Es una historia que le sucede a un muchacho de 27 años en el sur de Chile, después de 8 meses de inactividad sexual, es cómico, entretenido, y anecdótico, léanlo, se los recomiendo.
Se acercó y me besó en los labios. Cuando pasó la mano por mis tetas bien de frente, no como si fuera una caricia casual, lógicamente tiene que haber sentido la dureza de mis pezones, pero siguió de largo para luego volver.
Esta es una fantasía sexual que se me ocurrió después de un sueño erótico que tuve. Esto no significa que la realizaré aunque quien sabe si un día se dan las circunstancias y se cumple. Mi nombre y el de mi pareja no los diré al igual que otros datos por motivos obvios. Solo diré que soy de Chile.
La levanté y la hice que se sentara sobre mi, eso facilitó mucho pues le desabroche los botones de su blusa, se la quité y muy lentamente le fui sacando el sostén como retardando y disfrutando más la vista de sus senos.
No pude evitar una erección, mis jeans, ya ajustados por la moda, casi explotaban ella subió su mano lentamente y siguió apoyada en mi hombro, dándome un concierto de respiración.
Te bese en la boca, compartimos tu leche en tu boca, toda tu acabada sobre mí volvió a excitarme, pero mi concha ya no resistía una verga adentro, así que volví a sentarme sobre tu cara, refregaba mi concha sobre tu boca, enterraste tu lengua en ella, y yo me movía sobre tu cara, refregándome sobre tu lengua, mis jugos comenzaron a caer sobre tu boca, los bebías y me lamías más fuerte
Alejandro me recordó que me quedaban 3 minutos, y con voz burlona me dijo que esta vez no lo conseguiría y, aprovechando la situación le reté a que si yo lo lograba el sería el siguiente, lo cuál fue el incentivo más poderoso que se me pudo presentar para conseguir que Aldo sucumbiera a mis caricias.
Las leyes argentinas, no permiten el cambio de sexo, es por eso que compre un pequeño departamento en Santiago en Chile hablé con mi madre, en su cara vi la tranquilidad de estar haciendo lo correcto, era una suerte que el dinero no iba a ser problema alguno. Esos días hablamos muchos, le quite el peso de mi violación de chico, lo cual me agradeció, no le conté, lo de mi primo y amigo de la primaria, estábamos en paz, por lo menos nos sinceramos.