentito que de costumbre.

Si quería gozar otra vez tendría que probar lo que fuese para lograrlo. Así que, sin pensarlo dos veces, fui a la peluquería para volver con el pelo medianamente enrulado y negro. Realmente me veía muy bien con ese color, sexy, estaba como nueva y me sentía mas joven.

Cuando Daniel me vio se emociono y sorprendió bastante.

– ¿Qué te hiciste en la cabeza? me pregunto

– quería probar algo nuevo, porque, ¿no te gusta?

– no es eso, lo que pasa es que solamente en las… digo…nunca te había visto con otro color que no fuese el tuyo y me sorprendiste. Té queda muy lindo

– muchas gracias…

La verdad es que el nunca me había visto con el pelo así, solamente en mis fotos estaba así y estas eran de antes de que él tuviera uso de memoria. El pobre casi mete la pata, pero opte por no decir nada y dejar la oportunidad para otra ocasión.

Pasaban los días y mi calentura iba subiendo, más, más, no podía disimularlo muy bien pero hacia lo posible para que no me viese en ese estado… estaba ratos largos en el baño o sola en mi habitación, masturbándome en silencio, tratando de saciar todo eso que me estaba matando por dentro.

Una noche, después de haber cenado, quedamos en ver una película juntos, usualmente esto no pasa muy seguido ya que nuestros gustos son diferentes, pero esta vez lo que yo quería ver definitivamente no era la película.

Sin que me viese me acerque a su pieza para dejar bajo la almohada otras fotos que me había sacado (diferentes a las otras pero igual de picantes), pero allí encontré las fotos que él ya tenia así que cambie un poco mi plan y no deje las nuevas fotos.

En casa hay un sofá-cama bastante grande enfrente del televisor, así que allí nos acostamos para disfrutar de un buen rato. Les cuento que en ese momento llevaba puesta una pollera rosa media corta y una remera celeste sin mangas que dejaba libre uno de mis hombros, seria mas o menos una mezcla entre top y musculosa.

Además, me había maquillado muy bien, los ojos y los labios, parecía una verdadera estrella porno preparada para hacer su gran debut.

De a ratos me movía cerca de él, pasando un poco por encima de su cuerpo con la excusa de agarrar el control remoto o una almohada, rozándole así mis tetas.

No trataba de disimularlo, me quedaba cierto tiempo en esa posición y me movía un poco, pero siempre mostrándome inocente.

La cosa es que él se ponía muy nervioso y excitado, duro como piedra (como para no estarlo…). Por mi lado yo también estaba muy caliente, mi vagina estaba ya mojada por la situación y mis pezones se marcaban duros como implorando ser chupados.

Algo que quiero hacerles saber, que me chupen los pezones es algo que disfruto como no tienen idea, es tanto el placer que siento que basta eso para llegar a un orgasmo bien rico. Volviendo a esa noche, paso el tiempo y la película (que ninguno de los dos estaba viendo) terminó.

– mmmm… me voy a dormir, me dijo Daniel

– buenas noches amorcito le dije

Nunca le había dicho amorcito, solo a su padre, no sé exactamente porque lo hice pero así fue.

Me quede tirada en el sofá, tocándome lentamente mis tetas y mi entrepierna, tenia que esperar hasta mas tarde para entrar en acción ya que si lo hacia muy rápido la cosa podía tornarse pesada.

Además quería darle tiempo para que viese mis fotos (que seguramente iba a hacer) y que se caliente con ellas, entonces podría yo llegar inocentemente para exprimirle toda la lechita como una buena madre.

Bruscamente detuve el placer que me estaba dando, si alguien debía saciarme ese era mi hijo, tenia que esperar hasta el momento preciso sino todo esto no valdría la pena.

Cuando no pude resistir mas la tentación, me dirigí decidida a la pieza de Daniel.

Cada paso que daba por las escaleras me hacia sentir lo mojada que estaba, iba a insinuármele a mi hijo, era lógico que este así, ¿verdad?.

Una vez allí me dio curiosidad por lo que él estuviese haciendo ya que no quería entrar desprevenida, entonces me agache para espiar por la perilla de la puerta. Se me hizo agua la boca cuando vi la mano de mi hermoso niño acariciando su gran orgullo, arriba y abajo lentamente mientras miraba mis fotos. necesitaba tener esa verga dentro de mí, haciéndome gozar…

Abrí la puerta con todas las ganas del mundo y fue justo en ese momento que mi hijo comenzó a descargarse como un loco. Realmente no pude disimular mi cara de lujuria al ver esa leche espesa y caliente, no podría haber estado mas emocionada y asustada al mismo tiempo. Trate de no pensar mucho mientras mi hijo se recuperaba de su tremenda acabada sabiendo que yo estaba en la habitación. Me miro con una cara de miedo que no creí que pondría, eso me dio mas confianza y decidí tomar las riendas por el momento. Me acerque a él que no dejaba de mirarme a los ojos y le mostré con la mirada las ganas que tenia de comerme esa verga, él no dejaba de mostrarse sorprendido pero también deseoso, de esta forma, sin quitarle la mirada de sus ojos, me fui arrodillando hasta que su pene quedo justo frente a mi cara.

En ese momento me sentí realmente aliviada, porque sabia que nada podía detenernos en ese momento, los dos queríamos lo mismo y la única barrera que nos detenía ya había desaparecido, no nos veíamos como una madre y un hijo sino como una mujer y su hombre que iban a pasar el mejor momento de sus vidas. Tome su pene con muchas ganas de hacerlo descargar de nuevo, pase mi lengua por las partes que aun tenían su semen para tragármelo y dejarlo bien limpio. Mi trabajo era simple y placentero, chupaba sus huevos e iba subiendo hacia el glande para rozarlo solamente con mis labios, jugando con él para que lo desee con mas anhelo, y luego bajaba nuevamente. En cierto momento me dijo

– ma… chupamelo… chupamelo por favor mami…

Esa palabra me excitó de sobremanera, tanto que no pude resistirme mas y lo metí todo en mi boca; lo sentía suave y duro a la vez, sus jugos se mezclaban con mi saliva en el momento que me lo tragaba todo como una verdadera profesional. Los quejidos de Daniel me incitaban a hacerlo cada vez mejor y más rápido, más rápido, más rápido.

– me vas a hacer acabar… ahh… ya acabo mama, ya sale, siiii

Sabiendo que no era broma me prepare para recibirlo todo, no quería desperdiciar una gota de su preciado semen. Abrí bien la boca sin dejar de masturbarlo con mi mano derecha, no tardo mucho en soltar su primer chorro que entro de lleno en mi boca, los demás dieron en mi cara y en mi pecho, bañándome toda.

– ufff, que buena cantidad, parece que te gusto lo que te hice, ¿no? tengo que decirte…

Sin previo aviso, Daniel tomo la sabana de su cama y me limpio la cara y pechos con mucha suavidad, mostrándome el gran afecto que tenia.

Me puse de pie frente a él y lo hice acostar en la cama, teniéndolo a mi total disposición. Empecé a darle pequeños besos por todo su cuerpo, desde sus tobillos hasta su pecho.

Cuando llegue a su cara le ofrecí todo el cariño que le tenia con mis labios, ambos nos dimos en ese beso prolongado y fue en ese momento que mi Daniel perdió cualquier miedo que podría tener; me di cuenta en ese preciso instante que no solo lo necesitaba para satisfacerme sexualmente sino más que nada necesitaba su amor de hombre para llenar mi vida, recibí ese ardor en sus labios como una niña tonta, una colegiala que se daba a su primer novio.

– ¿estás listo para esto? ¿estas consciente de lo que vamos a hacer? soy tu mamá pero también soy una mujer y me calentás mucho hijo… le dije queriendo estar completamente confiada

– si, estoy mamá, te quiero mucho y quiero que sientas que ya no soy un niño.

Con toda la lujuria que podía mostrar tome su pene y lo acerque a mi bombacha, la aparte con mi mano libre y lo introduje totalmente segura de mi misma.

– aahh oohhhhhh

Su pene entró como anillo al dedo, le sentí cálido en de mí como si hubiese sido hecho especialmente para mi vagina, algo que no había sentido nunca antes.

Sin que ninguno diga una palabra comenzamos a movernos, Daniel me iba penetrando lentamente, su pene resbalaba dentro de mí, fuera de mí, dentro de mí nuevamente, eso me volvía loca de placer.

No creo que él lo supiese pero yo estaba segura de que estaba gozando del momento más que él. Para que pudiese entrar mejor me moví más adelante y dirigí sus manos hacia mi cola, así él podía llevar el ritmo mientras que yo solo disfrutara de lo que me estaba haciendo.

Luego, bajando un poco él top que llevaba, deje caer uno de mis senos para que mi hijo disfrutase de él.

Mientras me iba penetrando cada vez mas fuerte sus labios jugaban con mi pezón como si fuese un dulce, raramente este desprendía algunas gotas de leche, pero no me importo mucho, lo único que atinaba a hacer era dejarme llevar por ese hermoso momento.

Fue un tiempo largo que estuvimos gozando en esa posición, cuando Daniel me mira y me dice con sus ojos que iba a acabar, yo le contesto

– adentro, no te salgas por favor, todo adentro… adentro de mamita

El no se hace esperar y se descarga dentro de mí con muchísimas ganas guardadas desde hacia tanto tiempo. Al sentir eso que me llenaba por dentro tan caliente, tuve un orgasmo que no puedo describir con palabras, era una sensación divina que tampoco pude contener.

– ahhhhhh aahhhhh aaahahhhhh!!! fue lo único que pude decir para

calmarme.

Una vez acabado mi hijo fue sacándola de mí muy despacio haciéndomela sentir muy superior. Al estar finalmente libre deje caer todo el fluido que no pude liberar antes, mi líquido del amor se deslizo por mi vagina pasando por el clítoris para caer finalmente en su verga. Daniel me todavía estaba necesitado, tomo su pene y lo acercó a mi entrada. Jugaba con su cabeza frotándola contra mis labios, haciéndome desearla nuevamente.

– deja de jugar conmigo y metémela de una vez que no aguanto mas mi amor… le susurre al oído

Sin vacilar él la situó en mi vagina y me penetro de una, pero luego la saco toda. Yo lo mire extrañada, como implorándole que no la saque, pero él sabía que esto me iba a gustar mucho.

Repitió otra vez lo mismo, la metía y la sacaba, así varias veces mas, sacaba su pene y lo metía nuevamente, despacio para no acabar ya que los dos estábamos tan mojados que no íbamos a tardar mucho tiempo en hacerlo.

En cierto momento fui yo quien toma su miembro por la base y dirigí sus movimientos, y así cuando estuve satisfecha lo puse cerca de mi pubis y comencé a masturbarlo, quería mas de su leche en mi cuerpo.

– dale, dale, acaba para mama, acaba para mamita que quiere esa leche espesa toda para ella

Su pene explotó en mis manos y libero, para mi sorpresa, gran cantidad de semen que fue a parar a los pelos de mi pubis, parte en mi estómago y en sus huevos.

– mamá, todavía tengo ganas y fuerzas, ¿queres otra vez? Dale, se que vos querés, me dijo seguro de si mismo

– Daniel, sabes que me la pase de lo mejor y que te quiero dar todo lo que tengo para que goces siempre de mi, dale hijo, recuéstate que esto te va a encantar…

Me pare sobre él y me di vuelta para que mi culo quede dando a su cara, fui agachándome buscando su miembro erguido para luego ponerlo dentro de mi concha sedienta de placer. Puse mis manos agarrando sus tobillos y empecé a montarlo rápidamente, gritaba del placer, ya no era el silencio lo que cubría nuestro lecho de lujuria

– aahhh!! ahhhh!!! siiiii…. siii…. cogete tu mama…. me encanta montarte, que riiicoooooo!!!!

De mi boca salían palabras que no había dicho nunca, todas a causa del incomparable placer de una madre que hace el amor con su hijo en la cama donde lo hizo tantas veces con su esposo.

Era tanto el placer de ambos que no tardamos mucho en acabar, mi fluido se deslizo nuevamente por el pene de mi hijo, mojándolo todo mientras que de este brotaba su esperma para mezclarse conmigo. Me acosté a su lado agitada, sudada, las únicas palabras que pude decir fueron

– te amo hijo, siempre te ame y ahora te amo mas que nunca, quiero que me hagas tuya todos los días, quiero dártelo todo

Sus ojos brillaron de alegría, se acerco a mí para besarme en los labios como la primera vez, el beso que nos unió para pasar la mejor noche de lo que seria nuestra nueva vida.

Como verán trate de poner todos los detalles, espero haberles hecho llegar esa sensación de gusto que tanto disfrute, para que las disfruten ustedes también.

Continúa la serie << Luna I Luna III: Un viaje más que relajante >>

Otros relatos eróticos de locked:

2 comentarios

¿Qué te ha parecido el relato?