La parte final de esta apasionante historia con la puta de Sylvia, la guarra y zorra de mi tía.
La polla de D. Jose era enorme, muy gorda y gruesa, larga y llena de venas, oscura, pesada y eso que solo estaba morcillona
Mientras la conversación se desarrollaba pensé cada vez menos en como salir de mi complicada situación y mas en lo que se hablaba, para poder ver me tiré en el piso y saque medio cuerpo del baño de modo que alcanzaba a ver las piernas de las mujeres que estaban sentadas muy cerca una de la otra.
El chofer se puso sobre mí, que me recosté en el sillón, y me clavó por la concha, su rica verga se deslizó fácil en mi concha toda mojada, y comenzó a cogerme fuerte y rápido, al tiempo que Laura estaba ahora en cuatro patas era clavada por el negro mientras le chupaba la verga al otro, yo seguía siendo cogida por el chofer que me daba duro, me hacía gozar, se puso sobre mi y chupaba mis tetas, mis pezones estaban duros, él los comía y mordía mientras no dejaba de clavarme fuerte, yo gemía fuerte de placer.
Mi cuerpo daba espasmos mientras ella seguía liada con mi sexo, no podía aguantar más y me corrí por segunda vez era increíble, me estaba haciendo sentir como nunca me había sentido en el tema del sexo, era fascinante.