Después de perder la virginidad con aquel desconocido todo cambió para mí (podéis leer como sucedió en el relato anterior a este) descubrir lo placentero que era tener sexo me hizo sentir la necesidad de repetirlo una y otra vez..
Después de todo ese ajetreo sexual yo estaba a tope, me dolían los huevos por la erección tan tremenda que no tuvo satisfacción alguna y el corazón se agitaba cuando la veía pasar frente a mí.
A veces ese juego lo hacía con mis primos, pero en vez de apoyarme en una mesa, silla o cama, lo hacíamos alternadamente sobre nuestros glúteos, esto sucedía cuando jugábamos al doctor, pero nunca nos penetramos.
Tengo 28 años y estoy casado desde hace siete años con una mujer excelente, no me puedo quejar, pero el asunto es que su hermanita de 18 añitos me tiene loco.
Cierto día a decir verdad en mi cumpleaños 17 mi mama me organizo una fiesta en mi casa, para esto yo ya tenia bastantes amigos y amigas lo que antes nada de nada, en fin, en esas fiesta también había familiares tíos, tías, primos, etc.
Entonces ese zamurro interno se volvió como loco, queriendo salir a cualquier costo. Hice un esfuerzo hercúleo para aguantar el tren de mierda que estaba a punto de llegar a la estación anal a cualquier momento.
Una alberca de aproximadamente 12 metros de largo, por unos 8 de ancho almacenaba por lo menos una docena de personas, en su mayoría chicas entre 16 y 19 años.
Aquí sigue la historia con mi adorada cuñada; de más, esta decir, que esta historia es cien por ciento verídica, y que no daré datos, ni descripciones personales por razones sociales obvias, para mantener en secreto esta relación que ahora se hace imprescindible .
Una vez que recogió todo con la lengua me dijo que se sentía profundamente agradecido, que tenía más de un año de no tener una experiencia homosexual, que hacía grandes intentos por ser heterosexual exclusivamente, pero que la pasión era más fuerte que toda su voluntad.
Pasaron los días y Laura se adaptó muy bien a nosotros. Nos reíamos, contábamos chistes en doble sentido y lo que más nos gustaba era que todas las mañanas nos preparaba un café. Un día nos comentó que estaba de cumpleaños y decidimos hacer comprar algo para picar y algo para tomar.
Katia seguía delante de mi con el rostro imperturbable. Angélica me miraba juguetonamente. En ese momento alguien toco a la puerta. Mire con cara de miedo a Katia, no parecía ni sorprendida ni enojada por lo que estaba viendo, aunque su rostro era de piedra, la chispa de sus ojos delataba el placer que sentía al verme así. Yo baje la mirada.
Mi hermano tenía en ese entonces un trabajo muy absorbente de tiempo y muy mal pagado por lo que ellos tenían problemas económicos algo serios, si bien nuestra situación no era muy holgada nunca nos falto nada, por eso mis padres decidieron tenderles la mano y hospedarlos en casa el tiempo que fuera necesario.
Cuando el agua cubrió por completo mis tetas, tuve que darme la vuelta porque me arriesgaba a ahogarme si me quedaba en esa posición, aunque lo resentí pues estaba gozando como nunca.
Yo comencé a pintarme los labios y al terminar decidí hacer una cosita haber que reacción causaba en las muchachas, me subí la blusa que tenia puesta y me acomode mis tetas, ellas se miraron entre si y también miraban mis tetas, como el espejo del baño era muy grande yo podía ver sus caras mientras hacia que me acomodaba las tetas dentro del brasier.