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Otro sueño I

Soy un chico de 45 años.

Tengo dos amigas Mari (17) y Miriam (17), a ambas tuve el placer de enseñarles e introducirlas en el mundo del placer sexual, por expreso pedido de ellas, en épocas distintas pero a la misma edad en ambas.

De Mari ya les conté la historia en relatos anteriores. Con ambas sigo manteniendo una relación esporádica, con encuentros cada tanto. Quiso la coincidencia que ambas me llamaran en la misma semana para proponerme que deseaban probar cosas nuevas, como por ejemplo un trío M-H-M e incluso H-M-H (lo cual me extrañó pero al mismo tiempo me encantó) o un cuarteto con intercambio de pareja, aunque preferían comenzar con el primero.

Les pedí unos días para pensarlo y luego las llamé diciéndoles que estaba de acuerdo, y que si tenían preferencia por alguna amiga (de cada una de ellas) o me dejaban a mí la elección, a lo que ambas respondieron que no tenían a quién sugerir, ya que nunca habían tocado el tema con ninguna amiga.

Entonces les comenté a ambas que yo tenía una amiga que estaba interesada en probar lo mismo. Total que quedamos para un sábado a la tarde en que yo no tenía guardia pero podía inventarme una para mi familia.

Las cité en la casita que tengo alquilada para mis fiestitas, que Mari ya conocía porque fue allí en donde la lleve hace un año, a la cumbre del placer sexual por ella conocido hasta ese entonces. (Solo tenía 17 años en ese momento). Y a Miriam le dejé la dirección, citándola una hora antes.

Llegó el ansiado sábado y yo ya tenía limpia y lista la casa, cuando pitó el portero eléctrico. Era Miriam. Esta muchacha es más bien bajita (lo que compensa llevando tacones de respeto), mide 1.60, pelo castaño claro cortito, con unos ojazos verdes que iluminan el camino a su paso una carita de ángel y una sonrisa capaz de derretir a un esquimal.

Tiene un pecho de + o – 90 de talla, senos redondos y parados, turgentes con dos preciosos fresoncitos por pezones y unas areolas enormes y rosadas, deliciosas. (doy fe). Una cinturita de avispa con un ombligo sabroso y ultrasensible, ya que la pone a cien que se lo lama con mi lengua. Y unas CADERAS!!!!, dios que caderas, harían morir de envidia a la propia Jennifer López, que enmarcan un trasero redondo, macizo y respingón que ha hecho las delicias de mis manos, labios y lengua en muchas oportunidades pero que todavía no he logrado desvirgar, pero no pierdo las esperanzas de conseguirlo en esta oportunidad.

Todo eso remata en unas piernas bonitas y bien torneadas, con unos muslos generosos y de carne tersa y suave. Ah! sus labios son carnosos y sensuales como me gustan, pero es que además tiene la boquita pequeña, que al meterse la polla adentro, pese a abrir los labios en su máxima expresión, me aprieta de tal manera el glande que parece que me pajeara con ellos.

Venía vestida de infarto, con una minifalda que apenas ocultaba su ya bien ponderado trasero, un sweater ajustado que remarcaba sus pechos y traía sus piernas envueltas en sendas calzas de nylon y sostenidas por un par de botas de caña alta con tacón de 6-7 cm.

Hola Mari, que hermosa has venido. -Gracias, y tu amiga todavía no ha venido, me dijo pegándome un delicioso morreo, explorando mi lengua y cavidad bucal. -No todavía tardará un poco. pero ponte cómoda que prepararé algo de beber. Quieres una cerveza sin? -Vale.

Yo me serví un gin tonic y a ella su cerveza.

-Al final por teléfono no quise preguntarte, pero a que se debe este deseo repentino de cosas nuevas? -Bueno, no es muy repentino. Lo que pasa es que he escuchado a más de una persona, amigos e incluso parientes comentar que los tríos eran una cosa bastante excitante, y de hecho hace poco lo comprobé en un vídeo casero que unos amigos de mis padres se dejaron olvidado en casa. (por supuesto que mis padres no saben que lo he visto). Pero me daba mucha vergüenza preguntarte por ello, y menos aún proponerte hacerlo, pero cuando el otro día vi el vídeo me excitó tanto que hube de masturbarme dos o tres veces seguidas, y me dije no aguanto más, hablaré con JC. Te parece mal?

-No, que va?, lo que me parece mal es que te haya dado vergüenza hablarlo conmigo y hayas esperado hasta ahora, pero por lo demás me encanta.

-Y dime como es la otra chavala. -Bueno se llama Mari, es morocha de pelo largo hasta los hombros, ojos pardos y tan guapa como tú. Una figura muy bonita, con pechos pequeños pero redonditos y dos pezoncitos deliciosos, cintura delgada y un culo respingón y delicioso. -Serás cabrón!!! -Por que?, tu me preguntaste y yo te la describo. -Sí pero no hacía falta ser tan explícito! -Estás celosa!!! Me encanta , le dije y le arrié un besazo en todo el morro al tiempo que le metía la mano en ese culito que me enerva.

-Oye, dije, ten en cuenta que en una relación grupal de más de dos personas, tanto se chupa un pito como un coño, eh! y las caricias son generales. -Pero eso será lesbianismo, no? No, repliqué lesbianismo u homosexualidad sería hacerlo siempre con alguien de tu mismo sexo o incluso enamorarte de alguien de tu mismo sexo, pero esto es distinto. Ten en cuenta que en una relación de más de dos personas lo que importa es el placer sexual dado y recibido independientemente del género sexual, lo que se busca es lograr placer a través de nuevas experiencias sensitivas. -Cuando lo pruebes lo comprenderás. – Vale , como siempre confiaré en ti. Nunca me has decepcionado. Mua, Mua

En eso estábamos cuando sonó el timbre de la puerta, me levanté a atender. Era Mari que me abrazó y me dio otro morreo de campeonato: hola mi amor me dijo , te extrañaba tanto.

Yo mientras, me besaba, miraba de reojo a Miriam notando por su ceño fruncido que esto le pateaba en el hígado. Se la comían los celos.

Para tranquilizar los ánimos e incitar a las buena culminación de esta tarde la invité a acercarse diciendo: bueno saludémonos conjuntamente uniendo nuestros alientos, besémonos al unísono, y juntamos nuestras bocas y lenguas los tres juntos. A mí esas dos bocas con sus labios sensuales y calientes me pusieron a mil. Además olían las dos de maravilla.

Cuando nos separamos, Miriam le dio dos besos en las mejillas a Mari y se presentó: hola me llamo Miriam, tu eres Mari, verdad? Eres muy guapa. -Y tu también, encantada de conocerte. Estoy muy nerviosa y tú? -Sí, bastante. Es mi primera vez y así siguieron charlando y contándose cosas, como sus respectivas experiencias conmigo y lo bien que se lo habían pasado. Etc.

Bueno, pensé, parece que la tensión se disipó y esto al fin saldrá bien.

-Que quieres tomar Marita

Una coca por favor, con limón si tienes. -Marchando!!!, pónganse cómodas que ya vengo. Y las dejé intercambiando experiencias y cotilleos propios de ellas. Por cierto Mari también había venido vestida con Minifalda y botas altas, pero sin tacos. (mide 1,72)

Al rato de estar los tres charlando y cuando consideré que ya se había establecido una cierta confianza entre ellas sugerí irnos al dormitorio con nuestras bebidas y ponernos más cómodos. Se miraron picaramente y tomadas de la mano se unieron a mí en mi camino hacia el cuarto, donde instalé una gran cama redonda, muy cómoda.

Puse música suave en el DVD, pero dejé todas las luces encendidas, ya que quería disfrutar del espectáculo que se me brindaba. Las chicas se sentaron en el borde de la cama y se ayudaron mutuamente a quitarse las botas, y me pareció verlas acariciarse disimuladamente las piernas y cruzarse alguna mirada lujuriosa.

Ambas cosas me excitaron y me uní a ellas quitándoles con suavidad y por turno las calzas, aprovechando para acariciar sus nalgas y muslos. Luego de lamerles a ambas los deditos de los pies, me dedique a quitar su vestimenta superior y los brazieres, dejando cuatro hermosos senos al aire, que se me antojaron esbeltos y desafiantes.

Entonces luego de darles una lamida en los pezones a cada una de ellas, que respondieron endureciéndose al instante, igual que mi caliente polla, procedieron a desvestirme a mí entre medio de risitas nerviosas, caricias y lengueteos a mis pezones y vellos del pecho. El clima iba in-crescendo.

Estábamos los tres excitadísimos. Me quitaron la camisa, el pantalón, los calcetines y finalmente mientras una iba por delante y la otra por detrás con los dientes cogieron los bordes de mi slip y lo bajaron hasta el suelo. Volvieron a subir lamiéndome las piernas, los muslos, y luego Mari me empezó a besar los testículos y Miriam el culo. Mari me acariciaba lo dos huevos, y al mismo tiempo me los chupaba con fruición haciéndome sentir algo indescriptible, para luego lamerme la punta del nabo y metérselo en la boca.

Al mismo tiempo, Miriam me lamía las nalgas separándolas con sus delicadas manitos, y recorría una y otra vez mi raja trasera con su caliente y húmeda lengua hasta llegar al ano, donde se entretenía empujando con la lengua y de a ratos insinuando un dedo a través de mi prieto esfínter.

Mis sensaciones eran increíbles y parecía como si la excitación proveniente de adelante y de atrás se juntara en el medio de mi pelvis, subiendo como un fuego hasta el centro de mi ser. Parecía como si estuvieran compitiendo por darme a cual más placer.

Estaba a punto de estallar de gozo, y así se los hice saber; al instante Miriam se pasó para adelante y compartieron mi picha recorriéndola desde los huevos hasta la punta, metiéndosela una vez cada una en la boca en una sucesión de mamadas hasta que en un momento no aguanté más y explotando en el primer y glorioso polvo de la tarde, me corrí en boca de ellas. Sí en las de ambas, porque hasta eso compartieron, y siguieron chupándomela hasta dejarla limpita, y en un momento dado se encontraron sus bocas en la punta de mi glande, y las juntaron intercambiando sus fluidos y el mío, en un morreo interminable, que casi me vuelve loco al verlo.

Entonces y sin interrumpirlas las empuje suavemente hacia la cama en donde se abrazaron dulcemente mientras seguían morreándose, pero ahora además se acariciaban mutuamente su cuerpo y sus partes sin ninguna restricción más que el alcance de sus miembros. Me sumé a ellas y me dedique a recorrer sus calientes cuerpos con mis labios manos y lengua, empezando por el culito de Miriam que me fascinaba. recorría una y otra vez su raja trasera, lamía su ojete que noté caliente, palpitante húmedo y olía a una mezcla deliciosa de la fragancia de su colonia y sus propios jugos (ese olor a hembra caliente y ávida de sexo). De pronto Mari tomó la iniciativa y bajó a besarle los pezones a Mari arrancándole unos suspiros brutales, siguió bajando y sin saber lo de su ombligo, se puso a lamerlo profundamente, logrando el primer gran orgasmo de Miriam: AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHh chicosssssssss, que maravilla, SSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, sigan por favor, quiero mucho MAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS. JC, ten´hhhías razooon, esto eehhhes…… hermoso. Marita siguió bajando hasta llegar al pubis de Miriam, y se internó con su lengua entre sus labios.

Instintivamente sabía lo que debía hacer. Miriam arqueaba su espalda buscando con su coño la lengua de Mari, gemía y gemía y parecía tener un orgasmo tras otro cuando aquella se prendió de su clítoris al cual comenzó a mamar como si fuera una pequeña picha, diciendo “rico es este botoncito, dulce como un verdadero chupa chups” y seguía chupando frenéticamente, provocando un orgasmo interminable en Miriam, que pese a parecer haber quedado agotada, completo un giro de 180 grados y se trenzó con Mari en un 69 digno de película porno. Yo aproveché la situación y cambié de culo, deleitándome ahora con el agujerito de Mari que también rezumaba esa fragancia de hembra en celo que describí antes en Miriam.

Pero a ella además comencé a meterle los dedos aflojando y preparando su esfínter. Llevaba la idea de hacérselo primero a ella para tentar a Miriam al ver lo que gozaba su compañera.

Seguimos así hasta que ambas estuvieron en el punto más álgido de la cuestión, o lo que es lo mismo al borde de un nuevo orgasmo para Miriam y el primero de Mari.

En ese momento apoyé mi glande en la puerta posterior de Mari y se la clavé sin contemplación.

Como estaba suficientemente lubricada y preparada por el trabajo de mi lengua y dedos, apenas se quejó de dolor, y en cambio contribuyó a un tremendo orgasmo, bañando la carita de Miriam con su flujo, que esta sorbió y saboreó con dedicación y esmero, internándose más con su lengua en el coño de mari, cosa que supuse al escuchar los ruidos de su lengua y los jadeos de ambas.

Entre eso y la presión pulsátil del esfínter de Mari, me llegó la segunda corrida, inundando su tripa con mi caliente savia, y al sacar mi picha de su acogedor refugio, el semen que escurrió fue a parar a la lengua y boca de Miriam (mezclado con el flujo de Mari),que chupaba y lamía con una ansiedad indescriptible, como si no quisiera desperdiciar ni una gota de nuestros fluidos.

Quedamos los tres agotados, abrazados en un sándwich, en donde los dos panecillos éramos Miriam y yo y Mari el relleno. Miriam siguió chupando mi polla entre las piernas de Mari y esta se giraba y me morreaba mientras acariciaba el culito de Miriam. Así nos quedamos un ratito dormidos.

Cuando desperté Mari estaba sobándole el culo a Miriam mientras le explicaba que no le había dolido la penetración posterior, que todo lo contrario había sentido delicioso mi pene adentro, y que no debía tener miedo y sí animarse a probarlo, y al mismo tiempo le introducía dos deditos por allí y un tercero en el coño dándole pequeños mordiscos en las nalgas. Vamos, que la estaba preparando para servírmela en bandeja.

Y al fin, parece que me llegaría la oportunidad anhelada de desvirgar ese culito.

Pero… eso se los contaré en la segunda parte.

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