Hola a todos. Habiendo leído gran parte de los relatos que pululan en la red, decidí contribuir con mi propia historia. Lo hago a modo de descarga emocional, ya que es una situación un tanto perturbadora, aunque en ello reside también una fuerte carga erótica.
Los hechos que narrare son aquellos que mejor describen mi historia y de los que retengo mayores detalles, de mas esta decir que los diálogos empleados trataran de ser lo más fiel a los originales intentando conservar el espíritu del momento.
Empezare comentando que mi nombre es Fernando y el de mi hermana, co-protagonista de la mayoría de los hechos que narrare, es Natalia. Yo cuento actualmente con 24 años y ella con 25. Vivimos en un barrio de la ciudad de Buenos Aires, en Argentina. Estamos aquí desde recién nacidos. Mi familia la completan mi padre, empleado bancario y mi madre, ama de casa y traductora de inglés en sus ratos libres.
Mis primeros recuerdos sexuales se remontan a una edad muy temprana, de la que no puedo precisar demasiado, calculo que cuatro años, dado que mi primer recuerdo data de una mañana en mi jardín de infantes, esperando para ir al baño, todos formados en fila, tengo la visión de un juego con una compañerita. El recuerdo no me detalla el hecho en sí, pero si la sensación de cotejo sexual, no sé si fue una inocente caricia, en beso infantil o un roce instintivo con su cuerpo.
Pero siempre me quedo marcada esa imagen como un primer impulso sexual. Avanzando cronológicamente, una tarde jugando a las escondidas con un vecino, recuerdo haber entrado a la casa de el para esconderme, y ver en la habitación de sus padres, a su propia madre cambiándose. La recuerdo con ropa interior negra, parada terminándose de vestir, aunque no recuerdo la imagen de su cuerpo, si recuerdo la extraña sensación de excitación por estar viendo algo, que para mí tierna edad era prohibido. Debo haber abusado de aquella posición expectante ya que la mujer me regaño como ofendida por la situación, esa es la segunda situación que recuerdo como excitante aunque no podría detallarlas claramente.
Ya un poco mayor, unos siete u ocho años, recuerdo jugar con mi hermana, un año mayor que yo, y en el juego reclamaba un beso de ella, reclamo al que accedió dándome repetidas veces, pequeños besos en la boca. Seguramente besos inocentes, de juego, pero recuerdo los mismo como desencadenantes de sensaciones excitantes de mi infancia. Recuerdo haberme desnudado (seguramente a los diez o doce años) e intentar una especie de masturbación frente a una ventana desde la que podría verme mi hermana. Seguramente no me veía, ya que tampoco estaba tan expuesto, pero si recuerdo que me excitaba verme desnudo y saber que en el otro ambiente estaba ella y podría llegar a verme.
Fuimos creciendo, y por supuesto desarrollándonos. Natalia saco un bonito cuerpo a sus 16 años ya tenía un buen culo, y unas tetas prometedoras, duras, redondas y con expectativas de crecer aún más. Yo con 15 años continuaba con mis inquietudes sexuales. Hasta aquí nunca se habían repetido situaciones extrañas más allá de las relatadas, que no habían traído ninguna tipo de secuela.
En la escuela se hablaba de sexo, y entre quienes teníamos hermanas bromeábamos sobre si las habíamos visto desnudas o cosas por el estilo. Yo realmente no había pensado en ello, los eventos de mi infancia habían quedado latentes, nunca había actuado consecuente a ellos.
El pensar en ver a mi hermana desnuda empezó a excitarme con el paso del tiempo. Solo la idea de verla me excitaba, incluso una tarde en la que dicho pensamiento se adueñaba de mi cabeza, decidí masturbarme pensando en verla. Solo pensaba en verla, no en tener contacto con ella, sino en apreciar su adolescente cuerpo desnudo, poder ver sus bellos y ya desarrollados pechos. A sus 20 años ya su cuerpo estaba totalmente desarrollado, y tendría una medidas cálculo de 100 65 100. Sus curvas eran bien redondeadas, sus tetas y su culo muy carnosos, y la veía cada vez más como a una mujer. Mis masturbaciones se repitieron varias veces con el correr del tiempo.
Siempre la imaginaba cambiándose, bañándose o hasta masturbándose, pero yo me ubicaba siempre en una actitud pasiva, observándola solamente, estas fantasías me robaron varios orgasmos, en los que mi leche salpicaba la bañera mientras me bañaba.
Una noche estábamos los dos solos, mis padres estaban en una cena de negocios, y ella entro a bañarse. La situación de por si siempre me excitaba, mi hermana y yo solos en casa, y ella desnuda bañándose a pocos metros mío. Estaba por ir a mi cuarto para masturbarme, cuando se me ocurrió por fin espiarla para hacer real así mi fantasía de verla desnuda. Así lo hice. Espere a que dejara correr el agua en la ducha, sabía que le gustaba llenar la bañera con agua caliente para luego relajarse en ella.
Cuando supuse que estaría desnuda, por lo que no intentaría salir del baño, me dirigí a la puerta del baño y me agache hacia la cerradura para poder espiarla. Lo que vi me éxito increíblemente, yo ya tenía 19 años, mi pija se puso en su esplendor, aunque no es una cosa sobrenatural. La vi totalmente desnuda jugando con su cabello mientras se llenaba la bañera. Estaba parada frente al espejo del lavatorio, justo de espalda a la puerta del baño, veía su hermoso y redondo culo frente a mí, meneándose mientras se peinaba rítmicamente. Cuando se movía, porque además ella miraba todo su cuerpo en el espejo, el reflejo en el mismo me permitía ver sus tetas, tan grandes y redondas. Tenía a mi vista toda su espalda y por el espejo veía todo su frente. Comencé a masturbarme mirando cómo se meneaba mi hermana frente al espejo, ella se movía permanentemente y me regalaba vistas hermosas de su culo, sus grandes tetas y su capullito peludo.
Nunca tuvo novio por mucho tiempo, supongo que fue virgen hasta los 22 o 23 años en que estuvo de novia de forma oficial. Cuando se metió a la ducha y ya me era imposible observarla fui a mi cuarto y seguí masturbándome pensando en los que había visto. Pensaba ahora si, por primera vez, en chupar esas hermosas tetas, masajearlas, pellizcando sus redondos pezones. Ahora si me masturbaba pensando en cogerla toda, poseerla por completo. Penetrar ese pulposo culo hasta llenarla de leche, acabarle por todo su cuerpo. Desde ese momento mis fantasías incluían mi participación activa, imaginaba cogerla haciéndola gozar como puta. Cogerla en su propia cama, a cualquier hora, siempre que estuviéramos solos, la casa seria nuestra, su cama seria nuestra, y yo la cogería cuanto quisiera y de la forma que quisiera. Soñaba con ella chupándome la pija frenéticamente o haciéndome fabulosas turcas con sus grandes tetas. Quería bañarle todo su cuerpo con mi leche caliente. Desde ese momento la espiaba en toda situación que me fuera posible, la espiaba bañándose y luego completaba mi fantasía hasta lograr hermosos orgasmos en mi cama. Una noche, repitiendo esta rutina, algo salió mal. Estaba yo frente a la puerta espiándola, cuando de pronto, y sin poder preverlo, ella atina el picaporte para abrir la puerta, desesperadamente corrí de allí en un salto al living que estaba junto al baño, ella extrañada pregunto que pasaba allí, estaba extrañada, pero nunca supe si llego a verme o si cuando abrió la puerta se sorprendió al escuchar algún paso, yo prefería mantener esta última opción, ya que no me comprometía en absoluto, siendo casual que yo pasara por allí no sería extraño que me escuchara. Conteste -Estoy yo acá, que pasa?, -No nada, me traes después una toalla. Decidí olvidar este episodio, y convencerme de que de nada se había percatado, igualmente ella nunca me hizo saber nada, por lo que supuse que todo estaba bien.
Mis masturbaciones seguían igualmente, ahora me conformaba con mirar menos tiempo, y compensaba el resto con mis fantasías hasta acabar plácidamente.
La relación no había cambiado en absoluto desde aquel hecho, solo que ahora como ella salía con sus amigas o sus novios con mayor frecuencia, se preparaba para vestirse bien más seguidamente. Siempre antes de salir, entraba a mi cuarto para preguntarme como se veía, ya que era el único que podía asesorarla dado que mi madre salía con frecuencia con mi padre y quedábamos solos.
Muchas veces entraba a mi cuarto con ropa muy muy sexy y me preguntaba cómo le quedaba, yo extasiado no hacía más que mirarla y aprobar su elección, si bien no tenía cuerpito de modelo, sus tetas estallaban en sus ropas y su culo pedía a gritos ser atendido. Una noche de sábado entro a mi cuarto y como siempre me pregunto: -Como me queda? llevaba un pantalón claro ajustadísimo que marcaba su bombacha perdiéndose en la raya del culo, arriba una remerita tipo top que le levantaba aún más sus tetas y marcaba claramente sus pezones algo erectos, no llevaba sostén. -Te queda bien, a ver da una vuelta, si, está bien, pero me parece un poco zarpado. Yo estaba a mil, veía a mi hermana como una verdadera hembra delante mío, mostrándose tan sexy, como queriéndome coger, tenía la pija a mil y ya me imaginaba como me masturbaría cuando se fuera. En eso me pregunta: -Por qué zarpado? Haciéndose la tonta. -No sé, se te nota todo. -Que es todo? -No se nena, todo, el cuerpo, que se yo. -Ah, acá decís. Y se señala el top. -Sí, ahí. -Ah, decís que se me notan los pezones? Yo no podía creerlo, me habré puesto fucsia de la vergüenza, jamás había dicho nada parecido, ni ella ni yo. -Si nena, bueno dale, te queda bien tómatelas. Se dio media vuelta y como sonriéndose se fue de mi cuarto y luego de mi casa.
Yo quedé estupefacto, no podía creer lo que recién había pasado. Si bien no era nada del otro mundo, ella había dicho por primera la palabra pezón delante de mí no solo eso, sino que se refería a sus pezones, me los señalaba, sabía que se los miraba y ella los nombraba como si no le importara que yo se los notara. Empecé a sospechar que a lo mejor ella disfrutaba cuando yo la miraba para aconsejarla, a lo mejor el pedirme un consejo no era más que una excusa para lograr que yo la mirara detenidamente y ella se exhibiera libre de culpa, lo cual podría excitarla. Todo cambio esta noche. No era yo el único perverso que se excitaba con el otro. Ella, si bien no me espiaría, y a lo mejor ni se masturbase como yo, si sentía cierta excitación con mi presencia. Al menos le excitaría exhibirse frente a mí, y eso ya era bastante. Si bien yo fantaseaba con que ella disfrutara de mis espiadas, ahora acababa de confirmar que de cierta manera se excitaba cuando la veía. Deduje entonces, que si ella se enteraba de que yo la espiaba, no se enojaría, sino más bien que se excitaría aún más, siempre y cuando ella quedara como la hermana inocente que era espiada sin darse cuenta de ello. La cosa empezaba a cambiar. Ahora no me sentía tan culpable, o en todo caso compartía las culpas.
A pesar de todas mis fantasías no iban más allá de espiar y en todo caso ser espiado. Eso solo ya me daba motivos de sobra para masturbarme plácidamente. Aun no sabía si aquella noche se había dado cuenta de que la estaba espiando y a partir de allí se generó su nuevo goce, o si no se imaginaba nada y solo se exhibía al mostrarme sus ropas. Ya no me importaba, estaba dispuesto a seguir con mis hábitos y me sentía más seguro de que nada malo pasaría de ser descubierto, al contrario, la idea de ser descubierto, ya se sumaba a mis fantasías con ella. Una noche de semana, entro a bañarse, mis padres dormían, yo fui como de costumbre a su puerta y comencé a espiarla. No solo me excitaba verla desnuda jugueteando frente al espejo, ahora me excitaba pensar que tal vez ella sabía que la espiaba y que eso la hacía excitar a ella. Quería saber, si ella sabía o no. Si era una pobre inocente o una tramposa exhibicionista, algo debía hacer.
Decidí hacerle saber de algún modo mi presencia, para ver como reaccionaba. Saque toda mi pija afuera, mientras la espiaba, y me masturbe con violencia, de modo que el frote de mi pija con el jugo que emanaba hiciera un ruido que pudiese escucharse a través de la puerta. No note ningún cambio en su actitud. No sabiendo si me había escuchado, opte por emitir pequeños gemidos. Pegado a la puerta gemía lentamente deseando que me escuchara. Nada sucedió, claro que el ruido de la ducha al llenar la bañera podía tapar cualquier sonido exterior pensé, así que cuando la cerrara y se metiera como siempre en la bañera podría seguir intentándolo, pero ella ya no se estaría exhibiendo, estaría oculta a mi vista. Pero algo paso. Distinto a otras veces. Cerró la ducha, pero quedo frente al espejo, seguía jugueteando con su cabello, no se metía a la bañera, seguía frente a mis ojos provocándome como una hembra sedienta de sexo. Ahí supe que era consciente de que la estaba espiando, aunque no confirmaba que me hubiese escuchado. Ante esa trascendental duda, decidí asegurarme de que me escuchase. Opte por hacer ambos ruidos a la vez, el ruido de mi pija al masturbarme y mis gemidos libidinosos, casi no me importaba ser grotesco, quería estar seguro de que me escuchase.
Me acerque más a la puerta, y pegado a la cerradura gemía y me masturbaba con mayor violencia, quería entrar y cogerla toda, poseerla en la ducha. Penetrarle esa cola pulposa y redonda, masturbarme con sus tetas y bañarla con mi leche, que tragase mi néctar y me pidiese más y más y más. No podía hacer eso, ya me conformaba de sobre manera con lo que estaba pasando. Seguía haciendo ruidos, mientras ella seguía como distraída mirándose al espejo, era imposible que no me escuchase, y los ruidos eran suficientemente claros para saber de qué venían, y mejor aún, de quien venían. No podía más, ya acababa, apreté la punta de mi pija, y acabe, llene mi prepucio de leche, se inflaba mi piel pareciendo explotar, lance un último gemido algo mayor a los otros y me fui a mi cuarto a vaciar mi pija en algún lado. Cada vez avanzaba más, podía verla desnuda al bañarse, lograba descomunales pajas, la veía en ropita sexy posando para mí, y ahora descubría que era una tramposa exhibicionista, para mejor empezaba a gustarme la idea de exhibirme yo mismo. Claro está que no tenía ninguna intención de estropear todo esto, nunca la desenmascaría, ni me pondría tan en evidencia como para forzar una explicación o una reacción que estropeara todo. Estábamos en el límite, jugábamos a los distraídos, los dos sabíamos lo que pasaba, pero inventábamos coartadas para no llegar a una situación límite, si uno mencionase algo al otro de todo lo ocurrido, este reaccionaria negándolo todo, pidiendo pruebas o explicaciones que como dije, ambos nos encargábamos de borrar o disimular. Éramos víctima y victimario ambos la vez. Como adelante, pensé en sumar a todo esto mi nueva veta exhibicionista. A todo esto ya teníamos 23 y 24 años. Situaciones y parejas aparte, todo se repetía armónicamente como lo detalle. Mis padres no sospechaban nada, casi todo ocurría mientras ellos no estaban, y encima nuestra relación era de lo más normal, incluso peleábamos con cierta frecuencia, como hermanos totalmente normales.
Cuando ella o yo salíamos con alguien, no existían los celos, seguíamos con nuestros hábitos ocultos como si nada. Yo sabía que ella no me espiaba, al menos mientras me bañaba, porque nunca nada me lo había hecho pensar. Decidí entonces engendrar este vicio en ella. Decidí exhibirme yo ante ella y disfrutar de su actitud. Al salir de la ducha, me iba al cuarto con la toalla atada en la cintura y con una erección, que si bien no quería hacer tan obvia, era visible claramente, y me pasaba repetidas veces frente a su cuarto que esta frente al mío, para que me viera, ella disimulaba pero me echaba el ojo al bulto. A veces me secaba desnudo con la puerta abierta, si bien ella no me espiaba, me gustaba que ella pensara que estaba desnudo y tan accesible a sus ojos si ella lo quería. Por supuesto yo no debía saber si me observaba o no, porque entonces tendría que taparme o encararla, pero esto no estaba en los planes. Así que jugando al distraído supongo que me habrá visto alguna vez desnudo o bien habrá notado mi erección en la toalla que llevaba en la cintura. Una tarde de noviembre con los primeros calores de verano, me había comprado un slep nadador, para la pileta, y una vez en casa, me lo probé y fui a preguntarle qué le parecía.
Por supuesto que el slep solo tapaba lo necesario, yo ya tenía una erección mientras me lo ponía, pensando en que se lo iba a mostrar, puse mi pija de costado, de modo que se acomodase en la hendidura de la ingle y así se escondiera un poco, era obvia la erección, el tronco estallaba dentro del slep y pedía salir a toda costa, pero estando así de costado me hacía parecer más inocente que si estuviera lisa y llanamente de frente, en cuyo caso incluso la cabeza de mi pija hubiera salido a tomar aire. Junte coraje, sentí un calor que recorría todo mi cuerpo y se detenía en mi rostro para no moverse más, sabía que era la movida más arriesgada que había realizado. Fui hasta su habitación, estaba leyendo o haciendo algo en la cama, me plante frente a ella, y como si nada, le pregunte: -Como me queda? me lo compre recién. Quedo algo impactada mirándome, incluso se ruborizo un instante, yo lo estaría desde que entre por supuesto. -Ah, está bien, nunca habías usado uno de esos. -No, pero quería probar, para broncearme mejor en el verano. -Te queda bien, da la vuelta a ver… Parecía incorporada, aceptando el juego, todo iba bien. Yo pretendía quedarme un buen rato exhibiéndome, con cualquier excusa quería ver que tanto me miraba la pija y yo gozar con eso. -No me queda chico? -Parece que si no? -Por qué lo decís? Dije yo. -No sé, se te nota todo. -Ah, esto decís? y señale mi pija, como alguna vez había hecho ella. Apoye la palma de mi mano sobre la pija, como tapándola, y fui a un espejo grande que tiene en la pared, frente a su cama. Me pare y me mire, giraba como mirando cómo me queda todo el slep. Ella tenía la vista de mi culo, yo le daba la espalda, nuevamente me tape la pija, medio que la acaricie, la movía por debajo del slep. Esto ella no lo veía, yo en el espejo veía su cuerpo en la cama, atrás de mí, pero su rostro estaba tapado por mi cuerpo, de modo que ella solo veía mi espalda, pero imaginaria lo que hacía al ver mis brazos moviéndose y dirigidos a mi pija. Por supuesto esto no podía hacerlo deliberadamente frente a ella porque sería insostenible, el hecho de estar de espaldas nuevamente me ponía en una situación de inocencia total, de descuido, nada malo estaba haciendo porque estaba de espaldas, todo era insinuación. Volví a ponerme de frente a ella, ella miro mi pija pero enseguida volvió a mi rostro. -Sí, tenes razón, me queda un poco justo, y bue lo usare solo para estar en la pileta de casa. Y me fui.
Todo un éxito, me había exhibido claramente, ella noto mi pija erecta, la miro con muy poco disimulo, yo goce viéndola a ella y viéndome a mí. Esa noche me masturbe viendo una película erótica en la que una mujer policía investigaba la muerte (o robo, o maltrato, no se) de unas streep tease, y se cogía hasta al sospechoso número uno. El descaro era increíble, todo era tan obvio pero tan bien cuidado que podía perdurar por siempre.
Otra maniobra para exhibirme era pasearme desnudo por mi cuarto, un largo rato después de haberme bañado, para que si ella entraba sin avisar, me sorprendiera desnudo y con la pija a mil. Un par de veces funciono, aunque no sé por qué, instintivamente yo me tapaba tan rápido que ella no lograba verme, estropeando así todo el plan. Pero sé que todas estas cosas, habían hecho que ahora ella me viera de otra forma. Ahora ya tenía una clara idea de cómo era mi pija, y supongo que eso le gustaba. Uno cuantos días mas tarde, y disfrutando todo como el primer día, repetí algo que hacía desde mi primera exhibición, cuando me iba a bañar. Habría la ducha, me retiraba de la visual de la cerradura y miraba por debajo de la puerta hacia afuera, para ver si ella venía a espiarme. Bingo. Veo sus pies con medias, sin calzado, acercándose sigilosamente hacia la puerta del baño. Me levante y me puse frente al espejo, desnudo, dándole la espalda, me cepille los diente (cosa que nunca hacia antes de bañarme) para darle un largo espectáculo.
Me excitaba sentirme espiado. Me sentía tan inocente, pobre, siendo espiado por su hermana. Pensaba que hacer para exhibirme más crudamente. Pensé mi segunda jugada riesgosa. Me senté en el lavatorio, apoyando mi espalda en el espejo, de frente a la cerradura de la puerta, y comencé a masturbarme. Yo no sabía si seguía espiándome, si se excitaba, si se habría ido, pero comencé a masturbarme rogando que allí estuviera y que se excitara hasta acabar. Yo gemía, no muy fuerte, pero sabiendo que de estar allí me escucharía gozar. Mi pija estaba en su esplendor, pelaba la cabeza violentamente, la dejaba al descubierto brillante por mi leche, y morada de la excitación. El tronco explotaba, las venas se hinchaban como nunca, me ardía del maltrato que le hacía. Me masturbaba violentamente, tan salvaje como pude, me dije: -Acabo, acabo,… Para ponerla de aviso y viera bien como explotaba toda mi leche. -Acabo, aahhh, ahh…. ohhh…mh….mhhh…aaahhh…Salieron eyectados por lo menos tres chorros de leche que me llegaron al cuello, el resto hice que acabara en mi panza. Estaba bañado en mi propia leche y deseaba que mi hermana hubiera visto el espectáculo, había sido para ella y solo para ella. Le dedique esa acabada como ninguna otra, toda esta leche es para vos hermanita, pensaba yo. Me metí a bañar.
Llego el verano de ese mismo año, el año pasado, la pileta del jardín estaba a pleno. Es de esas piletas plásticas, relativamente grandes, que se entierran en un gran pozo en el piso. Yo tenía la indumentaria apropiada para mi fin. Usaba todo el tiempo el slep, cuando lograba una erección, poco intentaba disimularla, jugaba en el agua con mi hermana, entraba y salía del agua, nos desfilábamos mutuamente nuestros cuerpos. Mi pija por momentos parecía salirse, ella lucia su microbikini enterrada en su culo, los pezones por momentos se le corrían del sostén y quedaba largos ratos exhibiéndomelos, estoy seguro que ella se percataba del desliz pero lo disfruta como siempre. Sus pezones eran más bien grandes, rosados, justo en el medio de sus redondas tetas. El triangulito del sostén tapaba sus pezones pero dejaba escapar sus exuberantes tetas por todos lados. Veía el pliegue inferior de sus tetas donde se unen con el tórax, rebalsaban de sus sostén. A veces juntaba las tetas con los brazos, mostrándome cuan exuberantes eran juntas. Día a día era una provocación tras otra, de ella y mía. Seguía espiándola en la ducha, masturbándome con ella, y cuanto podía exhibirme lo hacia también. Era el verano más caliente de todos, eran los días más calientes que habíamos pasado.
Un domingo por la mañana, después de desayunar, estando en vacaciones de estudio y solos en la casa, fuimos al agua y estuvimos tomando sol un buen rato. En unos momentos me dice: -Fer, te molesta si hago topless? Quede sorprendido, era una jugada que rozaba lo obvio, no esperaba esto ni de casualidad. Dubite, no sé si pronuncie algo o no, en todo caso no creo que se me haya entendido. -Digo, porque así no me quedan las marcas de la maya. Yo me estaba recuperando, asumí el nuevo juego, ya me estaba excitando. -No, no me molesta, si no te molesta a voz. -No, igual me pongo acá atrás. Estábamos diametralmente opuestos, si fuéramos agujas de reloj estaríamos marcando las 6 en punto, las cabezas juntas, con el campo de visión que excluía por completo al otro. Yo quería atacar: -Igualmente, por lo que te tapa la maya es como si nada. -Ja, por qué decís? Era mi turno de la obviedad, ella había dado el paso más arriesgado, nada que dijera yo quedaría fuera de lugar. -Digo, la maya apenas te tapa los pezones.
Solo pronunciar la palabra pezones, siendo que me refería a los de allá, me provoco un increíble morbo. -Si bueno, tenes razón, creo que no iría así a la playa. Dijo mientras se acomodaba en su lonita, en la posición que antes había mencionado. Ya estábamos en la posición de las 6 en punto, y supuestamente ella no tenía el sostén. Yo estaba excitadísimo, se había planteado un jueguito más picante. Me sentía tranquilo de que ella lo hubiera iniciado, yo pensaba acompañar, pero siempre manteniendo ese mínimo de precaución que nos ponía entre inocentes y distraídos. Contraataque: -Por qué decís que no lo usarías en la playa? -Ah, qué se yo. -En la playa nadie da mucha bola a eso. -Sí, pero igual, me daría vergüenza, no, no, no la usaría. -Claro, si, entiendo, bueno yo el short tampoco lo usaría. -Viste, bueno es lo mismo. -Sí, tenes razón. Era un dialogo entre lo cómico y lo pícaro. -Bueno, pero en las mujeres, se supone casi natural provocar un poco, todas ustedes usan cosas o ajustadas, o transparentes, o que se yo. -A qué bien, así hablas de tu hermana?, te gustaría que ande por ahí provocando, después te dirían: ahí va el boludo del hermano de la trola. Se rio, yo la seguí, estaba tranquilo, como quien se toma su tiempo para degustar un manjar, y agudiza todos sus sentidos, y quiere que dure para siempre. Tenía que seguir la conversación, evitar que se corte, pero sin estropearlo todo. Sentía que ella también pensaba lo mismo, quería charlar, ya había dado el primer paso, ahora me daba charla para que yo continuara. -Sí, tenes razón, mejor hace todo eso acá, nadie te ve. -Sí, bueno estas vos, pero no hay ningún extraño. -Claro, además yo soy tu hermano menor, que voy a hacer? -Che, hablando de hacer, que paso con Julieta. Julieta era una amiga, con la que salí un par de meses, no paso a mayores, no duro nada esa relación. Le explique un poco y cerré el tema Julieta. -Además, ya le encontraba mil defectos, ya ni me gustaba. -Pero es re linda, y te gustaba hacía tiempo. -Sí que se yo, me aburrí, fue. Pensé: epa, es mi turno, vamos a hablar de físicos, al minuto me reintegre. -Además era muy flaquita, muy menudita. -Ahh, muy delicada, decís. -Sí, que se yo, me gustaba que fuera delicada, pero era un poco insípida, en otras palabras, no tenía tetas. -Mira vos, el pretensioso. Yo ya había lanzado la granada, quería ver si explotaba. -Te gustan pechugonas entonces? -Sí, las prefiero más bien pulposas. Escuche que se estaba levantando. -Ay, el chico las prefiere pulposas. No pude creer lo que veía, se había parado y se paseaba como burlándose de mí, como desfilando delante mío. Se tapaba las tetas con las manos y paso dos o tres veces delante de mí. La tenía en tetas, aunque tapadas con sus manos, y con esa tanguita tan metida en su bello culo desfilando delante de mí. Estuvo así unos segundos y entro a la casa.
Quede flasheado, la charla había tenido un toque erótico y para mejor había terminado con una especie de strip tease. Esa mañana comprobé que todo era un juego de exhibición, tanto de ella como mío. La cuestión era que uno de los dos diera el paso provocativo y que el otro continuara la batalla. Nada parecía estar fuera de lugar si era que el otro continuaba y así se establecía la relación candente.
Los días siguientes pasaron como los anteriores, salvo que yo, atento a todo lo que había sucedido, pensaba permanentemente motivos de conversación, escusas, situaciones, todo aquello que podía ocurrir (o provocar yo) y que generase una charla erótica. Imaginaba los posibles diálogos, las posibles derivaciones, etc. para que llegada la oportunidad pudiera lograr mi objetivo: calentarla y calentarme. Varios días me la pase entretejiendo estos posibles diálogos, ya sabía que si ella lanzaba la piedra, yo la tomaría y la lanzaría más lejos aún.
Entre tanto seguía espiándola cuando podía, y trataba de no masturbarme para mantenerme más caliente todavía. No quería que la calentura se me pasara al acabar, así que solo pensaba y fantaseaba. Era tal mi grado de calentura, que ya había empezado a dudar de la diferencia entre la farsa que estábamos llevando adelante y de realmente concretar algo. Pensaba que, entre provocar al otro haciéndose el distraído o avanzar más seriamente, no había tanta diferencia, salvo el hecho de que habría algo concreto que esconder o explicar. Pero la situación era tal, que yo no lo soportaba más. Por supuesto que a esta altura mi mayor fantasía era cogérmela como la mejor perra, poseerla por completa.
Chuparle las tetas hasta que delirara, penetrarla hasta el cansancio, quería que me devorara la pija, que me tragara toda la leche, toda la leche que le había dedicado a ella, a mi propia hermana, esa tramposa exhibicionista. Pasaron varios días sin grandes posibilidades, mis padres casi no se movían de casa. Unos diez días después de aquella mañana, creo que era jueves, yo tenía franco y ella estaba de vacaciones, nos metimos en el agua. Estábamos solos, ella tenía una microbikini, no era la de siempre, esta era un poco más recatada pero igualmente lo que no dejaba ver lo insinuaba, yo seguí con mi slep erótico. Esa mañana me levante a full, desde la noche anterior sabía que íbamos a estar solos, y había estado toda la noche fantaseando en cómo aprovechar y disfrutar todo el día que me esperaba. Había llegado a la conclusión de que ella era la reina de las provocaciones, que ella hacia los intentos más osados, que ella iniciaba siempre todo, supuse que ella estaría dispuesta a bancarse las consecuencias de sus ataques.
Había reflexionado toda la noche hasta qué punto iba yo a atreverme con mis contraataques. Concluye que si era obvia la intención de ella, yo contestaría con todo mi arsenal. Me propuse mi propio límite, y confieso que era bastante osado. La mañana era soleada y calurosa por suerte, y estábamos allí tomando sol. Ella comento: -Creo que voy a repetir lo del topless, si no te molesta. -Para nada. Estábamos recostados uno al costado del otro, paralelos, así que supuse que cambiaría a la posición 6 en punto y se quitaría el sostén. En cambio lo que hizo fue, sin levantarse, quitarse el sostén. Yo si no volteaba la cabeza, no podía verla, pero la perra estaba ahí tentándome a mirarla, se demostraba confiada de que no lo haría.
Pasaron unos segundos, creo que no me sorprendió lo que hizo, si confirme que ella avanzaba siempre un pasito más en la provocación. Al minuto contraataque: -Creo que voy a hacer bolaless. Ella rio. -Como? -Sí, me saco el slep así me bronceo bien yo también, o te molesta? -No, está bien, dale. Me baje el slep hasta los tobillos sin mirar hacia donde estaba ella, tenía una erección enorme, deseaba que ella la notara. Estábamos a poco menos de dos metros uno del otro, y acostados en el piso mirando el cielo, si uno no volteaba la cabeza, solo podía ver al otro como una figura general, como de reojo, pero sin detalle. Esto era lo máximo que había pasado, es decir, siendo obvios el uno con el otro. Yo sabía cuál sería mi límite, pero estaba más lejos aún de lo que estaba pasando hasta allí. Pasaron unos 30 minutos en los que hablábamos de tonterías, parecía que nos estábamos midiendo, dándole tiempo al otro para hacer algo o reaccionar. La charla derivo nuevamente a mi relación con Julieta, hablamos un poco de eso, y en un momento sucedió lo mejor. -Hace casi un mes que cortaste con Juli. -Sí, veintipico de días. -Como debes estar. -Triste decís? -No, qué triste, como debes estar sin una mina. Pasaron unos cinco segundos que en mi cabeza parecieron largos minutos, reflexione sobre todo lo que había planeado, mis limites, todo. Supe que a lo mejor no tendría otra oportunidad como esta.
El corazón me latía a mil, casi todo el cuerpo me temblaba, me ruborice, junte coraje y me levante. -Sí, pero mira como me arreglo. Y me pare con las piernas abiertas sobre ella a la altura de su cintura. Comencé a masturbarme sobre ella. Un calor envolvía todo mi cuerpo. El calor de lo prohibido y el pecado. Ella ni bien me pare sobre ella no hizo más que mirarme. No emitió palabra, solo levanto levemente la cabeza y fijo su mirada en mi erecta pija. Mi propia hermana miraba como me masturbaba desnudo sobre ella. Yo miraba su rostro, sus ojos pasaban de los míos a mi pija, se detenía largamente en mi pija. Miraba sus tetas desde arriba. Era el paraíso, pasaban los segundos y todo seguía así, yo parado masturbándome sobre ella y ella quieta mirando. Me masturbaba violentamente, ninguno hablaba, ni siquiera gemí. Le estaba enseñando como se masturbaba su hermano pensando en ella, y parecía entender perfectamente porque no preguntaba nada. Habrían pasado 1 o 2 minutos, y yo estaba por acabar. -Ahh, acabo, acabo. -Veni, veni acá. Me dijo casi gimiendo. Me agache, casi sentándome sobre su vientre, y seguí masturbándome.-Ahh, acabo, ahhhh ssiiii, mmmmhhhh. Ella junto un poco sus tetas con sus brazos. Seguí unos segundos, apunte mi pija a sus tetas, creo que se las roce. Seguí violentamente, y le descargue toda mi leche sobre ella. Los primeros chorros fueron sobre sus tetas y se estiraron hasta su cuello. Ninguno dio en su cara, que estaba casi frente a mi pija. El resto de la leche cayó lentamente sobre su vientre y algo sobre las tetas. No podía creerlo. Estuve unos segundos quieto, ella igual. Mire recuperándome a mi hermana, era increíble, la tenía en tetas, abajo mío, bañada totalmente en mi leche, tenía cara de excitación, pero no hizo absolutamente nada, seguía mirándome a los ojos y a mi pija que aun yo tenía en mi mano, descargando lo último que tenía. Ella seguía presionando sus tetas, haciendo una montaña hermosa con las cumbres nevadas.
Unos segundos y me levante, ella enseguida se levantó y se metió a la casa. Yo me quedé estupefacto, no sabía que sucedería en ese momento. Por un segundo me sentí un estúpido, como si ella se hubiera ido ofendida, pero eso era imposible, ella había consentido todo. Cuando comencé a masturbarme sobre ella, ella no había dicho nada, ni se había mosqueado, además ella misma me pidió que me acercara cuando estaba ya por acabar. Era obvio que no podía estar en absoluto ofendida. Me quede tranquilo, me sentí mejor, sabía que en realidad ella misma había gozado con lo ocurrido. Pasaron unos minutos y no volvía, entre a la casa y la escuche bañándose. Entendí que la mañana había concluido allí, a lo mejor a la tarde podía pasar algo más, pero estaba tan extasiado con lo que había pasado, que hasta yo mismo prefería que pasara un tiempito para reflexionar bien y planear una nueva jugada, lo más glorioso era que habíamos dado un paso más que importante. Habíamos dejado de lado el miedo a la obviedad, las cartas sobre la mesa proponían un juego más interesante, había que saber jugarlo y sacarle el mayor provecho. El resto del día fue como si nada, aunque nos miramos pocas veces a la cara. Perecía que por primera vez había algo de vergüenza, pero no me preocupo, sabía que estaba en buen camino.
En ningún momento en los días siguientes se hizo mención de lo ocurrido, todo parecía normal, como hasta antes de aquella mañana.
Yo me repetía mentalmente la escena que había vivido y no podía creerlo, fue tan excitante. Recordaba su cuerpo casi desnudo debajo del mío, su mirada firme sobre mi pija y esa acabada abundante, sus tetas bañadas por mi leche, y su carita de perra tramposa. Cuanto morbo empezaba a emanar la relación. Unos cuantos días tomamos sol juntos como si nada, sin ninguna provocación ni nada por el estilo. Yo no sabía si preocuparme o seguir disfrutando de todos modos. Al sábado siguiente nos quedaríamos solos, pero solo por la mañana hasta el mediodía.
Yo ya lo sabía y había estado maquinándome toda la noche anterior. La mañana no era muy soleada pero igualmente estuvimos en la pileta y tomando sol. Ella llevaba puesta la microbikini más diminuta de las que tenía. Como de costumbre yo no apartaba mi vista de sus enormes y perfectas tetas, cada movimiento que realizaba, algunos exagerados por ella a propósito, me regalaba una nueva vista de sus tetas. Varias veces parecían escaparse sus pezones rosados, quedando totalmente libres, ella al rato haciéndose la distraída se los metía nuevamente bajo la maya como si nada. Mis erecciones eran también bastante claras, y no las disimulaba en absoluto, ella tampoco ocultaba el interés por mi pija, cada tanto reboleaba sus ojos hacia mi pija y los clavaba fijamente. Esa misma mañana se dio otra situación clave en nuestra historia. Tomábamos sol, ella repitió lo del topless, se mantenía al lado mío. Comenzó una charla: -Che… que loco lo del otro día. -A sí. Conteste yo, no intentaba disimular nada ni hacerme el desentendido, había pensado sobre eso la noche anterior. Pregunte: -Que te pareció? -Estuvo bueno, fue muy raro, pero me gusto. -A mí también. -Sí, se notó que te gustaba. Se sonrió, haciendo clara alusión a mi brutal acabada.
Yo estaba casi jugado, ya habíamos traspasado lo obvio, el morbo era descomunal, la noche anterior había concluido en que ya no tenía límites, estaba todo sobre la mesa. Sabia los riesgos que corría, pensaba en las consecuencias, pero nada me importaban, era un punto de inflexión. Continúe: -No te sorprenderá saber que pajas como la del otro día me hago seguido pensando en vos. El silencio duro de 5 a 10 segundos, a mí no me importaba nada, e imaginaba que ella también estaba algo entregada. Continuo: -Aha? Y me imagine que así era.
A decir verdad siempre supe lo caliente que te ponía mi cuerpo, y yo me abusaba de ello para tener también cierto goce, y confieso que más de una vez me masturbe pensando en mi provocación. Ya estaba todo jugado, era el momento de las confesiones, nos habíamos puesto de costado, tirados en el césped, frente a frente, yo le veía sus tetas desnudas, ella ya no se tapaba ni nada. -Siempre delire con tus tetas (se las miraba sin problemas) te espié como cien veces mientras te bañabas y mis pajas siempre te las dedicaba a vos. -Siempre supuse que me espiabas, ahhh que lindooo hermanito, contame algunas cosas de esas. Le conté muchas de las cosas que hacia pensando con ella, ella conto otras tantas. Estuvimos como 5 minutos confesando abiertamente cuanto calentaba el uno al otro, como si tal cosa. Hablábamos del tema como si habláramos del clima, con total naturalidad, e incluso una alta cuota de morbo, ya que yo miraba permanentemente sus tetas y ella no perdía detalle de mi erección.
En un momento me detuvo la charla, dijo: -Lo hacemos de nuevo? Yo sabía a qué se refería. -Bueno, dale. Me levante, me quite por completo mi slep, mi terrible erección quedo al descubierto, separe mis piernas y me pare sobre ella como la vez anterior, comenzaba a masturbarme cuando interrumpió: -Espera, acércate un poco, veni mas acá. Y con las manos me hacía gestos de que me acercara a ella, yo deliraba de la excitación. Me senté casi sobre su vientre, sosteniendo mi pija con presión. Ella me tomo de la cintura y me empujo haciendo que quedara sentado sobre ella, me arrimo más hacia sus tetas, yo solté mi pija y adivine su intención. -Veni hermanito que quiero ayudarte un poquito. Tomo mi pija con sus manos y la sumergió entre sus carnosas tetas, estábamos teniendo el primer contacto real, el corazón me latía a mil, sudaba todo mi cuerpo, a ella si bien parecía decidida y segura se le entrecortaba la voz como síntomas de nervios y/o excitación.
Tomo sus tetas con sus manos y comenzó a masturbarme con ellas. -A ver el hermanito como esta, mhhh le gusta como su hermana lo pajea con sus tetas? mmmhhh, que pija grande mhhhh, aasssiiiiii, ohhhh, mmmhh, que bien, te gusta cogerte mis tetas? -Siii, mmmhhh, no pares, mmmhhhh, aahhh, perrraaaaaa, ssssiiii. Nos mirábamos a los ojos, veíamos nuestra excitación dibujada en los rostros. Tome sus tetas sobre sus manos y acompañaba el movimiento. Enseguida quito sus manos las llevo a mi cintura y marcaba el ritmo del vaivén. Yo quede con mis manos sobre sus tetas, moviéndolas para pajearme. Las apretaba, las estiraba, jugaba con sus pezones cada vez más erectos, seguía pajeandome. -Si Fer, asssiiiii, frótame toda, gozaaaaa lindo, mmhhhh, ahhhahhhhahhhahh. Me separe un poco, me arquie todo lo posible para besarle las tetas. Al fin las alcance, estuve unos segundos chupándole sus enormes tetas, frote mi lengua por sus pezones, jugué con ellos, los mordí. -Mhhh, siiii, asssiiii, chúpame toda mmhhhhh. Yo sentía que explotaba, me faltaba poco para acabar, me reincorpore sobre sus tetas, seguimos pajeandome unos cuantos segundos, aumente el ritmo de la paja, frotaba sus tetas con violencia sobre mi pija, estaba brillante y morada, explotaba. -Feeerrr, acábame, mmmmhhhh, sii, dame tu leche please, mmhhhhh, siiii, dale, dale, siii. Tome mi pija con mi mano, me masturbe más violentamente mientras la miraba a sus ojos.
Ella levanto su cabeza, mirando fijamente mi pija frente a ella y abrió muy grande su boca. -Dámela toda Fer, la acepto, la quiero dentro de mi boca. Le apunte y le acabe violentamente, los chorros de mi leche fueron directo a su rostro, varios entraron directamente a su boca, ella cerro los ojos pero dejo claramente la boca abierta para seguir tragando me leche. Eso hice, quede unos segundos descargando mi leche en su boca. Abrió los ojos, miro hacia mi rostro y con su lengua me mostraba toda la leche que tenía en su boca. Gran parte de mi acabada estaba en su boca, y ella la exhibía como trofeo. Ya no éramos hermanos, ella era una terrible hembra, cogedora, puta y tramposa, y yo estaba allí gozando de ella como nadie. Jugaba con la leche en su boca, mi pija comenzaba a desinflarse, pero mentalmente estaba súper caliente. Me acerque más a su cara, tome su cabeza desde la nuca, y metí mi pija en su boca, ella la trago hasta el tronco, cerro su boca herméticamente y comenzó a hacerme masajes con su lengua.
Y sentía como chupaba mi pija con maestría, mantenía su boca cerrada, como haciéndose un buche con mi pija, todavía no había tragado mi leche, sentía como jugaba con mi lechita y mi pija, unos segundos y trago todo, succiono mi pija sacando lo último de leche que tenía, y trago toda la que ya le había dado. Lamio y beso tiernamente mi pija como reparándola del ajetreo previo. Sonrió me miro y dijo: -Que tal? Te gusto? Yo no terminaba de gozar. -Ahhh, me fascino, que bien estuviste, mhhh. Mi orgasmo recién se extinguía. Me levante como pude, me puse el slep, y me desplome a su lado, ella se colocó el sostén y sonreía todo el tiempo. Nos quedamos así, prevenidos porque en poco tiempo llegarían mis padres. Igualmente nos quedamos hablando de lo que recién habíamos hecho, fue excitante seguir hablando con el morbo que los hacíamos. Hablamos casi media hora de sexo tirados en el jardín.
Llegamos a la conclusión de que no nos animábamos a coger, coincidimos en el goce que nos generábamos, exhibiéndonos, etc. etc., pero no nos atreveríamos a coger. Nos aclaramos varias cosas de lo que esperábamos el uno del otro. Pasaron los días, esta escena se repitió dos veces más, casi de igual forma. Varias noches no bañamos juntos, desnudos en la ducha nos enjabonamos, nos besamos y nos masturbamos mutuamente. Yo froto mi pija por todo su cuerpo pero nunca hasta penetrarla. Ella me chupa la pija como nadie, no tiene problemas en tragarme la leche, y a mí me enloquece. Dedico largo rato a sus tetas con masajes, frotes, pellizcos, chupadas y todo acto que ella disfruta con locura. Varias veces la masturbe con mis propios dedos y mi lengua. Gozamos increíblemente exhibiéndonos, cuando la situación lo permite nos mostramos desnudos por la casa como si nada, haciéndonos chistes o mimos mutuamente. Tenemos sexo 2 o 3 veces al mes, pero con mayor frecuencia nos hacemos este tipo de juegos al que llamamos Shot Sex. Uno le dice al otro: -Queres Shot Sex? Y enseguida nos revolcamos como chicos, nos manoseamos, nos desnudamos, nos besamos.
Desde este último verano en que comenzó todo, hasta hoy gozamos increiblemente, son 10 meses gloriosos, nos convertimos en activos amantes bajo el mismo techo, hermano y hermana fogosos amantes.
No sentimos demasiado remordimiento, sabemos que socialmente estamos obrando mal, pero el deseo fue más fuerte que todo. Tuvimos bastante sexo y posiblemente vuelva a escribir para dar ciertos detalles de las situaciones que sé que no olvidare nunca.
No detalle demasiado los encuentros sexuales porque quería compartir más bien mi historia de vida, para que conozca la vida de dos personas erótica y sexualmente activas, cometiendo un pecado original, un tabú de todos los tiempos como es el incesto.
No dejo mi mail, pero aviso que cada tanto chateo en el sitio con el Nick Ferlia, tal vez nos encontremos allí y nos conozcamos más profundamente.