Argentina país maravilloso
Este es un relato real vivido. Yo soy abogado de Asesoría Legal y Técnica en una gran empresa automovilística ubicada en mi preciosa ciudad de Córdoba.
Recordando lo que me paso hace un año y medio aproximadamente no dudé un segundo en escribirla, me parece bastante interesante.
Yo tengo 32 años y me llamo Gustavo y tengo un amigo y colega al cual le llamaré Ricardo (los nombres que pongo evidentemente son ficticios) tiene 35 años, como todos sabrán los momentos difíciles que estamos pasando en mi país y ese día hace aproximadamente un año y medio se produjo una gran huelga en Córdoba y por supuesto en mi empresa también y yo soy una persona que aun estando de acuerdo con el fondo de los motivos que provocaron la huelga tampoco estaba dispuesto a que me crucificaran, por lo cual todos los días de huelga me personaba en la portería de la empresa haciendo acto de presencia, desde luego nunca me atreví a desafiar a los piquetes entrando en el interior de la misma al igual que una gran cantidad de compañeros.
Yo tenía a mi amigote, Ricardo el cual tiene un gran éxito con las mujeres y como esta huelga paralizaría todo tipo de actividad por una semana, excepto la actividad de los Cuerpos Especiales de la policía y gendarmería que llegaron a emplearse a fondo y con verdadera saña, contra todo grupo formado por 4 o más personas.
La mayoría de los trabajadores nos impusimos como obligación, él presentarnos media hora antes del toque de sirena de entrada en fábrica en los alrededores de la portería, la cual cerraban a muerte y no dejaban pasar a nadie los piquetes, cinco minutos después del toque de sirena la policía se ponía en marcha y soltaban golpes a diestro y siniestro a todo aquel que pillaran delante, a partir de ahí comenzaban a originarse verdaderas batallas campales.
Los trabajadores más inteligentes o sensatos o ambas cosas a la vez diez minutos antes del toque de sirena procurábamos desaparecer del que sería poco después el campo de batalla, uno de estos días cuando disimuladamente me alejaba me encontré con mi amigo Ricardo el cual estaba acompañado de dos chicas a las cuales yo conocía de vista, él me las presentó rápidamente, una, Elena, pelirroja con un cuerpazo descomunal, mediría aproximadamente 1,72 y con unas medidas formidables, 105 – 65 – 100 y la otra Carmen, mas bien bajita, muy morena y con un cuerpo realmente delicioso, lo tenía perfectamente proporcionado, ambas eran administrativas en el servicio de personal, después de las presentaciones Ricardo se dirigió a mi… – ¿Qué vas hacer Gustavo? ¿Cuáles son tus planes?
– Pues no lo sé, me imagino que dar vueltas por ahí. – ¿Por qué no nos acompañas y pasamos el día juntos? Yo me quedé mirando a las chicas y al ver en ellas un gesto de complacencia no me lo pensé dos veces, me decidí de inmediato, los cuatro nos dirigimos al coche de Ricardo y el enfiló en dirección a la Villa de Carlos Paz, una hermosa villa veraniega de mi provincia, pero dado la altura del año, con muy poca gente, no como en verano que no se puede ni andar, antes de llegar a dicha Villa hay un paraje Camping el Ensueño cual está rodeado por uno de sus laterales de pequeñas, solitarias y bonitas arenas que luego llegan al rio, estilo pequeñas playas, en un kiosco nos armamos de bocadillos y cervezas, Ricardo inicio la subida por el camping que queda en lo alto de un pequeña colina y al cabo de un kilómetro se internó por un solitario camino el cual desembocaba en un solitario playita que da al rio, en cuanto llegamos paró el coche y radiante de satisfacción nos pregunto… – ¡Qué! ¿Qué les parece el sitio? – ¡Es maravilloso! Se nota que no es la primera vez que bienes por estos lugares he pillín (dijo Elena) Por cierto Elena está casada y tiene 32 años y Carmen lleva dos separada del marido y tiene 34, el marido de Elena es un jefazo de fábrica y entra todos los días y sale de fábrica protegido por la policía y eso a Elena la revienta, los primeros días se enfadaba un montón, ahora pasa de la cuestión.
Cogimos los bocadillos y cervezas y bajamos a la playita, se podría decir que eran dos terrenos contiguos en una había una pequeña formación rocosa y al otro lado había otro pequeño arenal, nos dirigimos hacia ese lugar y Ricardo (el muy maldito) nos dice a Carmen y a mí… – Ustedes dos en este lado, Elena y yo al otro ¿Qué te parece Elena?
– Que estoy de acuerdo. Carmen protestó y no le sirvió de nada, yo no dije absolutamente nada, yo era el desubicado de los cuatro, luego ya no lo sería tanto, ellos desaparecieron al otro lado de las rocas, el día era muy caluroso, me descalcé y me saqué la camisa.
Ricardo en el coche tenía toallas pero ninguno de nosotros tenía bañador, Carmen se descalzó y se sentó a mi lado, en principio casi no hablaba pero a los 10 minutos ya hablaba por los codos, pasaría una media hora y nos pareció escuchar un gemido, Carmen curiosa se levantó y se acercó a las rocas, en cuanto se asomó al otro lado puso una mano en la boca para no gritar con los ojos abiertos como platos, yo al verla también me levanté y al mirar me quedé paralizado ¡Ricardo y Elena totalmente en pelotas estaban entrelazados en un perfecto 69! En esos momentos Elena chupaba la polla de Ricardo soltándola de vez en cuando para exhalar un gemido de tremendo placer, Ricardo le estaba haciendo un trabajo supremo sobre su clítoris, me fijé que los pechitos de Carmen subían y bajaban aceleradamente y yo tenía mi polla como un hierro candente, entonces cogí a Carmen suavemente de la mano y tiré de ella hacia la toalla, ella se dejó conducir mansamente, sin mediar palabra la recosté suavemente sobre la toalla, acerqué mi boca a la suya y en principio la besé suavemente, ella se dejó hacer pero sin ser demasiado participativa, de repente como si despertara de un sueño comenzó a besarme furiosamente sus manos recorrían mi espalda y sus uñas me arañaban suavemente mientras su pubis buscaba afanosamente el máximo contacto con mi enardecida polla.
Carmen de pronto se puso de rodillas sobre la toalla y sus manos rápidamente soltaron el cinturón y el cierre del pantalón, de un solo golpe me bajó pantalón y calzoncillos al unísono, en cuanto me los sacó sus manos cogieron mi polla acariciándola suavemente, mientras ella la miraba con gula y deleite, bajó su cabeza y su lengua comenzó a dar pequeñas pasadas sobre el prepucio, después de darle una serie de lamidas se puso en pie se quitó las bragas a toda velocidad, se situó sobre mi pecho y me metió su coño en toda la boca, yo nunca había tocado con mi boca un coño tan exquisito y por otro de una perfecta desconocida me dio un poco de asco pero el perfume que soltaba era enervante y al mismo tiempo ella no me dejó pensar porque comenzó a frotarlo furiosamente mientras sus manos y boca se habían apoderado de nuevo de mi polla que estaba a reventar, con mis manos cogí el culo de la chica para frenarla sus locos movimientos sobre mi cara y como un verdadero experto en esto de chupar coños mi lengua comenzó a recorrer dulcemente aquella hermosa grieta que se le ofrecía, noté la protuberancia del clítoris y comencé a chupárselo muy suavemente, ahora Carmen dejó de chupar mi polla y se concentró en el enorme placer que le estaba proporcionando, su culo se movía suavemente al compás de mis lamidas, yo se lo sujetaba firmemente para ser yo quien dirigiera la operación y no ella, después de haber descubierto esta técnica pretendía matarla de placer, quería grabarle mi marca a fuego, mi boca chupaba su clítoris, mi lengua jugaba con los sabrosos labios vaginales en un recorrido constante, ahora arriba, ahora abajo y adentro de su conducto vaginal todo lo que daba de sí, vuelta arriba y chupadita de clítoris, Carmen gemía cada vez más fuerte y de pronto su culo comenzó a temblar, todo su cuerpo sufrió un poderoso espasmo lanzando un grito que debió escucharse en todo el Camping, en ese momento y como ella no había dejado de pajearme ni un momento yo lancé un poderoso chorro de esperma que fue a parar directamente a su cara y pecho, los chorros que lanzaba eran tremendos y ella glotona bajó rápidamente su cabeza y comenzó a tragarse todo lo que pudo, de pronto se escucharon risas y aplausos… ¡Bravo! Eso si que ha sido una gran mamada, no sabía yo que eras un experto en esas técnicas Gustavo (dijo Ricardo)
– Gustavo, yo también quiero probarlo (dijo Elena)
Entonces Carmen defendió lo que en principio consideró que le pertenecía y dirigiéndose a Elena le dijo… – Eso será si le quedan fuerzas al terminar conmigo.
Todos nos reímos muy a gusto y Carmen terminó de desnudarse pues todavía conservaba puesto su blusa sujetador y falda, cuando se quitó todo Ricardo y yo nos quedamos embobados con su cuerpo, era menudita pero su cuerpo era precioso, sus hombros, pechos, cintura y caderas eran de una armonía tal que realmente podía servir como modelo para una estatua Griega, ella riéndose me metió en el mar, después de nadar un rato, salió y me dio un beso… – Y tu cochinito ve a lavarte también, te huele la boca a coño que es un asco.
Todos nos reímos y todos fuimos al agua retozando como críos ya no había inhibición de ningún tipo a Elena le encantaba sumergirse y cogerme de la polla, la mía era más grande y gruesa que la de Ricardo (18 por 4,5 centímetros) en una de estas sumergidas me la cogió pero con la boca, ella tenía un aguante excepcional bajo el agua tanto que consiguió ponérmela como un poste de teléfono, ella salió bajo el agua medio asfixiada y cogiéndome de la mano me arrastró con ella a la arena, yo desde luego no me hice de rogar desde que la había visto le tenía unas ganas tremendas, era dos centímetros más baja que yo y su cuerpo escultural, en cuanto llegamos a las toallas ella se estiró sobre una de ellas abriéndose con sus dedos las labios del coño…
– Veni macho, méteme ese palo aquí dentro que está rabiando por recibirlo.
Sin pensarlo dos veces me situé entre sus muslos y sin necesidad alguna de dirigirla la cabezota de mi polla como si hubiese olfateado el delicioso pastel de coño que se le ofrecía se incrustó en la entrada de su vagina, con un ligero movimiento de caderas esta comenzó a penetrar en el interior, era increíble lo lubricado que tenía el conducto vaginal, Elena realmente disfrutaba a tope con una buena polla introducida en su interior, más tarde me confesó que la de su marido solo medía doce centímetros y por añadidura sufría de eyaculación precoz, en cuanto mis cojones llegaron a tocar su culo ambos acompasamos nuestros movimientos, ella manejaba sus músculos vaginales como si de una aspiradora se tratara, a pesar de que yo tengo un aguante tremendo faltó muy poco para empezar a correrme pero ella se dio cuenta rápidamente y paralizó todo movimiento, descansamos un ratito mientras yo daba unos sabrosos chupetones a sus erectos pezones que estaban mojaditos y con un gustito especial por efecto del agua rio, de nuevo acompasamos nuestros movimientos, mi polla se deslizaba por su engrasado y caliente conducto de una manera maravillosa, follar a aquella mujer era una maravillosa experiencia, una maravillosa delicia, ella comenzó a emitir sonoros quejidos de placer y a acelerar sus envites contra mí yo simultáneamente aceleré mis acometidas, lancé un sonoro mugido y mi polla comenzó a lanzar en el interior de Elena un verdadero manantial de espesa y caliente leche, en ese preciso momento ella lanzaba un estridente grito y su espeso flujo se confundió con mi semen, los dos nos besamos con agradecimiento, no es fácil llegar a conseguir un orgasmo simultaneo tan poderoso, nos sentamos en la toalla y nos quedamos contemplando a Carmen como frotaba desesperadamente su coñito sobre la cara de Ricardo, evidentemente Ricardo no se percató del truco que yo había utilizado para paralizar sus frotamientos y el hombre casi se ahoga cuando Carmen comenzó a correrse y le incrusto todo su coño en nariz y boca cortándole la respiración, si no se la saco de encima se muere.
Era evidente que Ricardo era un verdadero experto eligiendo a las mujeres estas dos eran unas tremendas ninfómanas en cuanto descansaban un poco ya estaban pidiendo más guerra así que después de comernos tranquilamente unos bocadillos y tomarnos unas cervezas Ricardo y yo nos tumbamos sobre las toallas, ellas dos comenzaron a jugar, Carmen comenzó a dar lengüetazos a mi polla mientras Elena hacía lo mismo con la de Ricardo, cuando consiguieron ponerlas bien duras (para lo cual tardaron un buen rato, cada uno de nosotros llevaba una media de tres corridas) Carmen que todavía no había probado mi polla en su coñito se colocó sobre ella y cogiéndola con la mano la dirigió al centro de su rajita, en cuanto posicionó la cabezota fue bajando su culito poquito a poco hasta que se la incrustó absolutamente toda, Elena hacía exactamente lo mismo con la de Ricardo (era todo un espectáculo contemplar a aquellas dos amazonas cabalgando a los dos sementales) yo me incorporé ligeramente, cogí a Carmen de las caderas, elevé un poco mis piernas y los dos nos quedamos abrazados sentados sobre la toalla, ella en mi regazo, en esa posición ella estaba empalada absolutamente pero al mismo tiempo estaba imposibilitada de hacer cualquier movimiento, ella comprendió perfectamente mi intención y mientras yo me comía sus preciosas tetitas ella hizo bailar sus músculos vaginales, las contracciones que comenzó a emitir a mi polla eran divinas materialmente me estaba chupando la polla con su coñito, estuvimos un largo rato en esa posición entonces me quedé estupefacto «Ella me pidió a gritos que la enculase».
Sin pensarlo dos veces la quité de encima, la puse a cuatro y después de engrasarle la entrada del ano con sus propios flujos apoye la cabezota de mi polla en la entrada y comencé a presionar, después de empujar un poco la cabeza quedó encajada en su alojamiento empujé un poco mas y mi polla penetró más de la mitad, un poquito más y la tenía absolutamente toda adentro, en todo esto ella no dijo ni mú solo se limitaba a menear el culo con objeto de facilitar la penetración lanzando bufidos según la iba penetrando, después de llegar al fondo y esperar un ratito a que el hoyo se acostumbrase al invasor, comencé un lento movimiento de mete saca, sentía mi polla como en un caliente túnel donde se deslizaba con relativa facilidad, la sensación era maravillosa, mientras con mi mano izquierda la sujetaba de la cadera pasé mi mano derecha bajo ella y pude acariciar sus preciosas tetitas, los pezoncitos los tenía duros como piedras, era un placer pasar la palma de la mano sobre ellos, luego bajé la mano y con los dedos pulgar e índice comencé a excitar su clítoris, simultáneamente los movimientos de penetración se aceleraron, Carmen movía el culo de una forma deliciosa, ella comenzó a emitir sonoros gemidos y sin poder aguantar más el placer que yo sentía comencé a lanzar tremendos chorros de semen en el fondo de su culito ella al notar el tremendo calor del mismo comenzó a temblar como una hoja movida por el viento, su corrida fue apoteósica.
Ricardo al ver como yo enculaba a Carmen quiso hacer lo mismo con Elena pero esta no se lo permitió le dijo que por ahí ella era virgen y que por ese agujero nadie la desvirgaría (yo me prometí hacerlo en cuanto tuviese la ocasión propicia).
Esto fue la crónica de un día de huelga donde a parte de librarme quizá de recibir una manada de golpes lo pasé divinamente follando a un par de ninfómanas compañeras de trabajo, además en solo unas horas sobre el arte de hacer el amor aprendí más que en algunos años de vida.
Ellas viven ahora en Bs As, Elena y Carmen si alguna vez llegasen a leer este relato espero lo disfruten como yo lo he disfrutado.
Tengo un recuerdo especial para Elena, tres semanas después de estos hechos dejó de ser «virgen» definitivamente, yo fui el feliz mortal que lo ha conseguido.