Mi pareja (a la que llamaré Luisa) y yo nunca hemos disfrutado de una vida sexual activa, por lo que frecuentemente había malas caras por mi parte, pues estaba harto de tener pareja estable y no parar de pajearme para satisfacerme.
No le extraño la invitación a una, pero si de hacerlo en pareja, nunca lo había hecho, al preguntarle a ella, como descontando su fidelidad y conducta para recibir un !NO!, comprendió que su pareja más de una vez tuvo alguna o ganas de tenerla puesto que su respuesta fue:
Ella se bajo a abrir la tranquera de alambres , con un candado con cerradura de seguridad dando una imagen de un esnobismo propio de citadinos, la naturalidad que desde su infancia adquirió en años de hacerlo aún a caballo en las tranqueras de madera más ensalzaba su figura
Así lo hicimos. Ella llevaba puesto un top de una tela que sostenía sus hermosas tetitas paradas sin necesidad de corpiño y el cierre de atrás era de abrojos, así se lo había indicado Tor, que lo usaría para facilitar la maniobra, el vestido era de raso corito y acampanado, y debajo llevaba medias negras con portaligas y una pequeña bikini con tajo al medio, que la llamaban "siempre lista".
Yo le pregunte porque no un Martes, que es lo que realmente pasaba y de tanto insistirle me dijo que su ex pareja le había llamado el día Domingo y que lo había escuchado muy mal y que había hecho algo que incluso nunca lo hizo ni cuando andaban y era de que se había preocupado y por esa circunstancia llegaba éste cuate el día Martes y no tenia fecha para irse.( Para esto él es mayor que él y que yo y trabaja en el DF.).
No pasaron diez minutos cuando él asomó por la puerta y dijo que llegó para comentarnos que se había excitado mucho en el autobús en el que llegó a la ciudad porque un desconocido creyendo que él dormía le había acariciado la verga y nos mostró como su pantalón mostraba un bulto enorme que se advertía completamente duro.
La ducha unió los cuerpos en caricias de agua y jabón, sus dedos primero y su falo penetraron en ese cuerpo deseoso, el coito termino en una acabada bajo esa ducha apoyando sus nalgas en la ingle, al secarse se besaron, era el principio no el fin de una aventura.
Se recostaron a la siesta, ella en la misma posición, que en este momento, el la beso en la frente, ella tomo su cuello, el la beso en los labios y cayendo sobre su cuerpo sumiso se dejo desnudar, fueron pocos minutos, pero suaves, constantes en pasión, una penetración, otra más que solo acrecentaban las ganas de repetirla, su leche lleno una vez más ese vientre que una vez lo cobijo, pero la entrega de ambos durmió sus cuerpos en contacto.
A la mañana, me despertó con un beso en mi pija, fui al baño (el ya había ido), esta vez el 69 fue perfecto, ambos no gozamos mutuamente y tragamos todo, hasta despegarnos, dejando en claro que no seria la última vez.
Así nos quedamos un ratito pero viendo como Marcos se echó encima de Elena y empezo a follarla besándola como un loco y tocándole las tetas a un metro escaso de mi, yo hice lo mismo con mi mujer y me coloque encima abriéndole de piernas y metiendole toda la polla en su coño.
Ambos prepararon el baño era un jacuzzi para cuatro, después de enjuagarnos y acariciarnos mutuamente, fuimos al dormitorio , era una cama enorme como las camas matrimoniales en los hoteles norteamericanos, primeramente hicimos el 69 con Carlos, ambos Alberto y Marcos nos penetraron
Su boca se abrió y empezó a chuparlo haciéndome gozar, estaba arrodillado, yo le movía la cabeza, acariciándolo, le dije que estaba por acabar y no lo saco, la leche le entro y siguió relamiéndome hasta dejar todo limpio, puso mis dedos en su culo y me pidió que lo penetrara, tome la vaselina que tantas veces habían usado conmigo ese verano.
En sus ojos pude leer la lujuria pero no dije mas nada, de vez en cuando, en la cama desnudos (porque siempre hemos dormido completamente desnudos los dos) salía el tema de la pija de mi amigo y cuando empezábamos a coger y ella cerraba los ojos, me parecía que se hacia la fantasía de coger con él.
Al poco, apareció Alberto con un albornoz y me dijo que le siguiera. Me condujo a su habitación. Estaba a oscuras y cuando acostumbré mi vista a la penumbra, pude ver la silueta de ella recortada sobre la cama. Llevaba un pequeño jersey de angora y unas braguitas blancas. Él se quitó el albornoz, se acercó a la cama, empezaron a besarse y me indico que me desvistiera.
Cuando llegamos nos tomamos unos tragos para abrir el juego, mientras hablábamos de lo que teníamos en mente hacer, ellos tenían bastante experiencia, y nosotros, pobres principiantes ninguna, pero nuestra idea era la de hacer todo de una sola vez, intercambio full y en la misma habitación, y en la misma cama de ser posible.
Tome un baño de espuma en la bañera, me vestí con una tanga que escasamente cubría mi pubis y se perdía una diminuta tira entre mis grandes nalgas, me coloque un sostén que dejaba mis pezones fuera, me coloque una falda hasta la rodilla con una rajadura en ambos lados que subía hasta mis caderas, una blusa muy pequeña de seda transparenté, mis enormes zapatos de plataforma de 18 CMS que empinaban aún más mis provocativas nalgas, me maquille al máximo mis labios, mis cejas, pestañas y finalmente me coloque un antifaz muy sensual y una peluca rubia crespa hasta mis hombros, quede irreconocible y muy sensual, yo diría que más que sensual quede como una zorra muy provocativa .
La escena es muy excitante y noto mi cuerpo alterado, en un movimiento inconsciente mi mano roza la entrepierna de mi primo, que no aparta ojo del espectáculo, noto que su miembro también esta erecto, al querer separar mi mano noto que él me la coge y me la retiene encima del bulto de sus pantalones, una situación un tanto embarazosa para mí, intento de nuevo separar mi mano en eso que voy a perder el equilibrio y en lugar de apartarme me sujeto a su miembro
Este escrito es una guía para aquella pareja que quiera intentar un menage a trois, basado en los libros sobre sexualidad escrito por el Dr. Walther Slovinsky.