Ocasionalmente se dedicaba en silencio y por las tardes a masturbarse, lo realizado dos o tres veces en la semana o cuando hubiese visto alguna película fuerte en la televisión.
No tengo reparos en que Francisco me las vea y me imagino que alguna vez se habrá masturbado pensando en mi lo que por un lado me alaga, pero de un tiempo a esta parte le veía cada vez mas obsesionado con el tema del sexo.
Después de mi primera experiencia con mi primo, quise tener algo con alguien mas experimentado; la primera persona que vino a mi mente fue el rector de mi colegio: Harold. Mi rector, era un hombre de 35 años, súper velludo, fornido pero retierno, era la persona ideal para que me enseñara a disfrutar mas de las mieles del sexo.
Como buen machito le hacía guardia a mi virginidad, hasta que unos días antes de casarnos se la entregué completita en la sala de mi casa. Hasta la fecha queda una manchita de sangre en un cojín.
Lucía, soy yo, está es la única forma de poder decirte lo que me pasa, eres la única que se preocupa del contestador y sus mensajes, así que ahora mismo me estarás oyendo. Verás siempre has sido alguien muy especial para mi, como una hermana a la que cuidar, proteger y alguna vez que otra confesarle mis secretos y lo que voy a contarte ahora, no es más que otro de ellos.
Era la necesidad de tener algún dinero que fuera mío. ¿Para qué? Pues para comprarme cosas, ropa, libros, perfumes, barras de labios, todo aquello que podía hacer feliz a una chica de apenas veinte años, buena estudiante y a la que también le gustaba salir y arreglarse.
Sentí tu orgasmo y me bebí a hasta la última gota de tu néctar, seguí saboreando tu vagina por unos minutos, parecías gozar y yo no quería dejar de hacerlo.
Y Sylvia decia, no me extraña ya que con esas tetazas se la debe poner muy dura al guarrindongo de mi marido (y lo decia sonriente una tía que es una celosa de cuidado, pero se estaba calentando). Sylvia me miraba el rabo de una forma muy caliente.
Regrese a casa y puse a enfriar el vino y a preparar el lomo, cuando dieron las 2:30 de la tarde me fui a una boutique de lencería fina que queda como a tres cuadras del departamento, todo con el fin de verme atractiva y provocativa para cuando Eddy llegara a mi departamento.
El caso que puso a mi amiga bocarriba, él se colocó cerca de su rostro, y apuntó su mástil a la boca de mi amiga; mientras le daba de mamar, la tomó por los tobillos levantándole las piernas en todo lo alto; así que mientras ella mamaba, me pidió que me la cogiera.
Y así pasaron los días, hasta que una mañana me encontraba sola en casa, había salido de ducharme y me estaba arreglando, cuando sonó el teléfono, era mi cuñado preguntando por mi hermana, y como ella había salido, me pidió que lo dejara esperarla en la casa mientras ella llegaba.
La historia que relato empezó así. Hace tres años me casé con un buen muchacho, es mayor que yo cinco años y de cuerpo atlético y bien parecido, además de bien dotado.
El sudor escurría por mi frente y mi trasero, el cual sentía yo perfectamente pegado a él; su verga hasta el fondo, sus manos gozando de mis nalgas y yo por mi parte, debo confesarlo, muy feliz.
Uno de mis mayores placeres es hacerme la paja mirando un video porno. A muchos amigos le parece extraño cuando lo comentamos y yo fundamento mi posición como ahora lo voy ha hacer por si alguien que lea estas líneas comparta el criterio de ellos.
Empezó a lamer mi oído, mi cuello, bajo los tirantes y empezó a chupar mis senos, estaba súper caliente y me deje llevar, apretaba mis nalgas, su dedo ya buscaba desesperadamente la abertura de mi ano, mi vestido callo al suelo, me acostó en el sillón y empezó su exquisita mamada en mi vagina.
He decidido escribirte estas líneas para contarte una fantasía que he tenido contigo, bueno, que llevo teniendo mucho tiempo y que me resulta muy excitante cuando la pienso.
Empezó haciéndome una paja de maravilla, casi no pude contenerme y estuve a punto de venirme en sus manos, ella se dio cuenta de ello y paro, yo solo atinaba a manosearle su culo, sus tetas y su concha que aunque sobre el pantalón notaba que la tenía húmeda
Hace algún tiempo, mi novio y yo estábamos muy presionados en la universidad, él estaba terminando la carrera y yo estudiando y trabajando, por la tanto casi no teníamos tiempo de vernos, como ambos asistimos a la misma universidad, solo nos veíamos en los recesos.
Durante mucho tiempo me dedique al judo y al football americano, realmente no tenia tan mala figura, pero era en extremo tímido, unos cambios de fortuna obligo a mi familia a cambiar el giro comercial y como intento desesperado abrimos un pequeño gimnasio donde mi madre hermanas y yo trabajábamos
Con mi esposa dormíamos en camas separadas. Isabel, mi vecina, tenía su esposo postrado. Ambos hacía tiempo no teníamos sexo. Un día decidimos ayudarnos mutuamente...
Mientas hacía esto, él insistía en besarme la boca y el cuello, en tanto que continuaba esforzándome por apartarme de él, cuando de pronto entre mi agitación y forcejeo, pude ver apenas por el rabillo del ojo
Un vestidito de trasparencias muy cortito de vuelo fino con lo que se marcaban mis pezones y no llevaba tanga sino que estaba con el chochito al aire notando la libertad de no llevar ropa interior.