Hola me llamo Paula, tengo 22 años y vivo en Buenos Aires.

Recientemente he probado algo nuevo que me gustó mucho y quería compartir mi experiencia con otras personas de este maravilloso sitio.

Antes que nada voy a describirme un poco para que puedan tener una idea aproximada de cómo soy.

Como ya dije tengo 22 años y soy rubia, de pelo lacio y más bien corto que apenas me llega a los hombros. Mis ojos son verdes intensos. Mido 1,68 y peso 51 kilos. Mis medidas son 95-58-89. Mi contextura general es menuda y bastante atlética. Lo que más les llama la atención a los hombres son mis pechos (por lo menos por la cantidad de cosas que me dicen por la calle). Quizá se deba a que, por ser bastante delgada mis pechos parecen todavía más grandes de lo que son en realidad. De todos modos debo admitir que me gusta que me miren

A la hora del sexo creo que soy una chica bastante normal (aunque he tenido algunas aventuritas un poco fuera de lo común). Inicié mi vida sexual como todas mis amigas, recorriendo suavemente nuestros propios cuerpos hasta que las primeras sensaciones de excitación se transformaron en el primer orgasmo de mi vida (tenía trece años). Todavía puedo recordar los temblores de mi cuerpo y la abundante humedad que desbordó de entre mis piernas.

De ahí en más empecé a masturbarme con cada vez más frecuencia… Hasta cinco o seis veces por día – todos los días. Cualquier ocasión o lugar era propicio para que mis dedos se dirijan velozmente a mi entrepierna en donde la humedad de mis labios los recibía y les agradecían la atención brindándoles copiosos jugos aromáticos acompañados por cada vez más fuertes espasmos y contorsiones de placer.

La virginidad la perdí recién a los 16 años. No fue una experiencia que merezca mayor narrativa… No porque haya sido una experiencia desagradable, sino que simplemente no fue todo lo que yo esperada (llegué a un solo orgasmo) y de más está decir que de ahí en más he tenido experiencias maravillosas, en las cuales me han llevado a un orgasmo tras otro con una intensidad que prácticamente me llevaba a perder toda noción del tiempo, de donde estaba, en fin… de todo…

He tenido varias parejas estables y unos cuantos amantes ocasionales entre ellos. (Aunque realmente prefiero las relaciones estables) Claro que alguna vez me habré ido con alguien de alguna discoteca directo a un hotel, pero en general no es lo que acostumbro.

El sexo en sí (por lo menos con mis parejas estables) ha sido siempre muy completo y placentero. Salvo una cosa: el sexo anal! Y es este tema el que, en definitiva, motiva este relato.

Antes de entrar en el tema del sexo anal quiero aclarar que me encanta el sexo en todas las variantes que puede ofrecer (no vayan a pensar que soy una mojigata y que por eso no me gusta el sexo anal). Soy de calentarme muy rápido y me encanta que me cojan bien. No hay nada más lindo que sentir como un hombre de verdad me mete un pene bien duro en mi húmeda cuevita. Y luego me masajea todo mi interior hasta hacer que me sacuda de placer y llene todo mi cuerpo con su lechita caliente. Hablando de eso me encanta ese saborcito amargo del semen. Me encanta chupar una buena pija hasta que descarga toda su hombría en el fondo de mi garganta.

El problema se presentaba cuando ellos querían penetrarme analmente. Y no es porque yo no lo haya intentado, de hecho con dos de mis parejas estuve a punto de perder mi virginidad trasera. Pero cada vez que me la empezaban a meter, por más caliente que yo estuviese, el dolor era insoportable y yo empezaba a gritarles que paren (cosa que ambos hicieron) porque me dolía mucho. Luego de estos intentos fallidos nunca más dejé que lo intenten.

Pero a pesar de que ninguna de mis parejas me insistió mucho para tener sexo anal, yo sentía que me estaba perdiendo de algo, que mi cuerpo tenía más variantes de placer que ofrecerme. Por algo debía ser que tantas amigas (y algunos amigos) me habían dicho que les encantaba ser penetradas analmente.

Como yo vivo sola y muchas de mis amigas aún viven con sus padres es común que algunas se queden a dormir en casa los fines de semana, después de que volvemos de bailar. Este particular Sábado iba a venir una de mi mejor amiga, Vicky, a eso de las nueve de la noche para vestirnos juntas y después ir a un boliche donde nos íbamos a encontrar con otras amigas.

A eso de las nueve y media sonó el timbre del portero: era Vicky que, como siempre, llegaba tarde.

-Hola Pauli, ¿cómo andas? -Que haces Vic…

Estuvimos un rato charlando sobre un chico que había conocido Vicky la noche anterior en un boliche de Puerto Madero. Yo a su vez le conté sobre mi salida con mi prima, su novio y el pesado del amigo que me presentaron. Que tipo insoportable!

Nos abrimos una botellita de champagne.

Vicky me contó sobre el fin de semana pasado, cuando finalmente había tenido relaciones sexuales con este chico con el que había salido dos o tres veces. La había llevado a un hotel alojamiento espectacular, súper lujoso. Encima el chico este, que era re buen mozo, estaba MUY bien dotado, tenía una pija de unos 23 cm. y encima bastante gruesa. Me contó cómo se la había chupado y que le costaba meterla toda dentro de su boca. Después de que él haya acabado la primera vez se metieron al jacuzzi y en seguida la tenía parada de nuevo. La penetró por un rato ahí mismo y después se secaron un poco y fueron para la cama. En ese momento él le dijo que se recueste boca abajo por que se la quería meter por atrás. Vicky dudó un poco porque era muy grande pero como ya estaba re caliente accedió. Al principio le dolió un poco pero una vez que se acostumbró al tamaño le empezó a gustar. Al rato de recibir los embistes ya estaba loca de placer, acabando como nunca. Me contó cómo le había encantado que se la cojan por el culo (claro que no era su primera vez).

Yo aproveché que ella había sacado el tema para preguntarle: -¿Y no te duele demasiado por atrás? -Mira, al principio duele un poco, pero cuando te acostumbras te aseguro que vale la pena. -Pero yo las veces que quise probar me pareció que me dolía demasiado. -Bueno eso también depende del tipo que te la esté metiendo. Hay algunos que son unos animales y te hacen mierda. -Y… la verdad que con los que probé yo sí… eran medios brutos. -Y nunca probaste vos sola… ¿con un consolador digo? -Ayyy Vic…. -¿Que? ¿Ahora me vas a decir que no tenés un consolador? -Sabés que si porque te conté… -Y entonces… en vez de que entre por adelante probá por atrás… -No sé… tendría que estar muy caliente. – A ver, mostrame el consolador. -Ay no Vic, me da vergüenza. -Pero no seas tarada nena, si no tenés confianza conmigo ¿con quién? -Bueno…

Fui hasta el cajón de mi mesa de luz y saque el consolador. Es un vibrador pequeño, de 13 cm de largo por unos 2 y medio de ancho, plateado, liso en la punta (los primeros 5 cm) y después estriado. Lleva una pila chica y tiene un interruptor de encendido en la parte inferior. Caminé hasta el sofá en donde estaba sentada Vicky y se lo alcancé.

-Los polvos que te habrás echado con esto -Ay nena… -Te digo que este es perfecto para tu colita, porque no es para nada grande.

Habiendo dicho esto se metió el vibrador en la boca y empezó a meterlo y sacarlo como si estuviese chupando una pija. Yo me empecé a reír. Ella se lo sacó de la boca y lo prendió. Con la mano derecha se lo llevó entre las piernas, por debajo de la minifalda negra. Así se quedó unos segundos, hasta que suspiró y entrecerró los ojos, diciendo:

-Mmmm se siente bien…

Yo me quedé helada… no sabía que decir o como responder… Hasta que ella abrió los ojos y me miró. Habrá visto mi cara de asombro por que se empezó a reír y yo también… Puso el consolador sobre la mesa pero como estaba prendido empezó a hacer un ruido bárbaro y moverse por toda la mesa así que lo apagó. Mas risas…

-Mira ya que estamos te voy a mostrar lo que yo haría con este juguetito. Es hoy o nunca. Ok? -Bueno… dale…

Contesté sin saber bien lo que iba a hacer.

Ella se paró y se quitó la minifalda y la bombacha. Se volvió a sentar en el sofá, semi-recostada y abrió las piernas. Yo no podía creer que estaba ahí sentada mirándole la concha a mi mejor amiga, mientras se empezó a acariciar los labios y los fue separando hasta mostrarme todo su interior, lustroso y brillante. Se fue metiendo el dedo medio y luego lo sacó y fue directo al clítoris. Después de acariciarse por un rato tomo el consolador y me preguntó:

-¿Tenés alguna crema hidratante? -Sí, le contesté, trayendo un frasco del baño. Se la alcancé y me senté en el suelo, más cerca de ella. Quería verla bien de cerca.

Tomó el frasco de crema y tomó un poco con sus dedos y se metió la mano por entre las piernas, lubricando su ano. Después lubricó el consolador y se levantó un poco, llevó el consolador hasta la entrada de su ano y lo acomodó durante unos segundos. Luego se sentó sobre el consolador con un suave movimiento, metiéndoselo hasta el fondo. Suspiró fuertemente cuando se le clavó hasta el fondo y arqueó la espalda hacia atrás. Luego de otro suspiro (o gemido) lo prendió. Y o podía escuchar el suave ronroneo del motor dentro de sus entrañas. Con la mano izquierda movía el consolador dentro de su culo, sacándolo un poco, metiéndolo bien al fondo, moviéndolo para los costados mientras que con la mano derecha se frotaba cada vez más violentamente el clítoris. Se notaba que estaba súper excitada y la verdad (aunque me daba un poco de vergüenza admitirlo) es que yo también. Realmente ver a mi amiguita en pleno clímax sexual me calentó increíblemente.

Vicky estaba con los ojos cerrados y totalmente compenetrada con su propio placer así que aproveché y me bajé el short y la tanguita que tenía puesta (que ya estaba toda mojada) para poder acariciarme igual que ella. Después de un par de minutos Vicky empezó a acelerar todavía más la respiración (que ya era un jadeo vertiginoso) y me di cuenta de que estaba llegando al orgasmo. Eso me dio unas ganas terribles de acabar al mismo tiempo así que me empecé a frotar el clítoris cada vez más rápido. Quería tener mi orgasmo junto a ella.

Vicky estaba en pleno orgasmo, gritando y sacudiéndose mientras yo también acababa, sin poder quitarle los ojos de encima… Ella quedó extenuada, con la cabeza echada hacia atrás pero yo seguía disfrutando de los espasmos que recorrían mi cuerpo… En eso levantó la cabeza y me miró con una sonrisa cómplice.

-Veo que te gustó el show. Entonces ahora te toca a vos -Haceme lo que quieras

Vicky se paró y se sacó la camisa blanca y el corpiño de encaje. Me excitó ver sus hermosos pechos con sus pezones bien duritos. A su vez yo me saqué la camiseta y el corpiño y me recosté de espaldas, abriendo mis piernas.

Vicky se arrodilló entre mis piernas y comenzó a acariciar la parte interna de mis muslos. Yo temblaba con cada roce de sus suaves manos. Tomo el consolador y me lo empezó a pasar arriba y abajo por mis labios, introduciendo apenas la punta dentro de mí en el momento en que lo encendió. Pude sentir el vibrante cosquilleo por toda mi conchita, que seguía derramando sus jugos. Despacio subió el vibrador hasta que su punta se encontraba justo sobre mi clítoris lo que me volvía loca de placer. Ahí sentí como me introducía dos dedos dentro y acariciaba mis paredes vaginales. Después deslizó un dedo hasta la entrada de mi ano y lo masajeó con movimientos circulares, introduciéndolo lentamente dentro de mí. Yo sentía como se estiraba mi pequeño orificio.

-¿Te gusta? me preguntó Vicky. -Me encanta… Me volvés loca…. Meteme el consolador…

Vicky me puso un poco de crema en la cola y me empezó a masajear con el consolador, que empezaba a abrirse paso dentro de mi culo.

Al principio me dolió bastante, realmente me ardía cada vez que entraba y salía, pero de a poco esa sensación dio paso a otra mucho más placentera. De repente, sentí la boca de Vicky sobre mi conchita. No lo podía creer… mi amiga me estaba chupando la concha!!!

Fue alucinante. Su lengua jugaba con mi clítoris al tiempo que el vibrador se me clavaba en el fondo de mi culo y yo explotaba de placer…. Empecé a gritar, enloquecida, delirando, sintiendo como se me venía encima un orgasmo espectacular que sacudió todo mi cuerpo. Quedé mareada de como acabé… Realmente fue un orgasmo inolvidable.

Y así fue como tuve mi primera experiencia anal y lésbica, ambas en una misma noche.