Allí me estaba esperando, con un boli entre las manos, sin saber a donde mirar, abrí mi lata y empecé a beber y después de un sorbo de bebida fría y burbujeante bajaba la lata por mi cuello, al igual que el lápiz, me rozaba las tetas y eso hacía que mis pezones se apreciasen, más todavía.
Me puso boca abajo, me abrió las piernas y metió su boca en mi culo. Sentir su lengua lamiéndome el ano me puso la polla otra vez a tope y, cuando creyó que ya estaba suficientemente dura, me dijo:
Me doy cuenta que las cosas suaves a ella no le gusta, a si que de un empujón la coloco de boca y sin aviso le entierro mi verga hasta las bolas en pleno culo... ella grita de placer, yo ya no aguanto mas... y empiezo a botar litros de semen dentro de su culo.
Gema, se había recostado en la mesita del teléfono y mientras Curro con la verga bien embadurnada se le metía poco a poco por el culo, ella soltando pequeños gritos, se frotaba el clítoris y tenia dos dedos metidos en su vagina.
Comencé besando sus senos, tenia unos pezones grandes y de color chocolate, para más tarde dirigirme a su chochito y se lo bese lentamente luego le metí mi lengua hasta lo más profundo posible.
Pero sentir esos pechos juveniles clavados en mi torso y mis manos en el inicio de su exacto culo me impedía relajarme en absoluto. “Con una chiquilla como tú en brazos no es nada fácil relajarse, aunque si debe serlo gozar”, me oí decir. Ella me miró inquisitivamente, entre sorprendida y halagada.
Me lancé sobre él y le chupé los pezones, en este momento me acordaba de ti, de cómo te gusta que te haga lo que le estaba haciendo a él, bajando hasta su entrepierna presidida por aquel mástil que amenazaba desgarrarme por dentro y que, precisamente por esto quería sentirlo bien hondo.
Me agarró la cara y me dijo con la voz ronca del deseo: Viste que estás linda en serio, mientras con la otra mano me desabrochaba los jeans y metía una mano por debajo de mis bragas. Y mojada, muy mojada, siguió, sin dejarme de mirar, mientras los ojos se me entrecerraban sin que yo atinara a nada más que a suspirar.
Estábamos en el club, los cuatro con otras parejas amigas, y Jorge mi compadre tenía que regresar temprano porque debía atender a un cliente del exterior, así que nos pidió a mi mujer y a mí que lleváramos de regreso a Roxana.
Acarició el interior de mis muslos, depositó una mano en mi polla, que masajeó también suavemente hasta notarla erecta, mientras con la otra mano acarició mis huevos, jugando con ellos como si fueran bolas chinas, deslizó un dedo hacía mi ano, lo acarició y empezó a penetrarme con él.
Era bastante más alto que Diego, casi quince centímetros, y evidentemente mantenía esa proporción en todo sentido, ya que su verga era, calculó, unos cinco centímetros más larga que la suya.
Primera parte de una curiosa historia que tengo con la novia de mi mejor colega; fue novia mia hace tiempo; comienza con unas cervezas y unas risas y acaba de la forma más insospechada; relato real.
Yo era un profesor relativamente veterano: llevaba 16 años dando clases de Química, y había desempeñado cargos directivos en el centro, siendo una persona respetada por padres, alumnos y profesores.
No volvimos a hablar mas del tema porque quizá pensamos que eran unas frases dichas en un acaloramiento pero un día que quedamos ha cenar y tomar unas copas con unos amigos.
Nos quedamos haciéndonos mimos en el diván hasta que me dijo que ahora era el turno de ella, quería cumplir mi fantasía. la hice arrodillar en el piso y le dije que solo debía hacer lo que yo le dijera, mi pija estaba entre dormida y le dije que la haga parar, me dijo que le iba a costar mucho, que no sabia chuparla, nunca lo había hecho y le daba asco.
Mi lengua se posó en su clítoris el cual empecé a chupar con desenfreno, logrando que su cuerpo se retorciera de placer una y otra vez, para luego introducirse directamente en su vagina saboreando sus jugos como el elixir más afrodisíaco.
De acuerdo a los relato que he visto publicados en este sitio, consideré que quizá les fuera interesante leer sobre esta situación que puso a un amigo mío al borde de lo que puede ser un nuevo entendimiento de su vida como pareja.
Me desató y me fue quitando las vueltas del cordel, cuando llegó a la polla, quitó sin ninguna contemplación el cello que unía mi polla al receptáculo de plástico, me aguanté las ganas de chillar, quería demostrarle que su cornudo también era un hombre y que podía aguantar aquello y mucho más.
Por mi parte, yo se lo metía y lo sacaba casi todo para volvérselo a meter fuertemente, ya que era algo que a ella le gustaba mucho, solo hacia constantemente hasta que sentí que se tensaba en mis brazos y apretaba fuertemente sus piernas llegando a un nuevo orgasmo, que al igual que los anteriores, eran largos y deliciosamente fuerte.
Empecé a masajeárselo con la palma empapada de mi mano y luego con mis dedos decidí abrirle los labios oscuros de su vagina, fue entonces cuando acerqué mi boca y mi lengua a esos labios que me recibían con placer.
Me sentí mas aliviado, toda la presión se desapareció, veía a mi abuelo totalmente diferente, al apreciar que tras de sus ojos verdes su rostro fuerte y su temple, existía un hombre capaz de amar con tal intensidad a una mujer que nunca la olvido y fue capaz de amar con tal intensidad a mi abuela que aun mantiene ese sentimiento a flor de piel.
Hice que su bata cayera en el suelo pasando mis manos sobre sus hombros, hasta que solo se quedo vestida con una braguita blanca, bajé mi cabeza hasta sus senos y ella echo su cabeza hacia atrás mientras chupaba como un lactante con una fruición que dejaban escapar gemidos de su boca.
Las chicas pasaron con nosotros dos espléndidas semanas, un día una al otro día otra ( siempre se quedaba una con su tía por pura prudencia) llegaron a conocer todos los maravillosos escondites que estas islas paradisíacas ocultan.
Su lengua hacía círculos de derecha a izquierda primero y luego al revés sobre su glande rosado y descomunal, se la sacaba y con ella flácida se la restregaba por la cara, como queriendo atrapar los restos de esperma que habían ido a parar a su cara
Manuel metió la lengua en el hoyo de Laura pero debido a su estrechez no pudo hacerlo por mucho tiempo y su pene aun no se erguía, así que metió un dedo para darle gusto.
Ella que siempre me había considerado su atleta, su niño, su chico de complexión atlética y bien definido, y era verdad, todo era verdad, practicaba atletismo, era delgado, fibroso, complexión atlética y cara de niño porque aunque que tenia 29 años aparentaba 5 menos, había veces que dependiendo de como se vistiera ella parecía mayor que yo, pero bueno esa es otra historia que no viene a cuento ahora.
Nos vestimos, su amante había regresado, ella no dejaba de besarlo y agradecerle con su mirada el despertar sexual de su nuevo agujero, como si yo no estuviera, como sino existiera; el me miraba a mi con prepotencia de saberse mi condición de cornudo sumiso consentido y humillado
Me desataron las manos y volvió a advertirme que ni siquiera me tocara o el resto de velada la pasaría en el cuarto de baño a oscuras y de rodillas con las manos atadas por detrás a mi polla, mientras oiría sus jadeos desde la habitación.