relatos eróticos pecho

12 relatos

Vivir

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Corrí aun mas las sabanas y descubrí sus nalgas, antes, las había sentido pero no las había visto hasta ahora, son maravillosas, redondas, voluminosas, sus pantalones deben ser talla 32,las bese con temor a un mal olor, pero la verdad, estaban limpisimas. Que hermosas!

Tomando café con Eva… y el postre

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Llegó el momento y me presenté puntual en su casa, salió a abrirme ella y nada mas verla, ya sentí como un impulso me recorría el espinazo, llevaba puestos unos minipantalones de pijama(que me dejaban adivinar sus braguitas) y una camiseta de tirantes sin sujetador, pero tuve que calmarme porque su familia estaba en casa.

La leche de mamá I

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Despacio, tiró al elástico. Estaba listo para sacar su mano si su madre mostraba la mínima resistencia, pero continuaba retorciéndose contra él sin darse cuenta de nada. Él empujó su verga en los calzones de su madre. El elástico resistía firme contra su pene, pero no era una sensación desagradable. La punta de su verga halló la entrada a la concha de su madre. Estaba húmeda, y emanaba un caluroso y maravilloso olor.

Sexo al ritmo del saxo

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Me recreo tanto en ti, que casi me olvido de la firmeza y sensualidad con la que tus manos se deslizan por mis ingles, del calor de tu espalda mientras la restregas, borracha de placer, contra mi pecho, de tus labios chasqueando en el lóbulo de mi oreja...

La película

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Su cabello es corto y ondulado suavemente, su nariz es recta perfecta, unos labios uhmm delgados pero deliciosos!! Y sus ojos son grises, me fascinan sus pectorales, hermosos, además fuertes y peluditos, las tetillas son grandes y rosadas, como para devorarlas. Y una cintura diminuta.

El placer de pajearme

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Empecé a masturbarme hace años, porque había escuchado acerca de ello y un día pues me entró curiosidad y decidí hacerlo. Aquella primera vez lo hice en la soledad de mi cuarto, sobre mi cama.

De niña a mujer III

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Cada roce de sus hinchados pezones transmite a mi cerebro millones de estímulos que se agolpan en mi cerebro, llevándome a besarla y abrazarla con mayor intensidad, casi cortando su respiración.