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Hypno Fantasías (II: LLuvia relajante)

Hypno Fantasías (II: LLuvia relajante)

“Bajas ya o te tenemos que esperar otro cuarto de hora” Dijo Óscar por el micro del portero automático.

“Y eso que te hemos avisado con tiempo” “Venga Óscar, déjala y que baje cuando quiera” Le gritaban sus compañeros desde el coche. “Escucha Teresa, voy a llevarlos al restaurante, tienes 20 minutos para arreglarte y esperarme en el portal.” “De acuerdo, 20 minutos” Respondió la voz metálica.

“Venga chicos, Vámonos, ya volveré a por ella.”- Informo Óscar a sus acompañantes.

“Ten cuidado, amenaza lluvia”- Dijo Luis

“¿Lluvia? Va a caer la que no esta en los escritos”- Dijo Claudia

Comenzó a llover mientras volvía a por Teresa. Estaba en el portal bajo un paraguas y cara de cabreo que asustaba.

“¿Qué te pasa? Se supone que el enfadado debería ser yo, que he tenido que volver del restaurante bajo este chaparrón.”

“Habría bajado antes, pero me han cortado el agua cuando estaba en la ducha, se ha roto el secador y para colmo me encuentro con la sorpresa de que mi compañera de piso me ha quitado el vestido que me iba a poner esta noche”

“Pues lo que llevas puesto te sienta estupendamente. Vamos a una cena de fin de curso con los amigos de la facu, no a una recepción en la Casa Blanca.”

“Muy gracioso” Dijo Teresa con retintín.

Levaba puesta una blusa blanca algo escotada y unos ceñidos pantalones de cuero que se ajustaban perfectamente a su hermoso culo. Su pelo, negro como el azabache, le caía sobre los hombros enmarcando sus profundo ojos y su encantadora sonrisa. Una idea apareció de repente en la mente de Óscar. Le echo un vistazo a Teresa, estaba mirando a través de la ventana, perdida en sus pensamientos:

“Es tranquila, ¿verdad?”

“¿Cómo?”

“La lluvia. Siempre he encontrado la lluvia tranquila. Solo escucharla y mirarla. Es muy tranquila. Escucha la lluvia caer contra el cristal del coche y poder sentir como se lleva todos los problemas. Es tan bonito, solo deja que la lluvia se lleve todas tus preocupaciones. ¿Lo sientes, Teresa?”

“Sí” Dijo Teresa con voz distraída mientras miraba a través del parabrisas.

“Si, mirar la lluvia te ayuda a relajarte. Y te ayuda especialmente cuando ves los limpiaparabrisas, los limpia te ayudan muy bien. Se mueven de lado a lado, de lado a lado llevándose la lluvia. Se llevan la lluvia y la lluvia se lleva tus problemas. Es muy relajante ver moverse los limpia de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, mira las ondas de agua barrer la superficie del cristal, onda tras onda. Es tan relajante, tan tranquilizante. Olvida todos tus problemas, todas tus preocupaciones, olvida todo. Solo relájate, escucha mi voz y mira los limpia moverse de lado a lado.”

Óscar dio un rodeo, necesitaba tiempo. Dirigió una mirada silenciosa a Teresa. Ella no respondió, sus ojos estaban fijos en el balanceo de los limpia. “Es tan relajante, solo mirar los limpia balancearse y dejar que el agua se lleve todos tus problemas. Es tan tranquilizante mirar y escuchar que te sientes relajada. Muy relajada. Mira los limpia moverse de lado a lado, de lado a lado. Solo escucha mi voz y entraras en un maravilloso sueño. Un agradable y maravilloso sueño. Cuando pare el coche, cuando deje de sonar el motor caerás completamente en ese sueño.” Mientras decía esto Óscar había aparcado el coche, y cuando paro el motor los ojos de Teresa se cerraron y su cabeza cayo hacia delante. Todavía no estaba en un trance lo suficientemente profundo como para ordenarle nada, así que le dijo “Teresa, si vuelves a oír mi voz y solo mi voz decir “Lluvia relajante” volverás a dormir mas profundamente que ahora. No recordaras nada mas, solo que te has quedado dormida durante el viaje y despertaras cuando te toque el hombro.” La cosa prometía. Le gustaba Teresa desde la primera vez que la vio hace dos años. Pero él era muy tímido y no muy agraciado físicamente y ella muy distante, muy orgullosa. Pero las cosas iban a cambiar.

Durante la cena y sin que nadie se diera cuenta Óscar se las arreglo para que Teresa se “sintiera” indispuesta. “Óscar, no me encuentro bien. ¿Podrías llevarme a casa?” Dijo “¿Qué te pasa, Tere?” Dijo Claudia “No sé, me duele mucho la cabeza y me arde el estómago” “Seguramente sea una indigestión. Venga vamos” Óscar sabía que en cuanto salieran por la puerta iban a ser el centro de todos los cotilleos de la facultad. Un pequeño precio a pagar.

Tenia que profundizar en el trance y darle algunas ordenes mas precisas. Así que cuando se montaron en el coche le dijo: “Teresa” “¿Sí?” “Lluvia relajante”. Sus músculos faciales se relajaron y sus párpados cayeron. “Teresa, escúchame. Mi voz es como la lluvia cayendo. Cada palabra te relaja mas, cada palabra te hace caer más y más profundamente en este maravilloso sueño. Te encanta oír mi voz, Teresa, adoras oírme hablar. Quieres hacer cualquier cosa que digas porque te gusta mucho mi voz. Cualquier cosa, ¿no estas de acuerdo?

“Sí… Cualquier cosa…”

Paso el resto del viaje profundizando en su trance más y más hasta que llegaron a su piso. “Debes confiar en mi. Después de todo te he ayudado a librarte de tus problemas. ¿Confiaras en mi?” “Si…” Susurro Teresa. “Bien, bien, debes confiar en mi. Después de todo soy tu amigo. Un buen amigo. Un amigo amable. De hecho, soy algo mas que un amigo para ti, Teresa ¿No estoy en lo cierto?” “Si…” “Teresa, te voy a pedir que hagas algo por mí, ¿Lo harás?” Tras un momento ella asintió. ” Bien. Teresa, ¿podrías desabrocharte la blusa?” No del todo, solo unos pocos botones, eso es todo, esta todo bien, puedes confiar en mi. Adelante. Quieres hacerlo”

Teresa dudo un poco mientras dirigía su mano hacia el primer botón, pero pronto desabrocho la mitad de los botones, lo suficiente para que Óscar pudiera ver el sujetador. Lanzo su mano para agarrar una teta, Teresa gimió, pero no hizo nada para impedírselo. Óscar la masajeaba suavemente mientras le hablaba a su hipnotizada amiga: “Teresa, cuando despiertes no recordaras haber estado dormida ni enferma. Te encontraras perfectamente. No obstante, comenzara a tener pensamientos eróticos sobre mí. Pensamientos muy eróticos. Cuando te vayas a la cama ahora, pensaran en mis manos recorriendo todo tu cuerpo. Soñaras conmigo haciéndote el amor. Soñaras con eso y lo estará esperando. Cada vez que me veas, sentirás que esas sensaciones crecen hasta que hasta que quieras hacerme el amor.” Óscar recompuso la blusa de Teresa y la despertó. “Buenas noches, Óscar” “Buenas noches, Teresa” Cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero. Óscar miro por el retrovisor y vio a Teresa apoyada en la pared, mirándole. Había funcionado.

La durmió varias veces para reforzar la sugestión, y para disfrutar un poco, un strip-tease, un par de magreos, una cubana… además, manipulaba su mente para que empezara a verlo de forma diferente.

Finalmente llego el momento que había esperado. Se encontraban estudiando en la biblioteca, Teresa paso un dedo por su nuca, dándole a Óscar un escalofrío de placer y le susurro “Vamos fuera un rato” Parecía nerviosa “Estooo ¿Óscar?” “Si” dijo Óscar como si la cosa no fuera con él. Me estaba preguntando si tenias planes para esta noche. Porque si no los tienes me pregunto si quisieras tomar algo conmigo.

“Claro, será estupendo”

“Me lo he pasado estupendamente” Dijo Teresa. Ella y Óscar se dirigían a su piso. “Sabes, pensaba que eras un chico mas…” “Aburrido, tonto” Dijo Óscar “Tranquilo, estoy acost…” Fue interrumpido por un súbito beso de Teresa, las manos de Óscar recorrieron su espalda y se posaron en su firme culo. “Veras Óscar, últimamente he estado pensando mucho en ti, y se me ha ocurrido que tal vez podríamos…” Estaba muy azorada, roja como un tomate “Olvídalo, lo siento. Me lo he pasado muy bien, eres un chico magnifico, tenemos que rep…” “Lluvia relajante” Dijo Óscar después de un ahogado suspiro. No había llegado tan lejos para nada. “Teresa, ¿Quieres hacer el amor conmigo?” “Si” dijo Teresa “¿Quieres hacer el amor conmigo esta noche?” “Sííí” “¿Eres virgen?” Óscar siempre había tenido la idea de que uno debía tener su primera relación sexual cuando uno estuviera preparado, no de manera forzada “No” Contesto Teresa “Bien, cuando chasquee los dedos despertaras y me contaras lo que sientes. No tengas miedo al rechazo, solo se honesta y confía en mi, siempre confía en mi.” Óscar chasqueo los dedos y Teresa despertó. Le lanzo una mirada picara “Óscar, quiero follar contigo. Ahora.” “¿Estas segura? Mira, no vayas demasiado rápido.” Disimulaba lo mejor que podía. Teresa le abrazo y le dio un beso, primero suave, después comenzaron a rozarse las lenguas. “Responde esto a tu pregunta. Vamos para arriba.”

Óscar se desnudo rápidamente y se tumbo sobre la cama, preparado para realizar su anhelado sueño. Teresa se desvistió lentamente, en su mente estaba la idea de darle el máximo placer a Óscar, primero la camiseta, después la falda, las medias muy lentamente, por ultimo el sujetador y las bragas. Tenia unas tetas muy bonitas, del tamaño justo, altas y firmes. Se tumbo sobre Óscar y se besaron de nuevo. Óscar se zambullo entre sus tetas, besándolas, lamiéndolas y chupando sus erectos pezones. Teresa gemía de placer muy ruidosamente. Menos mal que su compañera se encontraba en una fiesta y no volvería seguramente hasta la mañana del día siguiente.

Teresa se introdujo la verga en su coño y comenzó a moverse de adelante y atrás rítmicamente. Empujaba ambos muslos contra la verga de Óscar. Óscar acariciaba su cuerpo, pellizcando sus tetas mientras la introducía cada vez más. Estaban ebrios de placer, Óscar por razones obvias y Teresa por el trance hipnótico al que había esta sometida los últimos días. Ambos alcanzaron el clímax a la vez mientras ella empujaba su cuerpo contra el de Óscar. Se volvieron a abrazar y a besar.

Sorprendentemente, Teresa se deshizo rápidamente de los brazos de Óscar y se puso a gatas, levantado su hermoso culo frente a Óscar. “Fóllame aquí, quiero que me folles el culo” Esto si que era una sorpresa. No pensaba “sugerírselo” hasta la quinta o sexta vez, pero Óscar no sabia que una de las mayores fantasías de Teresa era ser sodomizada. Óscar no podía rechazar una invitación como esa. Introdujo su polla en su fantástico culo y comenzó a empujar. Teresa se aferro a sus nalgas, usándolas para sentir mas todavía la polla de Óscar moverse dentro y fuera de ella. Gemía salvajemente sintiendo descargas de placer por todo su cuerpo. “Más, sigue, sigue, más fuerte, más fuerte” Óscar introdujo su polla lo mas profundo que pudo. Teresa no dejaba de moverse, espasmos de placer recorrían todo su cuerpo, Óscar tres cuartos de lo mismo. “Me corro, me corro” Y Óscar descargó su semen dentro de su ano mientras ella respiraba afanosamente. Se abrazaron y cayeron exhaustos sobre la cama. No les tomo mucho tiempo volver a empezar

Había sido increíble. Teresa dormía ahora después de una noche de placer, con la cabeza apoyada en el pecho de su amante mientras él acariciaba su hermoso pelo negro. Óscar no creía que la fría y distante Teresa pudiera ser una amante tan maravillosa. La verdad es que últimamente había cambiado debido a las sugestiones de Óscar, era más simpática y más agradable. Óscar se preguntó si alguna vez la compañera de piso de Teresa accedería a dar un paseo en coche bajo la lluvia.

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