relatos eróticos ordenador

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Tres sets de tenis y un ordeñador

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Ello no obstó para que Javier quedara prendado del güero, que lo trató con la punta del pie durante los dos meses en los que le fue infiel, lo sometía a cosas nuevas sin ninguna ternura y lo hacía pagar por su propia no aceptación de su ser homosexual.

Sin medir las consecuencias IV

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Las imágenes se repetían en su cabeza con insistencia. A través de la cámara de vigilancia había visto a la chica de aquella empresa masturbarse furiosamente una tarde de sábado, en su puesto de trabajo, delante del ordenador.