Han pasado 6 años desde que perdí la sensación de tranquilidad y felicidad. Desde que tengo memoria recuerdo a mis padres discutir, simples opiniones opuestas se transformaban en verdaderas batallas de insultos, y la gran mayoría yo quedaba en medio de su fuego cruzado.

No recuerdo nunca el haber visto un atisbo de cariño por parte de ellos, pero sí había veces que me mostraban a mi un poco de su humanidad, eran pequeños gestos como esperar que terminara de cenar para comenzar a pelear, mirar si estaba durmiendo para así bajar el volumen, y otras cosas parecidas. Mi madre siempre conversaba y estaba al tanto de mi vida, mi padre por otra parte había veces que me pasaba a buscar al colegio e íbamos a comer un helado mientras hablábamos sobre mis calificaciones.

Un día después de cumplir 12 años, mi madre se despide en la puerta con un abrazo. Ese día fui muy alegre al colegio pero al llegar a casa estaba vacía, no quedaban muebles, no estaban los gatos, simplemente estaba mi padre sentado en la escala con una expresión difícil de describir, una sonrisa estaba en su rostro y sus ojos parecían estar a punto de estallar, me dio la impresión de que estaba riendo para no llorar.

— Gabi, hemos llegado a un acuerdo… Ya no podemos estar juntos tu madre y yo, simplemente nos rendimos…

— ¿Dónde está mamá? ¿Dónde están las cosas?

Mi padre no respondió mis preguntas, simplemente se puso de pie y me pidió acompañarlo, caminamos dos calles hasta llegar a una pequeña casa azul, sorprendido veo que hay cajas y muchas cosas familiares están repartidas por todos lados.

— Esta será nuestra nueva casa, tu madre se fue a su pueblo natal dijo que se pondría en contacto, por ahora intentemos hacer lo mejor posible.

Así inició una nueva etapa en mi vida, sin adaptarme al cambio bajé todas mis notas y mi personalidad se volvió introvertida, al contrario de mí, mi padre se volvió todo un rockstar. Cambió toda su ropa, su peinado era moderno y un aro en su oreja hacía de él un verdadero adonis. No fue mi sorpresa que solo un año después llegase a casa con una mujer mucho más joven que él.

— Hijo ella es Cristina, es mi novia…

— Hola Gabriel, es un gusto conocerte por fin

No recuerdo como respondí aquella vez, siempre me esfuerzo por recordar ya que esa vez debí causar la peor impresión por que desde aquella vez nunca más vi una sonrisa dirigida a mi.  Me pregunto qué salió mal, en que momento me gane el odio de mi padre y madrastra, tal vez no hice bien las cosas, o simplemente, no querían mi existencia.

— Oye pedazo de basura, tu padre dice que solo tienes una semana para largarte ya no hay excusas mañana cumples 18 y serás un adulto será mejor que lo sepas

— …

— Bien así me gusta, ahora desaparece… Ya sabes, puedes llegar después de las 10 como siempre y no hagas ruido al entrar o tendré que hacerte dormir en el patio otra vez

Los últimos años de mi vida fui tratado como un perro, se me permitió dormir en casa y nada más, debía salir temprano al colegio y llegar tarde sin hacer ruido, mi presencia los molestaba por lo que debía evitar ser visto a toda costa. Había olvidado mi cumpleaños, era una fecha esperada para mi ya que por fin podría huir sin miedo a persecución o a la activación de búsqueda de un menor extraviado.

No entiendo el sentimiento de celebración, tampoco entiendo muy bien el significado de cumpleaños, pero parece que es una fecha importante o al menos eso me imagino debido a las reacciones de profesores que cada año me miran raro al saber que en mi cumpleaños no reaccionó de alguna manera especial.

Una vez terminada la escuela me fui al parque de todos los días, antes caminaba por toda la ciudad pero este año simplemente me siento en una banca a esperar que anochezca para poder volver a mi cama. Hoy estaba más solitario de lo normal, generalmente muchos transeúntes y niños llenan el parque pero hoy solo estaba yo y algunas parejas de enamorados.

Cuando el reloj del parque decía que eran las 21:33 me preparé para partir rumbo a dormir, fue entonces cuando una banda me impide el paso, eran 7 o quizás 8 hombres todos corpulentos que me rodearon.

— ¿Este tipo fue ?

— No estoy seguro, pero se parece mucho

— Bueno mejor démosle pero no nos excedamos por si nos equivocamos

Su conversación ignoraba mi miedo, simplemente estaba esperando su juicio, del miedo no pude pronunciar ninguna palabra, de hecho no pude hacer ninguna acción, un golpe en mi cabeza me hizo caer rápidamente le siguieron varios golpes, calor brotaba de mi cabeza y frío de mi cuerpo, debido a la fatiga vomite lo poco que tenía en mi estómago, recuerdo que uno gritó que no era yo a quien buscaban y luego no recuerdo nada todo fue oscuro.

— Entonces solo queda esperar doctor?

— No sabemos el daño neurológico que puede tener, lo siento

Una conversación lejana llegó a mis oídos, intente abrir los ojos pero solo pude abrir el izquierdo y con mucha dificultad, pude observar un blanco muy fuerte, además mucho ruido ambiente llegó a mí, máquinas que pulsaban de forma aguda también voces llamando a un doctor y un llanto desgarrador de fondo. De a poco la imagen a mi alrededor fue tomando forma, era un hospital. Los médicos me examinaron detalladamente, y me explicaron de forma sencilla que estaba con fracturas en brazos y piernas y además con un traumatismo encefalocraneano, era mucha información y solo entendí que tenía mi brazo y pierna rotos además de que mi cabeza estaba golpeada.

Cuando abandonaron la sala, un silencio llegó que me dio un alivio, pero una persona estaba sentada en shock en una silla en la esquina derecha de la habitación siendo un punto ciego debido a que mis ojos estaban hinchados debido a los golpes. Me resultaba muy familiar, era pequeña y tenía un corte de cabello que llegaba hasta sus hombros, su piel era blanca como la nieve, y su contextura era muy delgada haciendo resaltar su pequeño pecho. No podía recordar dónde conocía a esta mujer pero algo en ella me resultaba familiar y tranquilizador.

Llevaba 3 días en el hospital y ya no estaba conectado a oxígeno y me habían quitado las sondas que incomodaban bastante, la mujer que estaba el primer día aquella vez se fue a los pocos minutos sin decir ninguna palabra, aún esperaba su visita ya que era la única quien sabía que podría venir, esto debido a que la policía cuando vinieron a tomar mis declaraciones para buscar a los delincuentes me dijeron que fue la única de la lista de contactos de mi escuela en responder ha llamado, mi sorpresa fue la existencia de aquella lista, si la hubiese conocido sin dudar la hubiera llamado antes para pedirle comida o un baño caliente. Mi evolución es lenta pero estable, debido a mi desnutrición mi cuerpo no tiene energía para sanar por su cuenta pero las enfermeras me han ayudado en todo y me están brindando un tratamiento muy bueno.

— Hola Gabi, ¿te dieron tus vitaminas? ¿Ya tienes ganas?

— Si me las tomé… ¿Están seguras de que no puedo pararme e ir yo?

— ¿Y cómo te afirmas eso? ya no seas tonto yo te ayudo ponte de lado con cuidado

Parte del tratamiento y ayuda era asistirme en poder orinar, debido a mis fracturas en pie y brazo derecho, no podía ponerme de pie ni tampoco tomar objetos, tenía aún el brazo izquierdo pero debía esperar a que se fueran los moratones ya que me dolía mucho. Poniéndome de lado la enfermera toma un recipiente de plástico, luego pide un momento para poder ponerse los guantes, tranquilamente o hace y acto seguido levanta mi bata y agarra mi pene envolviéndolo con sus dedos, apuntando la punta hacia el envase con cuidado, aquel contacto hace que comience a empalmar, ella buscando mi mirada sonríe, esto no es la primera vez que pasa. Después de prácticamente obligar a mi vejiga a soltar la orina pude realizar el acto, ella tomando unas toallitas limpia mi pene con cuidado y luego vuelve a taparme con la bata y la manta de la cama.

— No debes ponerte nervioso, o te hará mal

— Lo siento…

— Bueno ahora me voy

Esto ocurre 3 o 4 veces al día, y lo peor y más vergonzoso era cuando necesitaba hacer mi otra necesidad pero eso es un secreto que jamás contaré a nadie. Habían pasado ya 2 semanas y todo continuaba igual, comidas 3 veces al día, enfermeras me hacen compañía algunas horas en el día, estaba mejor que nunca y lo mejor es que el dolor se esfumaba al pasar los días.

— Bueno Gabi, ya debo ir a cambiar mi uniforme en media hora será el cambio de turno y hoy tengo una cita por lo que me iré un poco antes

— Gracias por todo…

— Ya somos amigos debes soltarte más, si lo hicieras serías un imán para chicas

— No lo creo…

Carla es la enfermera más simpática, siempre atenta y desde que se dio cuenta de que nadie me visitaba pasaba unas horas haciendo compañía, hoy no fue la excepción, ella acomodo su uniforme desordenado al estar sentada en el sillón y se preparó para salir de la sala, entonces vio la mesa pegada a una pared haciendole recordar algo.

— No has hecho pipi en toda la tarde, antes de irme te ayudare

— No es necesario

Sin escuchar para nada lo último, tomó el recipiente y caminó a mi lado. Como lo más natural del mundo retiró la manta y levantó la bata, luego agarro mi pene mientras colocaba el recipiente, pasaron varios segundos y yo no podía lograr nada, ella inconscientemente comenzó a moverlo mientras una sonrisa se forjaba en su rostro.

— Pon a trabajar a tu amigo

—Pe-Perdón no puedo…

— Tranquilízate y saldrá, ooh veo que estás ganando energía jiji

Debido al juego que ella estaba teniendo moviéndolo de un lado, logre una reacción magistral se noto una leve sorpresa pero ella siguió con el juego solo que esta vez en vez de moverlo comenzó a subir y bajar su mano despacio, dándome la espalda para que pudiera ver su rostro, el movimiento de su mano aceleró, provocando que gimiera despacio, un calor iba bajando por mi vientre mientras su mano acariciaba todo mi pene desde la punta hasta la base, en un momento sentí un liquido tibio caer sobre mi pene y su agarre se volvió más refaloso, la sensación era sublime no tarde nada en soltar grandes cantidades de semen, no me había masturbado en meses ya que siempre llegaba cansado a casa y me dormía inmediatamente.

Como si no fuera nada raro, ella tomó las toallitas y limpio la punta de mi pene con cuidado luego apretó para que saliera la última gota y volvió a taparme, al darse vuelta su rostro era serio pero sus mejillas estaban rojas.

— Veo que pudiste hacerlo bien, me alegro… Tengo dos días libres por lo que el miércoles vendré otra vez, que estés bien

Sin esperar respuesta ella sale de la sala dejándome sorprendido, había sido el mejor momento de mi vida, estaba muy ansioso de lo que nos esperaba para el futuro, eso significaba que estábamos enamorados y que nos íbamos a casar, o eso había escuchado en la iglesia donde iba a comer algunos fin de semanas. Esa noche después de intentar masturbarme 3 veces pero no poder por el dolor en la muñeca izquierda logré quedarme dormido.

Creo que esa noche es la vez que mejor he dormido en mi vida, no me di cuenta cuando entró la ronda médica a revisarme, por suerte no me despertaron o más bien no insistieron a lo lejos escuchaba sus opiniones y sentía manos tocando mi cuerpo pero era lo rutinario.

Al abrir los ojos un rayo de sol me molestaba, debido a esto nuevamente no pude apreciar la silueta familiar que estaba a los pies de la cama, cuando mis ojos se adaptaron a la luz del lugar pude observar bien, era la misma mujer que me visitó, había vuelto. No sabia que decir por dónde comenzar, a diferencia de aquella vez ahora podía observar mejor cada detalle, su piel seguía igual de blanca, pero la chaqueta que llevaba tapaba su figura.

— ¿Quién es usted?

— …

No había respuestas por parte de ella, no soy bueno para conversar con desconocidos, pero había algo en ella que me causaba nostalgia. Respirado profundo y mostrando una fuerza hasta ahora escondida, la mujer me observa y se dispone a hablar.

— Bruno.. ¿De verdad no me recuerdas?… Soy tu tía, hermana de tu madre

— ¿Mi tia?

— No recuerdas que yo te cuidaba cuando eras niño

— Perdón pero no recuerdo bien mi infancia

La verdad no recordaba nada de mi infancia, las imágenes que tenia de lugares y personas no sabía si eran recuerdo o invenciones mías, por lo que siempre he dado por hecho que he olvidado 15 años o más.

— Mi hermana te abandonó, y tu padre prohibió cualquier acercamiento a ti… Debí luchar más duro, perdóname por favor

— No es su culpa…

— Pero ya hice los arreglos y hoy nos vamos para la casa

— ¿Casa? Tia…Y-yo no puedo volver

— Bueno te ayudo a vestirte si quieres…

Ignorando mi respuesta, mi supuesta tía, quien aún no conocía su nombre, apretó el botón de asistencia. A los pocos minutos entran dos enfermeras, quien conversan algo rápido y se ponen junto a mi y me ayudan a ponerme mis bóxer en primer lugar, pude observar como cada una de ellas acarició discretamente levemente mi pene, luego me pusieron un pantalón deportivo y al final una chaqueta debido a que mi yeso no permitió el poder ponerse una polera. Mientras esperábamos los papeles y una silla de rueda yo estaba sentado en la cama, era primera vez que estaba en esta posición.

— Tia…

— No te preocupes Gabi, iremos a mi casa… Cuando llegaste aquí llame a tu padre, y me dijo que peleaste con tu madrastra y te fuiste de la casa… Como sabes mi hermana rehízo su vida y no quiere saber nada de nadie

— Ya veo… ¿le puedo preguntar algo?

— Nose si podre responderte pero claro hazlo

— ¿Cómo se llama?

— Verdad que no te acuerdas de mi… Me llamo Sofia, soy la hermana menor de tu mamá

Al ver la sonrisa de mi tía, recordé a mamá. Ahora entendía por que siempre me pareció familiar era como ver a mi madre pero más joven y delgada, mientras conversábamos sobre mi colegio, cada pregunta personal le respondía con un no recuerdo o bien un después le hablaré de eso, no quería que supiera mi pasado ni como me trataba mi padre, los médicos y enfermeras dieron las condiciones para la hospitalización domiciliaria, podía estar de pie pero solo unas pocas horas al día, una vez por semana debía tener control y cualquier dolor de cabeza o mareo inmediatamente debía volver al hospital, hubo muchas otras cosas que mi tía anotó en una libreta y una vez terminado toda la charla fuimos hasta el estacionamiento.

El camino fue ameno, había un silencio pero era incómodo. El auto paró frente a una casa moderna, ella emocionada me dijo que este era mi nuevo hogar, luego con una mirada seria me dijo que antes de entrar debíamos conversar sobre un tema importante, el cual era el no guardarnos nada y contarnos todo. Siguiendo su regla, ella me contó sobre su vida.

Nacida y criada en una familia con 5 hermanos, mi tía siendo la menor siempre fue la olvidada. Además era la menos atractiva entre sus 3 hermanas, siempre la atención estaba en su 3° hermana, mi mamá, quien se robaba el cariño de los hombres e incluso de sus padres. Por eso cuando cumplio se vino a vivir acá sin saber que su hermana también estaba acá, y es más, ella se había casado a los 2 meses de relación y estaba embarazada. mantuvo su distancia un tiempo, pero cuando me conoció rompió esa distancia y me visitaba mínimo una vez a la semana. Luego mi madre volvió a su pueblo, ella conoció a un hombre y se distanció de mí, pero luego termino su relación debido a una infidelidad por parte de él, por lo que quiso volver a tenerme en su vida, pero un día fue a verme y mi padre la intimidó para que no se acercara y ella se alejó. Pasaron los años y perdió mi rastro, hasta que un día llamo la policía que yo era uno de los números de emergencia que pudieron encontrar buscando en fichas antiguas, contaron que sus contactos dijeron que no eran responsables y que se desentienden de cualquier responsabilidad. Llegó al hospital, vio mi estado, fue a presentar la denuncia, y se puso a modificar su casa para recibirme.

Luego fue mi turno, le conté todo. Lágrimas brotaban sin cesar por parte de ambos, ella me abrazó tiernamente, estuvimos así varios minutos. Luego con dificultad entramos, era una casa muy moderna en decoración, mi pieza daba al patio, tenía una cama grande, un mueble y un televisor, una verdadera bendición.

— Entonces ¿Qué es lo quieres hacer?

— Bañarme…

No faltó otra palabra para que empezara a preparar el baño, a pesar de insistir que pusiera bolsas en mis yesos y yo me duchaba solo, no pude ganarle y me sentó en una silla de plástico debajo de la ducha y ella solo en un sostén deportivo más unas calzas me iba a ayudar.

Antes debido al trauma y los dolores no reaccionaba al contacto con mi cuerpo, pero ahora que me estaba recuperando las hormonas comenzaron hacer de las suyas, el solo ver el cuerpo de mi tía logró una leve erección que no pasó desapercibida, pero no dijo nada al respecto y actuó normalmente, me enjabono todo el cuerpo con cuidado, los yesos tanto de mi mano y pie estaban cubiertos de un plástico especial que ella compró, me pidió intentar ponerme de pie para poder limpiar bien mi espalda y trasero, no pudo evitar entrar y abrazarme de frente, tocándome con pequeños pero firmes pechos, su brazo izquierdo me abrazaba para afirmarme y el derecho cubría con la esponja toda mi espalda baja y trasero, no pude evitar tener una erección total, mi pene quedo entre sus pechos y golpeando su cuello, pero nuevamente no se molesto ni reaccionó.

Esa noche estaba intentando dormir, cuando escucho la puerta abrirse, mi tía veía solo con una polera muy larga que le tapaba hasta poco más arriba de las rodillas, sin inmutarse se acuesta a mi lado. Como si fuera lo más normal del mundo me comenzó a hablar, su tono era muy dulce, sin querer le revele mis miedos y le dije que tenía mucho miedo que ella igual me abandonara que a pesar que recién la conozco siento que la quiero mucho.

Aunque intenté detenerlas mis lágrimas comenzaron a caer, ella estrechó su abrazo poniendo mi cabeza en su pecho, pude apreciar de primera que a pesar que sus tetas eran pequeñas eran muy cómodas, ella acariciando mi pelo me decía que todo iba a estar bien, esto hizo que me sintiera más tranquilo pero aún así seguía llorando, pero esa leve tranquilidad me hizo más consciente y pude sentir en mi cara sus pezones puntiagudos. Estuvimos así mucho tiempo, aún me mantenía en su abrazo, ella como podía me acariciaba con su mano el yeso en mi brazo hacia que solo alcanzara mi estomago o mis muslos, fue en un momento que su mano pasó por mi pene, logrando que me detuviera de llorar debido a la sorpresa.

Era diferente de cuando me masturbo la enfermera, esta vez era tierno y cariñoso, la mano de mi tia agarraba mi pene con cuidado y suavidad, yo aproveche para acariciar con mi boca sobre su polera, tenía sus pechitos a mi disposición, sus pezones comenzaron a ser visibles y agarre uno con mis labios provocando un suspiro por parte de mi tia. La sensación de mi pene me estaba torturando quería que fuese más rápido, instintivamente comencé a mover mis caderas, mi tía al notar esto aumentó su velocidad y a los pocos segundo me corrí mucho nuevamente, incluso los músculos se tensaron provocandome un dolor en mi pierna rota.

— Parece que hoy tendremos que dormir en mi cama.

Así comenzó una nueva etapa de mi vida, pasamos del conocernos al cariño y rápidamente al cariño físico, mi tia me ayudaba a vestir, a ir al baño y en las noches dormíamos abrazados, a veces cuando tenía pesadillas ella me abrazaba y eso terminaba en una masturbación deliciosa mientras yo le comía las tetas, al principio siempre sobre la polera pero luego ellas se la subía para permitirme devorarlas a mi placer.

Después de un mes me quitaron los yesos, pero mis músculos estaban atrofiados por lo que aún era dependiente, ese día habíamos planeado pedir pizza para celebrar mi recuperación, debido a que estuve mucho tiempo con yeso mi piel olía horrible por lo que necesitaba bañarme urgentemente.

— Gabi, debido a que hay que enjabonar bien quitar toda la piel muerta y suciedad tendremos que quitar la silla

— Yo estaba pensando lo mismo

Estaba apoyado de pie con mis manos en la pared mientras mi tia con su usual conjunto deportivo estaba en la ducha conmigo, limpio con cuidado cada parte de mi brazo, y luego se agacho para jabonar mi pierna, cuando me tocó darme vuelta con cuidado sin querer le pegue con mi pene erecto en su carita, esto causo risa en ambos, pero no esperaba su respuesta, simplemente con las noches de masturbación y el poder fantasear con mi tía yo estaba feliz, pero este nuevo nivel de cariño físico era algo bueno.

Sin previo aviso comenzó a lamerlo con su lengua, seguidamente metió toda la punta en su boca, mientras jugaba con su lengua. Metiéndose todo hasta el fondo, emite un ruido gracioso luego lo sacó de su boca y me miró sonriendo, su mano agarró la base, como poniendo un límite y comenzó a chupar mientras su mano acompañaba el movimiento de su cabeza, un sube y baja por todo mi pene, la forma en que sus dedos se enredaban acompañado de sus bonitos labios hicieron que no aguantara mucho, instintivamente agarré su cabeza con mi mano izquierda y lancé un grito de placer, ella sin intención de salir recibió toda mi leche en su boca, después de soltarla ella dio unas lamidas como para limpiarlo luego sonrió y continuó enjabonando mi cuerpo como si nada hubiese pasado.

La relación ahora tenía dos delicias en el menú, masturbadas nocturnas y sexo oral en la ducha, poco a poco el limite entre ambas se fue borrando y hubo noches donde me dormia después de haber follado la boca de mi tia, muchas veces intente llevar las cosas por otro camino pero ella siempre me detenia, incluso una vez que intente yo bajar a su cuerpo ella se paro y se fue a su habitación. Los meses pasaban y mi recuperación era cada vez más visible, podía utilizar mi brazo para la rutina diaria y mi pierna ya aguantaba caminar distancias cortas.

Había pasado un año desde mi hospitalización y también se celebraba mi cumpleaños, había preparado muchas cosas dulces, fue un dia muy especial por primera vez me sentía realmente feliz, hasta hoy aún sentía un miedo en que me abandonaran, aunque realmente aún queda un poco de eso en mi mente, soplando las velas del pastel pedí como deseo el poder estar siempre con mi tia.

Esa noche al estar abrazados acostados, nos pusimos a conversar sobre la vida, me preguntaba mis planes a futuro, y muchas cosas más. Cuando mi primer bostezo apareció, mi tía se levanta de la cama como recordando algo y se va al baño, mis párpados se hacían pesados, pero cuando se abrió la puerta toda aparición de sueño se esfumó.

Mi tía salió completamente desnuda, era hermosa. Su físico era delgado pero no se veía mal, sus pechos eran pequeños pero firmes y traía su conchita depilada era una verdadera muñeca de porcelana frente a mi, instintivamente saque mi pene y me prepare para el sexo oral, pero ella soltó una risita.

— Gabi, quítate todo, hoy como regalo te voy a dar algo que llevas tiempo deseando

Rápidamente se esfumó toda mi ropa y quede desnudo mientras mi tía se estiraba a mi lado, rápidamente nos acercamos y nos abrazamos, este momento de intimidad fue la respuesta a el cariño que nos teníamos, nos cuerpos desnudos tocandose lograron que mi pene casi doliera de lo erecto y la piel de mi tía se erizo haciendo que sus pezones se pusieran duros, y aunque parezca mentira nos dimos nuestro primer beso. Fue el primer beso de mi vida, no se como lo hice pero me hice adicto y no quería soltar los labios de ella, sin poner resistencia mi tía se dejaba ser, mis manos estaban en su pecho y en su trasero tocando todo a mi gusto, saliendo un poco de mi intensidad ella se acerca a mi oído y me susurra

— ¿Qué quieres hacer?

— Deseo comerte

— Cómeme soy tuya…

Tumbada sobre su espalda me puse sobre ella y fui directo entremedio sus piernas abiertas, me metí a besar sus muslos, iba acercándome a mi meta centímetro a centímetro con mis labios y lengua, pero al ver su rostro se cruza en mi vista esas tetas que tantas noches bese, sin pensarlo subí comencé hacer mía con pasión esos ricos pezones, sentía mi pene rozando con su conchita y poco a poco íbamos humedeciendo nuestros cuerpos, mi tía me miraba con una cara de placer que nunca le había visto, era una mujer en celo.

Moviendo sus caderas mientras yo me daba un festín con sus pechos y cuello, mi pene quedo en la entrada de su conchita, con otro movimiento de ella toda l apunta ya había entrado, mirándonos a los ojos ella entrelaza sus brazos por mi cuello y me jala hacia su boca, mientras nos comíamos la boca yo empujé todo lo que faltaba de mi pene hasta el fondo de ella, con un gemido que recibí a un centímetro de mi oído, comencé a meterla. La habitación se llenó de nuestros gemidos y no pude controlarme y comencé desenfrenadamente a meterla y sacarla, cada gemido que le producía con mis estocadas me daban más energía para meterla más profundo posible, podía sentir cómo las paredes de su conchita apretaban mi pene, en un momento los dos comenzamos a gritar, no sabría decir quien soltó más, pero la vagina de mi tia chorreaba como grifo.

Me sentía cansado y con un leve dolor en mi muñeca derecha pero no importaba nada, estirándome sobre mi espalda me puse junto a ella, mi tía se limpio un poco y luego apoyó su cabeza en mi pecho, así avanzamos a una nueva fase de nuestra relación, pero aún me faltaba algo que quería.

Sin darnos cuenta nos dormimos en la misma posición, por lo que con cuidado retire a mi tía sobre mi, y fui al baño por la mañana. al llegar la observo durmiendo y me lleno de una emoción difícil de describir, creo que se llama amor, aunque el observar mucho trajo lujuria y deseo también a la oración.

Quitando suavemente las sabanas veo el cuerpo totalmente el cuerpo desnudo de mi tía, no teniendo cuidado para no parecer alguien turbio o degenerado, la muevo y le abro las piernas, mi intención era que despertase, ahora con la luz de día podía observar su conchita depilada y rosadita, sin pensarlo dos veces me lance a comer, pase mi lengua por toda la zona luego me detuve en la parte que estaba hinchada, en algún momento mi tia comenzó a gemir, cuando intensifique mi lengua sus manos me acercaron y apretaron contra su cuerpo como si quisiera que me metiera dentro, mi boca se llenó de un líquido alcalino y algo pegajoso pero muy erotico. Luego me llamó para acostarme junto a ella y estuvimos toda la mañana hablando abrazados como una pareja recién enamorada.

A partir de entonces teníamos sexo 2 o 3 veces diarias, a veces debido al trabajo de mi tia solo podíamos darnos unos servicios express con nuestras bocas, a pesar de tener una diferencia de 16 años ambos éramos sexualmente compatibles y el hecho de mi tia pareciera una muñeca de porcelana hacia que nuestra diferencia no se notara, por lo que afuera solo éramos una pareja de enamorados más.

Un día después de volver de mi clase universitaria encuentro todo apagado, algo raro, me puse a buscar a mi tía que se supone que debía estar, todo estaba oscuro y no podía encender la luz ya que no funciona, llame a mi tia y no contestaba, luego llame a la compañía y me dicen que el servicio se repondrá en 5 horas más. A pesar que la terapia y la relación con mi tia me habían sanado, la ansiedad me estaba ganado, cuando voy al dormitorio, me llevo una sorpresa mi tía estaba dormida en la cama, sin decir nada fui a abrazarla, asustada me recibió y escuchó todo lo que pasaba, no pudo evitar reírse aunque no de forma burlesca.

Aprovechando el apagón, ella me dice quiere probar algo nuevo y que le da vergüenza pedirlo, sin dudar acepté sin saber que era, mientras nos besábamos nos fuimos quitando la ropa, luego ella bajó y me lamió dejándome el pene muy mojado con su saliva, colocándose de rodilla al borde de la cama, me pidió que se la metiera por el culo.

Centímetro a centímetro iba entrando, ella se quejaba pero me pedía que no parara, cuando estaba todo adentro agarre sus caderas y comencé a embestir con cuidado haciendo que cada embestida fuera más larga, hasta llegar a que mi pene solo quedara con la punta adentro para luego meterla toda, sus gemidos con tardaron en llenar la casa, su culo era placentero. subiendo su espalda y abrazando como pudo se sujeto de mi, yo aproveche para abrazara y tocar su pecho y con mi otra mano meter un dedo en su conchita, ahora gritos eran los que provocaba esta situación, su trasero no era grande pero era exquisito para mi, fueron tres o más los orgasmos que tuvo ella mientras yo seguía metiéndosela por el culo, hasta que no pude aguantar más y descargue todo dentro de ella, sin fuerza caímos derrotados, con mi tia dándome un beso en agradecimiento.

Nos volvimos adictos al sexo anal, cada día lo hacíamos hasta que el día de mi graduación, en la cena mi tia me dice que ya no haríamos nada por un tiempo, sorprendido le pregunto el motivo.

— Ahora que ya eres un arquitecto, es momento de intentar formar una familia…

¿Fin?