relatos eróticos joder

5 relatos

En casa con Sandra

5,00 (1 votos)
El otro día al llegar a casa me encontré a Sandra, la amiga de mi hermana, en el comedor. Esta tiene 18 añitos recién cumplidos, es un bomboncito listo para comer. Un culito respingón, cuerpo estilizado, unos pechos redonditos y puntiagudos. La verdad es que cuando venía a nuestra piscina a bañarse y la veía en bikini me ponía a cien.

Laurita I

0,00 (0 votos)
Me quedé a la sombra de un árbol, rogando a dios que no apareciera ningún gilipollas más a joder la marrana, y parece que surgió efecto. Hay veces que Dios es muy crédulo, jejeje. Tras degustar una buena comida, hay que joderse como traga la cabrona y lo bien que se mantiene, antes de pedir el postre le dije que antes de darle los apuntes tendríamos que ir a una papelería a fotocopiarlos, y que de paso me dejara los de hoy.

Por no fijarme

0,00 (0 votos)
Buá!, yo me puse a cien, en un momento no tenía pantalón para aguantar lo que tenía dentro... seguí haciendo las rayas... mientras ella me miró un buen rato seguido y yo pues me volví hacía ella un momento y, joder, vaya cara que vi... le había cambiado la cara un poco pero a mí me pareció muchísimo... joder, joder, estaba meando todavía, pero no estaba meando... estaba excitándose un montón mirándome... yo no supe qué decirla...me dijo:

Mi hermana y yo, pareja porno

0,00 (0 votos)
Era delgada, alta y bastante bonita. Llevaba unos pantalones ajustados, de esos donde la cintura empieza justo un cm encima del vello púbico, ceñidos como si fueran de goma a un culo carnoso y redondo. Llevaba una blusa blanca transparente, y un top ajustado, que marcaba unos pechos grandes, erguidos y perfectamente esféricos.

Mi hermana, mi fulana

0,00 (0 votos)
Ella me miró con asco, con mas asco del que podais siquiera imaginar, y bajó la cabeza llorando. Pero llorando y todo, su manita se cerró sobre mi polla y empezó a pajearmela. Ohhhh. Fui todo lo escandaloso que pude. La volví a sobar, pero apenas un segundo. Antes de darme cuenta ya me estaba corriendo como una jodida fuente sobre su mano. Se notaba que sabía hacerlo, por que no paró ni siquiera cuando mi leche dejó de fluir sobre ella.