Lo último que recordaba de anoche era que una joven y hermosa mujer, delgada, de estatura mediana, blanca, de ojos y cabellos negros, se me había acercado en el bar y me brindó una bebida.
Muy poco a poco, primero le suplique que ya que no teníamos contacto sexual, a cambio, para calmarme me diese sus bragas usadas, dudó y finalmente fue al baño, vino con ellas y me las dio, acto seguido fui yo el que fue al baño, ya sabéis a que.
Esas botas en sus hermosas piernas, y digo hermosas en el sentido de macizas, rellenas, la hacían para mí una diosa sexual y, más de una vez, me había hecho alguna paja de antología imaginando que se la clavaba por el culo con las botas puestas. Incluso había buscado en su habitación bragas suyas cuando me encontraba solo en el piso.
Me excite mucho pensando en todo lo ocurrido y me fui de compras, como a mi me gusta, con mi minifalda, mis botas nuevas, unas medias de rejilla y nada mas debajo dejando mi coño mojado a la vista de cualquiera que me mirase por debajo de mi mini, cosa que no era difícil ya que la minifalda era bastante corta.