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Un día en las dunas de cruising

Un día en las dunas de cruising

Bueno esta es otra historia de nuestro amigo de Carballo La Coruña, no digo el nombre, solo deciros que es un lector de los relatos que aquí se publican.

Estaba como en otras muchas ocasiones paseando por las dunas de Baldaio-Razo, que hay en la zona de Carballo en La Coruña. Es una zona donde se suele hacer cruising además de nudismo.

Aquel día de sol, fui como en muchas ocasiones a pasear por las dunas, iba como siempre buscando quien me diera una buena follada.

Allí fue donde empecé a tener encuentros con hombres, al principio solo fueron mamadas y poder ver y disfrutar de otros cuerpos desnudos, hasta que un día perdí la poca inocencia virginal que me quedaba, vamos que allí fue donde me desvirgaron a los 18 añitos.

Aquel día ya llevaba un rato paseando desnudo por las dunas, cuando me empieza a seguir un hombre. Cuando yo me paraba, él se acercaba quedándose detrás mía sin decir nada. Lo miraba de reojo, y me parecía un garrulillo, el tipo era de unos 50 años, con algo de barriga y bastante pelo en el pecho, bastante moreno de piel y pelo negro.

Las manos gruesas y pequeñas con un buen rabo que le colgaba junto a unas buenas bolas. Pero por el chorizo no iba a llevar al cerdo, pensaba yo, que equivocado estaba, aún no sabía lo bueno

que era el chorizo, ni lo cerdo que era el cerdo.

Al final no recuerdo muy bien como fue, el caso es que terminé cansado de que se quedara detrás mía sin decir nada, por lo que terminé tumbándome en las dunas, de espaldas a él, los que habéis leído mis otros relatos de las dunas, sabéis como es mi kit.

Para no quemarme, Luego de tumbarme de espaldas a él, empecé a echarme crema estando tumbado de lado, cuando siento como las pequeñas y gruesas manos de aquel garrulo, me empezaban a manosear los genitales y el culo con todo descaro.

¡Eh, oiga…! Exclamé notando como me manoseaba con todo descaro.

Pero él sin hacerme ni puñetero caso, me interrumpió diciéndome:

Ay que cachiñas más ricas y que pistoliña… me decía sin dejar de sobarme.

Yo intenté zafarme y decirle algo, pero… él no me dejaba. Anda, que se que te gusta que te anden ahí.

Mira que empalmado me estás, mira como se te meten los hueviños pa tras me decía haciéndose el tonto, pero sin dejar de manosearme metiéndome mano.

Como vio que yo me empezaba a quedar quieto y no le seguía protestando, acercó su rabo a mi boca poniéndolo sobre mis labios, para que se lo empezara a chupar.

Yo al ver aquella polla apoyada sobre mis labios, viendo lo dura y buen rabo que era, no me pude aguantar, abrí la boca empezando a mamársela con toda la lujuria y lascivia.

Los 2 gemíamos mientras yo le chupaba la polla y el me acariciaba y decía guarradas.

Anda chupa que se que te gusta, me decía, viendo como yo abría la boca y no paraba de chuparle aquel rabo.

Mira cómo te babea la pistoliña, me decía acariciándome el glande a la vez que llevaba su cabeza A mi culo, empezando a lamerlo.

Este holliño no es virgen ¿verdad? Me decía metiendo su lengua en él.

Mira como cede, me decía metiendo su lengua en él. Se nota que no es virgen, me decía siguiendo, lamiendo con su lengua. Pasaba su lengua por la base de mis huevos, recorría todo el perineo, y luego lamía y presionaba con su lengua mi agujerito, haciéndome chillar y retorcer de gusto.

Dios que lengua tenía el cabrón del garrulo, me estaba lamiendo y comiendo toda la raja del culo a la vez que mordisqueaba mi perineo y base de los huevos, haciéndome retorcer de gusto, teniéndome allí tumbado con el culo hacia arriba, mientras gemía escandalosamente.

Mientras me estuvo lamiendo y comiendo el culo, empezó a lubricarse su verga, y una vez me tuvo preparado, empezó a penetrarme despacio, pero con ímpetu, chocoleando mi agujerito babado y lubricado.

Yo no paraba de gimotear escandalosamente, levantaba el culo a la vez que pegaba mi cabeza a la toalla dejando que aquel garruliño me follara allí tumbado sobre las dunas. Así fue como empezó a montarme igual que es montada una perra por su macho.

Ay que gustiño, que niño más bueniño eres, otro día tienes que venir con otros como tú y hacemos un trio o una orgía. Folláis y os tocáis delante mía y yo os manoseo y follo el culiño, me decía sin dejar de darme por el culo.

Se escuchaban mis escandalosos gimoteos, a el garruliño que no paraba de hablar, y al sonido de su polla entrando por mi culo, chof, chof chof chof.

Al poco de estar follándome así, me desenchufó la polla del culo, me hizo dar la vuelta e incorporarme, haciéndome montar a horcajadas sobre él, introduciéndome por el culo aquel obelisco que impetuoso se erguía al cielo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Volví a gimotear escandalosamente sintiendo como aquel grueso y relativamente largo obelisco se iba introduciendo por mi culo. Podía ver como mi polla rebotaba una y otra vez al igual que mis huevos, mientras yo cabalgaba introduciéndome aquella verga por el culo, chillando escandalosamente, mientras el garruliño agarraba mi pistoliña y me la iba pajeando al ritmo que su polla se introducía por mi culo haciendo que este se abriera cada vez más.

Yo no podía parar de chillar, saltaba sobre su obelisco introduciéndomelo por el culo, mientras el no dejaba de pajearme y decir que gustiño le estaba dando.

Cuando ya llevábamos un buen rato dale que dale, los 2 nos corrimos a la vez. Primero noté yo como mis huevos se encogían pegándose más a mi polla, y esta empezaba a soltar trallazos de leche como si fuera un surtidor de gasolina.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Gritaba largando varios trallazos de semen sobre el pecho y abdomen del garrulo.

Al mismo tiempo que yo gritando me corría, el garrulo empezaba gemir y decir que se corría.

Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba preñándome el culo con su semen.

Me había preñado y hecho correr allí sentado sobre su obelisco, y como solía ser costumbre, con mirones alrededor nuestra, agazapados entre las dunas, unos con más descaro que otros, pero todos viendo y disfrutando del espectáculo que acabábamos de proporcionarles.

Una vez nos corrimos Y el habiéndome dejado bien preñado, estuvo un rato acariciándome y metiéndome mano hasta que al final se levantó, y luego de despedirnos se fue.

¿Qué te ha parecido el relato?