Fuimos todos a cenar, y a las 11:00 más o menos, nos decidimos a dar una vuelta por los bares de la zona para tomarnos unas copitas, y así lo hicimos; pero la diversión con las amigas duró poco, porque a las 1:30 tenían que estar en casa para fichar...
La agente, con una sonrisa satisfecha, se tomo con bastante tranquilidad lo de ponerse la camiseta de nuevo, mirándonos con cierta insolencia mientras se abrochaba los botones. Sin importarle nada, al parecer, que tanto su compañero como yo vieramos de nuevo sus pechos desnudos...
Si es cierto que Paco vino a Barcelona un fin de semana y yo fui a verle al hotel donde tuve una noche de sexo inolvidable, incluso lo hicimos en el ascensor, y otra vez fui yo a Madrid donde Paco desvirgó mi culo por primera vez en el garaje de su casa.
Arturo en la otra habitación impasible había desabotonado su pantalón y suavemente acariciaba su delgado miembro en un intento por excitarse, mientras contemplaba a la pareja copular.
Dejé escapar un tímido gemido y seguí observando las evoluciones de aquel maravilloso espectáculo. Los jugos vaginales fluían hasta el asiento de cuero del coche mientras un dedo inquieto bajó hasta la profundidad de aquella caverna misteriosa.
Hay veces que debo controlarla un poco, si no parece que me la parte, y después de un rato follando, la sacó y se la pongo en su hermosa boca, para que ella la acaricié, chupé, y me saque todo mi semen.
Lara estaba muy metida en su papel de “diabla perversa” mientras que mi chica se revolcaba de gusto por los dedos de una mujer. Se corrió mientras sus labios buscaban la boca de la puta.
No, todo aquello aguanta bien, y seguro que habrá más ambiente, pero en los bares prácticamente sólo dejan entrar extranjeros, si hubieses ido con ellos abrías entrado, pero igual ahora te ponen pegas, a menos que hables ingles con el portero, son todos "machacas" y no distinguirán si eres de fuera o nacional, las veces que he entrado ha sido así, haciéndome pasar por "guiri".
Sin embargo, y según seguíamos hablando del tema, notaba como cada vez me calentaba yo más y, ante mi más atónito asombro, me pareció notar como ella se estaba poniendo muy cachonda también. Acabamos confesando que estábamos los dos muy calientes con aquella conversación y que probablemente, un intercambio de parejas nos excitaría sobremanera a ambos, aunque al final decidimos hacerlo sólo de pensamiento (por ahora, deseo yo...).