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Joél mi papá

Joél mi papá

Desde cuando Gloria, mi madre, nos había abandonado, ella se enamoró de un extranjero y se fue a Estados Unidos, yo y papá nos habíamos acercado más aún y nos habíamos arreglado para continuar con nuestras vidas.

Yo pase a ser la mujer de la casa, así que pasó a ser una más de mis tareas el mantener el aseo de la casa, preparar las comidas, lavar nuestros vestidos, planchar, y todas las faenas que realizaba mamá, afortunadamente tenía la ayuda de Graciela que papá había contratado para venir tres veces a la semana a colaborar con el manejo de la casa.

Mi nombre es Roxana y mi padre es Joel, él se acerca a los 36 años mientras yo acabo de cumplir mis 17, pasado un tiempo, la vida debía continuar así que nos acostumbramos a vivir él y yo en la tremenda casa, que parecía más grande con la ausencia de mamá.

Yo terminando mi último año de educación secundaria, mi padre gerente de una importante empresa con sede en nuestra ciudad, papá no lograba sobreponerse de la partida de mamá y me di cuenta de que había comenzado a beber, el bar del salón, generalmente muy bien provisto de vinos y licores, ahora estaba vacío, Graciela me había comentado que había sacado botellas vacías del dormitorio de papá.

Me preocupaba ver a papá deslizarse en el vicio del alcohol, él que siempre había sido un hombre meticuloso y bien ponderado en la toma de decisiones, pensé que sufría la soledad y le hacía falta una mujer, comencé a hacerle más compañía, tratando de averiguar más cosas sobre él, invité una amiga de mamá que había enviudado algunos meses atrás, Magda es un bella mujer quizás un año menor que papá, mamá decía que era una puta así que se me pasó por la mente que podría hacerle compañía, sobre todo esa compañía que buscan algunos hombres.

Me dedique a hacer de casamentera para papá, busque en todas las mujeres conocidas de la familia, pero papá no enganchaba con ninguna, Magda que era la que más veces había salido con él, me pidió encarecidamente de no llamarla más, porque papá en todas sus citas, no hizo más que hablar de su exmujer y de beber inconsolablemente, al final ella lo debía acompañar a casa prácticamente borracho.

En mi 18 cumpleaños, papá se le pasó la mano y cerca de la medianoche giraba por la casa con un vaso de vino en mano y completamente ebrio, antes de irme a la cama, escondí todas las botellas que encontré para impedir que siguiera bebiendo.

Estaba tratando de dormir, pero no podía por los ruidos esporádicos que hacía papá abriendo y cerrando muebles en búsqueda de más alcohol para beber, de pronto sentí un golpe seco y una sonajera de vidrios rotos, salté de la cama para ir a ver que había sucedido, encontré a papá en el suelo y en su caída había roto el vaso, lo revisé para cerciorarme que no se había provocado algún corte con los vidrios, afortunadamente estaba sin herida alguna.

Como pude lo ayudé a levantarse y lo acompañé a su dormitorio, lo hice acostarse en su lecho, y como tenía su pijama sobre la almohada, procedí a desvestirlo, le saqué su polerón y en el mejor de los modos logré enfilarle la camisa del pijama, le saqué sus zapatos y calcetines, desabroché su cinturón y sus jeans salieron junto con sus calzoncillos, me encontré a mirar por primera vez la polla de papá, me ruboricé ante tal imagen, yo que todavía no conocía carnalmente a ningún hombre, la primera verga que visionaba de cerca, era la polla de papá.

Y que polla, se necesitaban almeno tres de mis manos para abarcar su longitud y probablemente mi mano no podría jamás rodear su circunferencia, aunque si se veía un tanto rugosa, se veían los surcos de las azules venas que lo recorrían al largo, quedé hipnotizada a mirarlo por un largo rato, tenía ganas de tocarlo, pero no tuve el coraje, aunque sí mis dedos dibujaron la fisura de mi chochito por sobre mi calzoncito, me dio un gustito entre las piernas, nunca sentí nada igual.

Al día siguiente, papá estaba en cocina preparando la colación, al parecer estaba de muy buen ánimo, me saludo con un beso en la frente y me dijo …
– Roxy, hija … te he preparado tu tazón con leche y aquí tienes tus cereales preferidos para que desayunes …
– ¡oh! papá, gracias … ¿a qué se debe esta atención? …
– sabes hija, soñé con tu madre … soñé que ella entraba en nuestro dormitorio y me ayudaba a acostarme … me ayudaba con mi pijama … ¿te imaginas? … creo que quizás tu mamá vuelva con nosotros … ¿tú que crees? …
– ¡Oh! papá seria magnifico … pero sería bueno si tú no te hagas falsas expectativas, sabes que ella se fue con otro hombre … esto lo tienes que asumir, padre mío …
– Lo sé hija … pero no me resulta fácil admitirlo …
– (No dije nada más … guardé silencio absoluto)

Los días subsiguientes mis pensamientos giraban en torno a esta conversación un tanto triste, pero lo que más me interesaba y fascinaba, era pensar a esas magnificas imágenes de la verga gigantesca que mi genitor tiene entre sus piernas, no me daba paz, la imaginaba erecta, quien sabe cuántos centímetros más podría crecer, que tan durita era, todas esas gruesas venas azulinas que recorrían esa piel estriada y ligeramente más oscura, cuanto semen será en grado de salir de esa polla, como sería sentir en mi chochito virginal todo ese tamaño de pene yendo dentro y fuera de mí.

Muchas noches en la soledad de mi lecho, mi mente se llenaba con la figura de la verga de papá, en mi Pc visitaba sitios porno con videos de “chicas” seduciendo a sus “padres”, mi coño se humedecía instantáneamente y no podía dejar de masturbarme, mis orgasmos eran acompañados de gemidos e inexorablemente con frases como … fóllame, papá …

Era totalmente consciente que mi conducta era un tanto errática y enfermiza, pero los orgasmos eran tan intensos pensando a fornicar con mi padre, que no podía y no quería cambiar de sujeto, me encantaba soñar con la gruesa pija de papá, fantaseaba con su polla entre mis senos, imaginaba sentirla en mi boca, deseaba sentirla invadiendo mi estrecho chochito virgen, anhelaba ver mi cuerpo violentado con su miembro erecto, palpitante, voluminoso, carnoso, expulsando chorros y chorros de esperma caliente en mis tiernas e intimas profundidades me excitaba hasta estremecerme en orgasmos con espasmos violentos, y el … fóllame, papá …

En tanto, mi padre continuaba con su comportamiento habitual, la será se ahogaba en licor antes de irse a su dormitorio a dormir, pero no se me presentaba la oportunidad de interactuar con él en algún modo, entonces se me vino a la mente de crearme esa oportunidad y seducir a mi padre, aun estando en estado de ebriedad.

El día de su cumpleaños le regalé una botella de whisky y una caja con seis botellas de buen vino, compramos una pequeña torta y la tarde nos sentamos fuera al balcón a disfrutar del cálido crepúsculo veraniego, era fin de semana, estuvimos con papá hasta tarde, yo lo veía como él poco a poco se sumía en un estado etílico profundo.

Cerca de la 01:00 a.m. tomé a mi padre para llevarlo a su dormitorio, él se abrazó a mí y su mano se apoyó en uno de mis senos, un cosquilleo recorrió mi cuerpo y se centró justo ahí entre mis piernas, él me miró con sus ojos turbios, intento besarme y me tomó de la cintura, me asusté un poco por la fuerza que él ejercía en mí, me atemorizaba pero mi intención era de ir adelante hasta cumplir con mis deseos.

Papá me llamaba con el nombre de mi madre e intentaba de manosearme por todos lados, me excitaban sus intentos por tocar mis piernas, mis senos se habían endurecido, también la verga de papá era en erección, se notaba por el bulto en sus pantalones cortos, con dificultad llegamos a su dormitorio, lejos del balcón estábamos en la intimidad de nuestra casa, ya no me importaba que sus manos estuvieran tirando mis pechos fuera del sujetador y una de sus manos tocaba mi chuchita por sobre mis pequeñas bragas, me estremecí cuando uno de sus dedos tocó mis grandes labios vaginales.

Caímos sobre su cama en una especie de lucha libre, yo lo quería desnudo y él me estaba desnudando a mí, mis tetas eran libres y su boca buscaba mis pezones, yo intentaba sacarle sus shorts que su larga y gruesa polla me dificultaba a bajárselos, luego como un resorte, su pija saltó hacia adelante y se mantuvo allí erguida, mi mano la aferró de reflejo, mi mano lucía ridículamente pequeña ante semejante monstruo viril.

Mi padre continuaba a confundirme con mamá, me escapé de su abrazo y corrí al baño a buscar un par de toallas, cuando volví mi padre me jaló sobre la cama y continuó a comerse mis senos, mis pezones estaban erguidos y duros, mi vagina se había mojado abundantemente, lo monté, mi chuchita quedó sobre su pija, estaba muy nerviosa pero también muy excitada, era la noche con papá, era la noche de mi primera pija, era la noche de perder mi virginidad, me encontraba emocionada y cachonda.

Papá me acariciaba un poco bruscamente, pero nada me haría desistir de mis propósitos, tenía que hacerme suya, la punta de su verga se insinuaba entre mis labios vaginales hinchaditos de placer, estaba probando a hacerlo entrar cuando el muy bruto me agarró de mis caderas y empujó su trinquete dentro de mí, se me escapó un alarido de mi garganta, la mitad de su polla era dentro de mis estrecheces, mis hirvientes carnes me quemaban, había un escozor en mi coño, el ardor inicial dio paso a una placentera sensación, su verga intrusa se hacía nuevos espacios en mi chocho dilatado.

Ahora entendía porque se dice “te harán ver estrellas”, una nube se envolvió a mi alrededor, cuando mi cuerpo comenzó a estremecerse sin control, habían como explosiones de luces de colores que centelleaban ante mis ojos, mi cabeza se movía atrás y adelante, mis manos agarraron los hombros de papá para no caer, mis uñas se clavaban en la espalda de mi genitor, mis muslos y piernas tremaban, mis gemidos incesantes, mis chillidos también, sollozaba como una niña, papá me había procurado un orgasmo espectacular, me desvanecí sobre su pecho mientras él continuaba a bombear mi chuchita temblorosa y descargaba su semilla paterna dentro de mí, copiosamente su semen se esparcía dentro la humedad de mi vagina, era extremadamente placentera esa sensación de ser inseminada, por mi padre.

Afortunadamente, en el colegio me había acogido a un programa de píldora para adolescentes, así que no corría ningún peligro de embarazarme, mi chochito había sido invadido por primera vez, las toallas que había ubicado bajo nuestros cuerpos, habían recogido el leve sangramiento de mi coño, mis carnes estaban delicadas y resentidas pero en forma leve, mi padre cuando termino de eyacular se quedó dormido profundamente, yo limpie su polla magnifica y su cuerpo, lo vestí con su pijama, puse un poco de orden a su cuarto y después de darme una muy necesitada ducha, me fui a mi dormitorio, sentada en mi cama sobre una toalla me abrí mi chocho, estaba todavía enrojecido y dilatado, muy sensible a mis dedos, escalofríos recorrieron mi espina haciéndome enarcar mi espalda cuando rocé mi túrgido clítoris.

La mañana siguiente papá estaba en la cocina silbando una vieja canción romántica, tenía la mesa servida y había preparado una paila de huevos con tocino que olían de maravilla, mi tazón de leche era servido y con la temperatura justa, me saludó con un beso e la frente, muy paternal, me dijo …
– hija, no me vas a creer … anoche tuve un sueño casi irreal … tu madre en mi dormitorio … parecía como si nos hubiéramos casados el día anterior … lucía hermosa … ese sueño me ha alegrado el día, soy más feliz que ayer …
– Pero papá, tu sabes que ella está fuera del país … no va a regresar … papá entiéndelo, no regresará … no sigas haciéndote daño, por favor …
– Quizás tengas razón hija, pero déjame con mis sueños … déjame ser feliz
Imposibilitada de decirle la verdad, guardé silencio, un silencio cómplice, me hizo sentir un poco culpable del engaño, engaño por parte mía, su hija, él ya había sido objeto del engaño de mi madre, ahora yo como hija lo estaba engañando, omitiendo de contarle la veracidad de los hechos, decirle me estas follando a mí, no a tu esposa, soy yo tu mujer y me encanta ser tuya, quiero serlo para siempre papá.

Mí cabeza era un torbellino, mi cuerpo lo deseaba cada día más, así que me las ingenié para hacer este jueguito del licor cada fin de semana, hacía beber a papá hasta que sus sentidos e inhibiciones desaparecían y yo podía acompañarlo al lecho patrimonial y fornicar con mi padre tantas veces como podía, me encantaba mamar su pija y sentir cuando sus muslos y glúteos se endurecían, y él comenzaba a llenar mi ávida boca de su lechita tibia, mientras toda su zona pélvica follaba mis labios estrechos en su verga fabulosa, como siempre la mañana siguiente él se alzaba temprano de excelente humor y durante los días sucesivos no bebía absolutamente nada de licor, se reponían sus fuerzas y en general yo veía que le hacía bien.

Sin embargo, mi conciencia no me daba paz, después de más de tres meses de llevar adelante el jueguito, sucedió lo que tenía que suceder, una tarde que lo hice beber de más, yo también me tomé unos tragos y al no ser habituada a ingerir alcohol, después que follamos casi toda la noche, me quede dormida con la polla de papá en mi mano, lo había hecho acabar sobre mis tetas y todavía se sentía su semen pegajoso en ellas, mi boca también sabía a su lechita.

Me desperté con papá que gritaba … mi dios, ¿qué he hecho? … he violentado a mi propia hija, mi dios … mi dios, ¿Por qué? … papá arropado con una toalla, giraba cerca de la cama lamentándose de encontrarme él en su propio lecho desnuda y con muestras de haber sido fornicada por él.

Papá detente … papá, mira a tu alrededor, no hay ninguna violencia, no estoy ni asustada, ni siquiera tengo bronca contra ti, he disfrutado contigo papá, me has hecho mujer, me has hecho tu mujer, no estoy arrepentida papá porque he gozado contigo, junto a ti papá he descubierto el amor carnal, has sido mi primer y único hombre, tú papá eres mío como yo soy tuya, te quiero papá, sé que es difícil aceptar todo este asunto de padre-hija, pero somos solos tu y yo, somos hombre y mujer, me encanta hacer el amor contigo padre mío, eres mi hombre, acéptalo, yo soy tu mujercita.

Papá se sentó al borde de la cama y con las manos en la cabeza no terminaba de culpabilizarse de todo lo acontecido … esto es culpa de mi habito por beber … mi vicio me ha castigado con esta desdicha … papá no has escuchado todo lo que te he dicho, papá no es tu culpa, es el destino que me ha unido a ti e un modo singular, es verdad, pero no hacemos daño a nadie, yo disfruto como mujer y yo siento que tú también me demuestras tu afecto en forma excepcional, también tú lo disfrutas papá, ahora lo podemos vivir más conscientemente, ahora la realidad es esta y según mi parecer es una cosa bella, siempre te he amado padre mío, ahora mi amor por ti no ha cambiado, por el contrario, te amo aún más.

Mi padre estaba realmente apesadumbrado, pero mis palabras estaban haciendo mella en su conciencia, todavía no podía mirarme directamente a los ojos, se sentía menoscabado en su interior, me acerque a él y comencé a besar su cuello, apoyé mi senos desnudos sobre su espalda, ese contacto estrecho él lo sintió, yo también, mi coño húmedo y aún lleno de sus viscosidades, se comenzó a despertar, ahora lo quería carnalmente, puse mis manos en sus pectorales y apreté mis pechos contra su carne, poco a poco las fui bajando hacia su bajo vientre y finalmente acaricié su polla endurecida, me alegré de sentirla viva, palpitante, deseosa, hirviente y pronta, mis palabras habían calado en él.

Papá se giró para encontrar mis labios, nos besamos, yo masajeaba su polla sin descanso, quería devorármela, ahora que mi padre me acariciaba y me estrechaba en sus brazos, mis deseos se hicieron aún mayores, me hizo recostar, yo buscaba su mirada pero él rehuía a mis ojos, de pronto se acomodó entre mis piernas y su pija presionó el boquete estrecho de mi vagina, sus ojos se clavaron en los míos mientras su pija se clavaba en mi chocho caliente, mi padre me poseía, sus dulces ojos me entregaban la calidez de su polla con delicadeza, me follaba con ternura, su verga gigante refregaba las paredes de mi chuchita haciéndome estremecer, no dejaba de mirarme, me estaba haciendo el amor no solo con su polla, también sus pupilas estaban fijas en mi y me mirada con adoración, estaba sintiendo algo jamás sentido, solo la ternura de sus ojos me estaban llevando a un orgasmo, abrí mis piernas para hacerlo mío, este hombre que es mi padre, también es mi dueño, amarré su torso con mis piernas y me corrí para él … soy tuya papá … soy solo para ti … me haces feliz papá.

Hicimos el amor varias veces, el no se cansaba de mi y yo tampoco lo dejaba en paz, ahora que nos habíamos quitado las máscaras, nos debíamos el uno al otro, había que recuperar el tiempo pasado, su ternura era infinita, me cogía con tanta dulzura, yo era su princesa y él mi príncipe azul.

Como no había parentela implicada en nuestras vidas, nos cambiamos de ciudad y comenzamos a hacer una vida matrimonial, ahora somos una pareja estable y él me embarazó, tenemos una hija que es un primor, muy sana y adora a su padre-abuelo, aun cuando ella probablemente, jamás sabrá toda la verdad.

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