Una vez más me equivoque, sentada a su lado, por unos instantes seguimos al sol en su camino a la noche, el momento era propicio para hablar y creo obligatorio relatarles una vez más escuche una confesión en este caso de una compañera de viaje.
Mi hermana salía a colación tan frecuentemente en nuestras pláticas, que debo admitirles, que sus comentarios de deseo fueron parte importante a que mi propio deseo fuera aumentando hasta el grado de violar a mi hermana, que como recordarán ustedes, fue como inició mi incestuosa relación con ella.
Ella jamás me penetró, solo me lamía y acariciaba esa partecita de mi chocho que me hacía reír en forma incontrolable, un cosquilleo por todo mi cuerpo descontrolado me revolcaba en su cama y mi pequeñísima vulva se llenaba de fluidos que mamá bebía como zumo del paraíso, era una cosa magnética su chocho, era mi juguete preferido y ella me lo daba todas las veces que yo lo quería.
El viajo a Argentina cuándo yo tenia 15 años y un poco mas y desafortunadamente murió en un asalto haya eso destrozo a mi familia durante mucho tiempo el balance de mi familia quedo roto y cada uno siguió su camino durante meses mi madre se lanzo a la bebida y yo salía a paliar a la calle y vagaba todo el día y llegaba solo de noche a la casa muchas veces para encontrar a mi madre tomando borracha y llorando mirando un álbum fotográfico.
El tiempo pasaba lento y desesperante por mi parte además en las noches aun cuando soñaba con lo que había hecho y lo que había sentido y todo lo que me importaba era reunir gota a gota de mi cuerpo de mi semen para descargarlo dentro de mi mamita en su preciosa vaginita peludita y olorosa dentro de esa seducción malsana que deseaba de ella.
El solo ver el sujetador de mamá hizo que mi verga se endureciera aún más y estuve a punto de vaciar mis pelotas − Oh, Dios mío … te puedo hacer eso – dijo mamá acercándose a la cama, tire la sabana para el lado y ella aferró mi pene − ¿está bien así? – pregunto ella moviendo su mano arriba y abajo suavemente – sí, mamá … está bien – le dije poniendo mi mano sobre la suya y animándola a seguir, pero ella repentinamente me soltó la verga, su cara reflejaba confusión y de seguro la situación la conflictuaba con si misma − ¡no! … no es justo … no puedo hacerlo … eres mi hijo – dijo ella tratando de alejar su mano de mi pene, yo se la aferré con fuerza y me corrí salpicando de semen mi mano y la suya, cuando mamá vio mi lechita saliendo a borbotones de la punta de mi polla, mantuvo su mano que se cubría con el líquido seminal y me acompañó los últimos movimientos
Mi lengua saboreaba por primera vez un chochito, y que chochito ¡mi dios! El coño de la señora Evelyn, no era frondoso, sus rizos oscuros eran delicados y esparcidos unos pocos sobre su monte de venere y otros en torno a sus labios vaginales, para ser una mujer madura, su vagina no denotaba la edad de ella, su vulva era juvenil, mi padre empujaba mi cabeza sobre sus labios hinchados, la señora Evelyn movía sus caderas no pudiendo reprimir su placer, mi padre soltó mi cabeza y salió de la habitación.
Mi padre continuaba a confundirme con mamá, me escapé de su abrazo y corrí al baño a buscar un par de toallas, cuando volví mi padre me jaló sobre la cama y continuó a comerse mis senos, mis pezones estaban erguidos y duros, mi vagina se había mojado abundantemente, lo monté, mi chuchita quedó sobre su pija, estaba muy nerviosa pero también muy excitada, era la noche con papá, era la noche de mi primera pija, era la noche de perder mi virginidad, me encontraba emocionada y cachonda ...
Leonora intercambiaba su lengua por sus dedos y volvía a la carga con su lengua. Laura parecía trepada en un toro eléctrico, sin despegar la lengua del cuerpo de su madre logro cambiarse de postura, ahora su vagina chocaba directamente sobre el ano de Laura.
Me corrí dos veces con su verga bendita, el mordía mis pezones y se corría dentro de mi chocho, pero no lo sacaba, continuaba a darme clavadas infinitas volvía a endurecérsele y me seguía cogiendo con vigor, jamás nadie me folló de esta manera bestial, totalmente animalesca, con tantos bríos que se renovaban después de cada orgasmo, mi cuerpo estaba como poseído, las descargas de su semen me inyectaban energías nuevas y lo buscaba para que me diera más y más.
Mis caricias se hicieron más ardientes… mi propia fogosidad era evidente… continué besando sus senos, su vientre, hasta que llegué a sus labios vaginales… forcé su fisura con mi lengua, tocando su clítoris… ella movió sus caderas hacia atrás temblando… dejo caer la ducha teléfono...
Las confesiones de mi compañera de trabajo me incito a escribir nuevamente sobre el tema sabiendo que no me podré apartar totalmente de mis vivencias, Moira tiene 24 años un cuerpo hermoso, 1,70 de altura, caderas bien formadas, senos normales, una cara tipo "Nefertiti", llena de vida y misterio, en dos años de trabajo, nunca me dio problema alguno sobre sus tareas, su necesidad de contar su vida, sus cosas, me acerco nuevamente a mi vida sexual, que tanto quiero esconder en el trabajo.
Quiero yacer contigo papá, quiero que seas mi primer hombre, has sido siempre mi primer amor, ahora necesito que seas mío totalmente, quiero se tuya papá, inclinó su cabeza y me beso como una mujer besa a su amante adorado, sentí sus pezones en mi pecho y mis manos se aferraron a su cintura estrecha, no había vuelta atrás, estábamos por consumar otro pecado atávico y familiar, un incesto ...
Dos horas y varios whiskies más tarde, la charla seguía aún en punto muerto. Y si bien yo escuchaba, mi cabeza trataba de desviarse a otras cosas. Pensaba que hacía calor en mi casa, pero que mi tía no se había quitado su impermeable. Y si no se lo quitaba, no podría ver sus torneadas piernas ni sus pechitos.
Lancé un chillido sofocado y jadeante cuando su legua separó los labios de mi estrecha vulva, me incliné sobre su vientre plano, besé su pubis terso y pulcro y mi lengua comenzó a derivar como portada por una corriente, hacía sus labios vaginales albos y regordetes, Mildred alzó su pelvis cuando mi boca se cerró sobre su minúsculo clítoris, pasé mis manos por debajo de su culo y abrí su vulva a mi lengua invasora, mis manos y mis dedos se habían centrado a juguetear con su ano, ella incrementaba sus gemidos y la rotación de sus flacas caderas de niña.
Me fui a mi dormitorio y corrí las cortinas, quería estar en penumbras y relajarme, el torbellino en mi cabeza me turbaba, estaba siendo atraída por mi sobrina y eso no podía ser, debo controlar mis impulsos, pero mi calentura era tanta que agarré mi dildo que había dejado bajo la almohada y encendiéndolo rápidamente lo empecé a refregar por la hendedura mojada de mi almejita, muy luego estaba con mis piernas abiertas y metiéndome mi juguetito hasta el fondo y lanzando chillidos de placer cuando mi orgasmo me hizo convulsionar y girarme a uno y otro lado, mis ojos estaban cerrados y la imagen del chocho de mi sobrina me daba vuelta bajo mis parpados, cuando los abrí, Antonella estaba atónita en las sombras de mí habitación ante mí.
Fuimos al velorio, después al sepelio, fue ahí donde después de un año volví a ver a mi tía, una mujer de 34 años un poco mas baja que mamá, pero tan deseable como ella, en fin, la depresión de Marina duro casi un mes después del sepelio de doña Mary.
Esta vez Don Nelson y su hijo José Luis prostituyen a su hija Jessica y su madre Irene también corre con la misma suerte. Es una realidad este relato, quien quiera crerlo que lo haga, quien no, pues sencillamente no está obligado.
Se sabe también que las mujeres maduras son muy perspicaces y bueno notan siempre mas rápido las intenciones de algún hombre pero eso no quita que a ellas les gusta mucho ser observadas y queridas por los jóvenes ya que son también muy orgullosas con lo que son, y bueno eso a mi me fascina, bueno no alargare mas esto así que les contare:
Me quedé helada. Le dije, nena, mira, tú sabes que yo soy sola, tu hijo es lindo y yo lo quiero mucho, realmente comencé con él porque me sentía muy sola, yo le gusto y él me gusta y de hecho desde que estoy con él no salgo con más nadie. Te juro que no lo voy a lastimar ni a engañar, no voy a jugar con sus sentimientos, te lo juro.... yo ya no sabía qué decir.
Contemplé sus pezones sonrosados y me abalancé sobre ellos succionándolos con avidez. Ella me acariciaba el pene y sobre todo el glande con suavidad, llevándose la mano a la boca lamiéndolo provocativamente y con ganas mientras se dejaba arrastrar por mis lametones y apretones en sus senos. Bajé la punta de mi lengua por su esternón, su estómago, su ombligo, su coño depilado en una sugerente línea de pelos cortos.
Ella encontraba mis movimientos abalanzando sus caderas contra mi pelvis, yo no pude resistir mas, ella mucho menos, sentí como su raja se inundaba con su nuevo orgasmo, y sin mas me derrame dentro de ella.
Me levanté del silloncito y me pasé a la cama. Los tomé de las manos a los dos y le dije a Mario: "mi vida, dale un minuto para ajustarse, por favor" Me levanté y fui a servir vino para los tres. Regresé a la cama, les di sus copas. Hubo un momento de silencio pesado, Hilda seguramente estaba pensando que lo había arruinado y que ahí se terminaba todo.
Mi tía le dijo que si ya tenia novia, y mama le dijo que aun no. Mi tía se rio y le dijo que seguro yo ya me hacia pajas, mama le dijo que si y que ella ya me había gozado en la cama, que yo tenia una pija grande y gruesa, que cualquier mujer quisiera sentir.
Mario, sentado en un silloncito, se abría la bata para enseñarme su hombría dura y brillante y la cerraba de pronto cuando la mucama volteaba y hacía muecas de lo buena que estaba y hacía una mímica detrás de ella como si la estuviera follando…me moría de la risa..
Debo empezar diciendo que desde los 16 años fantaseo con mi Madre, ahora una mujer de 42 años divorciada y que siempre se ha preocupado por su físico, así que asiste a un gimnasio de la ciudad regularmente, como consecuencia un cuerpo que ya quisiera una de 20, alta de piel canela, unos senos grandes y firmes, piernas largas de muslos torneados y un sabroso trasero que me pone bien duro cada que lo veo.