Paula tardó poco en coger el coche y llegar a casa de Fernando. Venía de rondar junto a la casa de la chica de la empresa, aquella a la que había visto a través de los monitores "jugando" frente a su ordenador.
Las imágenes se repetían en su cabeza con insistencia. A través de la cámara de vigilancia había visto a la chica de aquella empresa masturbarse furiosamente una tarde de sábado, en su puesto de trabajo, delante del ordenador.
Siguen las fantasias eroticas sin medir las consecuencias...
Ella escribe un mail describiendo cómo imagina el encuentro. Él contesta...
Los días pasaban con el normal ajetreo de trabajo. Había mucho movimiento en la planta y las mercancías entraban y salían sin cesar.
Era una suerte tener un trabajo así. Llevaba dos años en una empresa subsidiaria de una multinacional. Sus tareas se relacionaban siempre con ordenadores. Aparte de lo cansado que resultaba pasar un montón de horas diarias sentada delante de una máquina, luego tenía sus compensaciones.