Capítulo 12
- Pisa el acelerador I
- Pisa el acelerador II
- Pisa el acelerador III
- Pisa el acelerador IV
- Pisa el acelerador V
- Pisa el acelerador VI
- Pisa el acelerador VII
- Pisa el acelerador VIII
- Pisa el acelerador IX
- Pisa el acelerador X
- Pisa el acelerador XI
- Pisa el acelerador XII
- Pisa el acelerador XV
- Pisa el acelerador XVI
- Pisa el acelerador XVII
- Pisa el acelerador XVIII
Pisa el acelerador XII
Amanecía el jueves, era el gran día. K iba a alcanzar su mayoría de edad y yo iba lograr lo que buscaba.
(Se dice a veces: Ten cuidado con lo que deseas no vaya a ser que lo consigas).
(No saben hasta que punto he comprobado la veracidad de esa aseveración).
No me masturbé, deseaba reservarme para la gran fiesta. Sería la gran noche de K, la que él había esperado muchos años, pero también sería la mía.
Había decidido provocar mi bautismo anal.
Pensé en realizarme una penetración con el consolador, pero no quise. Quería que lo primero que entrara en mi culo fuera su polla.
Recogí la primera orina de la mañana (la más apropiada para análisis y la más fuerte del día) y la eché en el depósito del consolador. Empecé a chuparlo, quería desarrollar habilidad en hacerlo.
Seguí cogiendo soltura en la labor y lograba abrir mi boca al máximo, para poder asumir esa circunferencia. Encendí el vídeo y me dispuse a ver mi grabación favorita, con toda la escena de la tumbona de la piscina varias veces e intercaladas las escenas más excitantes de las otras cintas (las cinco pajas de K, las dos veces que me echó su semen en la leche, cuando meaba en el servicio y cuando lo hizo en la botella) con una duración de 44 minutos.
No me importaba tener esas cintas, ni el consolador, la ropa o las zapas. Porqué aunque viene servicio a limpiar, planchar, cocinar etc. No pueden entrar en mi cuarto.
Tengo una cerradura electrónica (de combinación) y la puerta se cierra sola (con un resorte aunque quede abierta).
Me gusta mi privacidad (por eso no tengo servicio las 24 h) y me tengo que joder y limpiar yo mi cuarto. Como no me gustan esas tareas (excepto la vez que limpie la mierda de perro para que K disfrutara, aunque esa vez gocé más yo), limpio poco y mi cuarto es la habitación más guarra de la casa. Aunque con mis frecuentes actividades sexuales ahora es más guarra aún.
Seguí chupando y lamiendo ese hermoso (aunque artificial) miembro.
Cuando visionaba la escena en que K meaba en la botella de zumo presioné y me tragué mi orina. Me excitó pero no acababa de gustarme. Tenía que conseguir orina de jóvenes a los que deseara. Esa me iba a saber deliciosa.
Estaba en cama esperando a que dieran las 7:15 (mi hora para asearme y salir hacia mi despacho) cuando se me ocurrió como conseguir deliciosa orina. Los futbolistas del equipo al que patrocino (de 20 a 22 años), serán mi fuente amarilla.
Les pediré, como muestra de espíritu deportivo, que recojan su orina antes o después del partido para analizar. No solicitaré una muestra pequeña, sino envases grandes para tener un buen suministro. Mandaré analizar la orina y así tener más datos de los chavales.
De hecho ya tengo varios datos, he hecho copia de sus fichas personales, que incluyen características físicas y datos personales y familiares, así como deportivas y sanitarias. Les diré que forma parte de una campaña a favor del deporte sin drogas, pero les añadiré que un poco de cannabis no será tenido en cuenta, que puede ser debido a aspirar el humo de otros, sin saber que fumaban.
(Esto no es verdad pero, muchos chavales fuman porros y yo no quería verme privado de sus fluidos, si dejaban el equipo.
Enviaré a un sanitario a recoger la orina de los chavales. Más adelante tengo que buscar un sitio donde recogerla con cámara oculta y así grabarlos mientras mean. Será maravilloso poder beberme ese líquido mientras veo sus pollas en la pantalla.
Ahora que lo pienso voy a patrocinar equipos en la categoría anterior y superior, es decir de 16 a 19 y de 22 a 24. Hay que seguir de cerca de las jóvenes promesas y voy a disfrutar mucho yendo a tres vestuarios, en vez de sólo a uno.
Mis provisiones semanales de orina van a ser pantagruélicas. (Gargantúa y Pantagruel de FRANÇOIS RABELAIS). Aunque me identifico más con un personaje secundario de dicha obra –Gargantúa es demasiado erasmista incluso para mí- me refiero a Panurgo, un cínico buscavidas cuya filosofía nace de su experiencia y de su observación del mundo.
Más adelante buscaré la forma de conseguir también semen. Les diré que es una campaña contra las enfermedades venéreas (enfermedades de la diosa Venus, la diosa del amor, junto con su cómplice Eros). Las que ahora se denominan E.T.S. (enfermedades de transmisión sexual).
Me voy a preocupar mucho de la salud de esos chicos, de hecho me interesa la salud de los que me proporcionan fluidos.
Ya hace unos días me interesé por si me habían contagiado el SIDA (la leche de vaca no, pero la de K que la aderezaba, bien podría).
Me dijeron que debía esperar tres meses antes de hacerme un análisis (por los períodos de incubación), pero ya buscaré la forma de analizar la sangre o semen de K y así salir de dudas.
Fui al despacho pero apenas me concentré en el trabajo. La verdad es que no tengo muchas obligaciones, más allá de supervisar la labor de otros.
Fui a mi pequeño apartamento en la ciudad. Normalmente lo usaba de picadero.
(Sitio destinado a la monta de caballos y yeguas claro). Aunque la yegua esa noche iba a ser yo.
Pensé en tener mi iniciación allí, pero no se me ocurría un motivo para que K se quedara a dormir en mi apartamento en vez de ir a su cercana casa.
Sería fuera, conozco un motel discreto que se halla cerca de 7 prostíbulos, de hecho la mayoría de los que allí se alojan consiguen la compañía en esas carnicerías. (Según el diccionario ramera es la mujer que comercia con su propia carne).
Preparé 7 dosis de las medicinas que no se deben tomar (y mucho menos dar a nadie sin su consentimiento), las partí (5 y 2) entre una botella de litro de cerveza y una petaca con whisky (de malta, claro).
Dejé la botella en la nevera y me guardé la petaca en la cazadora.
Pensé que necesitaría un catalizador que provocase la reacción de K. Fui a ver a un doctor en farmacia que conozco y le dije que estaba escribiendo una novela (la gente que me conoce sabe que no publico, pero que escribo en diversos estilos sobre distintos temas). (De hecho he colaborado en cortos y en un largometraje como guionista y director artístico).
Le planteé un argumento digno de un culebrón: Una mujer se quiere quedar preñada, de un joven, que no se ve atraído por sus maduros encantos. Le pregunté si tomando éxtasis (MDMA) en alguna bebida él sentiría un deseo sexual que saltase la barrera del rechazo.
Me contestó que no.
Que sentiría alterada la percepción de sus sentidos, oído, vista, olfato, gusto y sobre todo tacto, cualquier caricia sería muy placentera y se sentiría excitado pero esa sustancia no provocaba incontenible deseo carnal y muchas veces lo impedía.
Para lograr lo que deseaba, necesitaría la suma de varias circunstancias:
Una persona joven que lleve tiempo sin actividad sexual.
La previa excitación de esa persona, por cualquier método. (Por ejemplo haciéndole ver un vídeo porno)
Hacerle ingerir un alucinógeno, con lo cual vivirá todo como una fantasía en la que improvisará.
Crear un ambiente de relajación y seguridad a su alrededor
Por último pero lo más importante de todo es que sólo sienta cosas positivas hacia la persona con la que va a acostarse.
Naturalmente el alucinógeno le sacará deseos ocultos que pueden ser positivos o negativos.
Le pregunté que tipo de alucinógeno podría ser y él me dijo que esa información no debe ser hecha pública.
Claro está, contesté, pero necesito saber en que sustancias has pensado para justificar su origen y adquisición por tal libidinosa dama.
Comprendió mi interés de ajustar los cabos del nudo argumental de una historia y me facilitó el nombre de dos alucinógenos por mí conocidos, es más de uno de ellos no tardaría más de 10 minutos en tener suministros, puesto que conocía a un «distribuidor» (a veces pienso que conozco a demasiadas personas de muy distintas procedencias y actividades).
Me despedí de mi amigo y llamé al conocido (en realidad los dos se dedican a lo mismo conocer y vender sustancias que sin dejar de ser drogas tienen distintos fines). Tras una breve charla me envió un motorista con un paquetito y yo pagué lo acordado.
Seguí hacia mi ático. Por el camino llamé al restaurante donde reparte I y encargué comida muy ligera para dos. Al llegar puse un servicio más en la mesa y guardé la comida que me tenían preparada en la cocina.
Esperé a mi repartidor favorito y cuando llegó le volví a poner mala cara. Antes de que preguntara le dije.
Me acaba de llamar mi amigo y me ha vuelto a dejar plantado.
Que mala pata, lo siento.
No es nada. Tú no tienes la culpa. Es que me fastidia comer sólo.
Ya, ¿quieres que me quede un rato, así no comes sólo?
Cojonudo, siéntate ya estaba todo listo. (Me agradó mucho que lo propusiera él. Eso significaba que le iba interesando, aunque aún no como yo deseaba).
Comimos rápido charlando de temas intranscendentes, pero durante toda la comida me sentí muy excitado. Hacía horas que no me corría y mi polla estaba en sus mejores momentos. En un momento me llegó a pisar (muy ligeramente) con esas alucinantes zapas que le había regalado. La retiró en seguida pero me hizo ver la gloría. No sé como pero algún día tendré algo muy fuerte con I.
Se despidió y se marchó y mientras lo veía desde mi terraza montar en su moto, me frotaba mi paquete esperando el momento en el que K me montaría a mí. Sería esa noche. Preparé el alucinógeno y lo vertí en la petaca con whisky de malta y pastillas de temprar. Me la guardé en la cazadora, junto con la crema anestésica para el esfínter que había conseguido.
Cuando iban a ser las 18 pasé a recoger a K y allí estaba, fiel a la cita que le había impuesto.
Me dirigí hacia mi finca y por el camino K comentó que era una putada trabajar hoy que era su cumpleaños. Yo frené a un lado de la carretera y le dije.
¿Por qué no me lo has dicho?
Lo intenté pero no me dejaste acabar.
Tú eres tonto. Hoy cumples 18 años y ya tendrás otros días para trabajar para mí (en realidad yo quería que empezara a trabajarme esta noche). Vas a tener una fiesta de cumpleaños inolvidable.
Di la vuelta y fuimos a un mesón donde bebimos una cerveza y pedimos la especialidad de la casa, unos langostinos al ajillo (muy sabrosos pero con mucha guindilla y por lo tanto muy picantes).
Seguí hacia la ciudad pero en vez de ir a mi ático fui al apartamento.
Una vez allí, saqué la cerveza (trucada) de la nevera y la puse junto a dos vasos me serví muy poca y le llené su vaso estaba sediento y se la bebió casi de un trago.
Siguió bebiendo mientras yo me serví un cubata y me preguntó que planes tenía.
Le dije que iríamos a ver un espectáculo erótico a un cabaret de las afueras. No entendió a que me refería y le dije, vamos a putas.
Le ilusionó era un rollo muy caro para sus posibilidades y le pareció una buena forma de celebrar su mayoría de edad.
Acabó el litro de cerveza y yo mi cubata y nos marchamos hacía el club. Yo era harto conocido (tanto en ese como en los otros próximos) por eso no me costó que atendieran mis indicaciones.
Solicité un reservado con espectáculo de todas las chicas que estuvieran disponibles (era muy pronto para ese local) para escoger a dos para una fiesta privada. Quería que danzaran delante de nosotros mientras elegíamos a nuestras taxi-girls. Pedí un cubalibre de ron añejo y un whiskata de malta 15.
Le dije al encargado que las que no eligiéramos cobraría 30 euros y las dos afortunadas 150. Le pareció bien me dijo que tenía diez disponibles y le pagué 540 euros. Nos metió en el reservado más grande de la casa. (Con una pequeña sala, cuarto de baño y un cuarto con cama). Una vez allí empezaron a desfilar las lumis, delante de nosotros, excitándonos con sus lascivos movimientos. En realidad a mí me ponía cachondo rozarme ligeramente con K y ver su cara de excitación.
Yo escogí una letona muy tetada y K una ucraniana muy guapa, las dos eran las más jóvenes y delgadas. Estaban muy buenas y K estaba muy excitado. Me aparté con las dos y les expliqué que K era el novio de mi prima y no quería que se corriera.
Le dije a la ucraniana que jugara a excitarle y le dejara chupar sus pechos y su coño, que lo acariciara pero que no lo pajeara y ni dejara que él lo hiciera. Que si se corría mi prima se cabrearía conmigo y yo con ella. Asintió comprendiendo cual era su misión y me marche con la de Letonia a ver como era una rusa blanca. (Lituania, Letonia y Estonia fueron anexionadas por la U.R.S.S. pero ya vuelven a ser repúblicas independientes).
Me fui a mi cuarto con ella y le pedí una paja rusa, es decir correrme entre sus tetas. (Hoy en día se denomina cubana, y no me extraña puesto que suelen tener unos pechos muy apropiados. Pero yo prefiero llamarles como antes por recordar a la montaña rusa). No me excitaba la labor, excepto por pensar como debía estar pasándolo K y por el hecho de ensuciar a una mujer.
Me corrí enseguida (por llevar tantas horas sin hacerlo y beber más pastillas en el vaso de cerveza en mi apartamento). Me limpié y salí K estaba semi desnudo con una erección de impresión y la zorra aún con las braguitas provocándolo y frenándolo según mis instrucciones. Encendí la luz del techo iluminando toda la escena. Era la señal acordada y las dos prostitutas se marcharon.
Me acerqué a K que se vestía sin entender que pasaba y fingí dar un trago a mi petaca (medicación y alucinógeno).
Bebe cabrón que estarás seco. (Cogió la petaca pero no bebió)
No me dio tiempo a nada.
Bebe hostia. Es tu cumpleaños. (Bebió no notaba ningún mal sabor)
Me senté a su lado y le eché el resto de la petaca en su vaso cogí lo que quedaba de mi cubata y le dije brinda conmigo. Brindó y nos acabamos todo.
Salimos del night-club y montamos en mi coche. No volvíamos a la ciudad y K me preguntó a donde íbamos.
Vamos a un motel de carretera. Necesito descansar, esa tía me ha agotado.
Pero yo tengo que volver a casa.
Si, como si alguien fuera a echarte en falta.
Calló dolido por la frase. Llegamos al motel y guardé el coche en el garaje. Subimos a la habitación y K se sorprendió por la decoración recargada y que sólo hubiera una cama.
¿Quién te crees que se aloja aquí, rodeado de prostíbulos, la conferencia episcopal?
No dijo nada, se sentía agotado por tanto alcohol y tenía las pupilas dilatadas. El alucinógeno empezaba a hacerle efecto. Fui al servicio y me unté el esfínter con la crema. Me di bastante pero que no se notara. Comprobé que empezaba a hacer efecto pues podía introducirme dos dedos sin molestias.
Nos desnudamos quedándonos en calzoncillos y nos metimos cada uno por un lado de la cama. Al poco tiempo y siguiendo mi plan fingí un sueño profundo.
Poco a poco con movimientos que simulaban naturales me fui acercando hacia él ofreciéndole mi culo. Al notar su cercanía se apartó pero no tenía mucho espacio.
Se giró para empujarme y yo insistí rozando mi culo contra su polla. En unos segundos culeé sobre ella y noté que sus manos ya no me alejaban. Seguí moviéndome lenta pero fuertemente contra esa polla que llevaba horas deseando gozar.
Mantuve los movimientos mientras como en un sueño empecé a respirar fuertemente y a suspirar débil pero audible. Incluso intercalé un gemidito.
K se animó y empezó a moverse hacia mí y a empujarme con la fuerza de sus caderas.
Su ritmo causó en mí un aumento de respiración, suspiros, bufidos y gemidos entrecortados. K se sintió jaleado por mi reacción e incrementó sus movimientos.
Ya no me empujaba, yo estaba tumbado boca abajo y el encima montándome aunque todavía llevábamos el slip.