Un trabajador de las rutas es recompensado con creces por ser un buen tipo

Primero, creo tengo que contarles que soy camionero, aunque quizá esté lejos del estereotipo: tosco, enorme y rudo.

Mi recorrido es casi siempre por las desoladas rutas de la Patagonia, así que se pueden imaginar cómo, muchas veces me invade un tremendo aburrimniento.

Pero tambien disfruto de una paz, y de unos paisajes, que pocos pueden encontrar en sus trabajos.

Un dia, estaba camino a Esquel, cuando me hacen dedo dos mochileras.

Es un código normal, prestarle ayuda a quien te lo solicita, en esas rutas.desiertas,..nunca se sabe si mañana, no vas a ser vos el que la necesite…y además, es una bendición encontrar a alguien con quien charlar.

La cuestión, es que paré y les pregunté adónde iban.

Teníamos el mismo destino, pero no se decidían a subir.

Estaban ahí, paradas mirándose…y yo comencé a impacientarme

No las iba a dejar solas en el medio de la nada, pero para apurarlas, aceleré el motor …y amagué con cerrar la puerta.

Una empujó a la otra y finalmente se acomodaron en la cabina.

Eran bastante jóvenes, y me pareció a primera vista, que no tenían demasiada experiencia en ésto de ir a donde el destino te lleve. Estaban cansadas, con hambre y frío.

Así que les dí unos mates, para entrar en calor , y unos galletitas que tenía por ahí.

Me contaron que se desencontraron con otros amigos, que no tenían plata, y que pasaron las noche durmiendo en una estación de servicio.

No pude averiguar mucho más, y al rato, para mi desilusión, ya estaban durmiendo en el asiento de al lado.

Después de varias horas, paré para estirar las piernas, lavarme la cara y comprar algo para comer. Mis pasajeras ni se enteraron…siguieron durmiendo..

Mi plan era manejar un par de horas más, hasta llegar a una parada de camiones en un lugar espectacular.

No suelo manejar de noche, porque es peligroso exigir demasiado el cuerpo…

Cuando llegamos, las chicas se despertaron, y les comenté mis planes.

No había ningún otro camión, así que ibamos a estar solos.

El atardecer era una maravilla, parece que estaba de suerte.

Las chicas se bajaron para recorrer el lugar, mientras yo preparaba algo para comer. El olor de la comida las trajo rápidamente de vuelta.

No soy un gran chef, pero este trabajo me obligó a aprender a arreglármelas solo….y lo hago bastante bien.

Comimos, tomamos un vino bastante decente, y charlamos, ahora si, un rato.

Me contaron que habían terminado la secundaria, y hacían este viaje para festejar.

Pero que desde que partieron, todo les había salido mal.

Ser pelearon con el grupo de amigos, y no saben bien por qué, se perdieron, y ahora pensaban encontrarlos en Esquel, aunque no estaban seguras de que estuviesen allí.

Que pasaron tres días dando vueltas sin saber qué hacer , y que el último día, habían perdido la plata que tenían.

Estaban bastante desesperadas y con mucho miedo.

Me contaron que no querían hacer dedo, pero que caminaron toda la mañana y no daban más.

Subieron al camión porque , primero no teían muchas opciones, y segundo, porque les parecí confiable.

Fuimos entrando más en confianza, haciendo chistes y contando historias…. parecian dos pichoncitas que recién se caían del nido y que necesitaban algo de ayuda…Al llegar mañana a Esquel, les iba a recomendar ver a algunas personas que conozco allá….por las dudas. Más no podía hacer por ellas.

Entre el cansancio y el vino, me dieron ganas de dormir.

Así que por mi parte daba por concluida la velada. Les ofrecí dormir en la cama de la cabina… y yo me arreglaba en el asiento…pero ellas no quisieron….que yo tenía que descansar bien, para manejar mañana, etc, etc, etc… Así que me acosté, y ellas se acomodaron , una en cada asiento.

Al rato, entre sueños, escuché que ellas charlaban y se reían…pero a los pocos minutos yo ya estaba profundamente dormido.

Cuando me desperté, creí estar soñando, pero no. Lo que ocurría era tan real!. Las dos «pichoncitas»estaban conmigo en la cama, una a cada lado….mirándome.

Mi cara seguramente delataba el hecho de no entender lo que estaba pasando. Por eso se apresuraron a decirme, que me quedara tranquilo y relajado.

Estuvieron conversando entre ellas , viendo la manera de agradecerme todo lo que había hecho por ellas, y se decidieron retribuir con algo de cariño.

Así que ahora, las tenía a las dos, en mi pequeña cama, desnudas, y dispuestas vaya a saber a qué…

La verdad es que no tuve tiempo de decirles que no tenían necesidad de agradecer nada, y por suerte las dejé hacer…

Estaba muy oscuro, asi que sólo podía intuir sus figuras, pero creo que nunca vi a un par de ángeles tan hermosos.

Me senté, y Fabi, la rubiecita, estaba a mis espaldas, abrazándome y revolviendo mi cabello, mientras María, la de los ojos negros, intentaba un tímido beso, muy leve, solo rozando los labios, a la espera de mi reacción

Me corrió un frío por la espalda, pero pude contenerme y dejar que ellas llevasen la iniciativa.

Maria siguió besándome, cada vez con más confianza, en mi, y creo que en ella…hasta que comencé a sentir su lengua dentro de mi boca, explorándome…

Fabi por detrás, ahora acariciaba mi pecho, mis hombros y me rozaba con todo su cuerpo.

Con mis manos, quería saber qué era lo que tenía delante mío, así que empecé por hacerme una idea sobre Maria: era delgada, con la carne muy firme, los hombros bien marcados, la espalda me hablaba sobre la tensión que pasaba por su cuerpo, y terminaba en un culito maravilloso, firme y suave a la vez, bien parado…

Me di vuelta, para darle algo de atención a Fabi. Comencé a besarla, y ella se acercó todo lo que podía a mi.

Así fue como sentí contra mi pecho el suyo..desbordante, generoso, algo que no había sospechado hasta el momento.

Entre ambas comenzaron a desvestirme a mi. No podía ver bien, pero con mis manos encontré a María y a sus pechos adolescentes, con los pezones endurecidos apuntándome.

No pude resistirme y los atraje a mi boca. Pasaba de uno al otro como enloquecido, y ella emitía unos profundos gemidos de placer, que no hacían más que exitarme…

Era evidente, que si bien sabían lo que estaban haciendo, no tenían la experiencia de algunas profesionales, que frecuentaba de vez en cuando.

Pero esa carencia ,más la enternecedora pasión que ponían en cada movimiento me exitaban como hacía mucho tiempo no me ocurría. Si bien trate de conservar cierta calma al principio, estas pichonas lograban sacarme fuera de mi, aunque todavía no sepa bien por qué..

Dejé por un momento a Maria para concentrarme en Fabi. La atraje de espaldas a mí, y empecé a besarle esa nuca maravillosa, y a perder mi rostro entre sus cabellos, a la vez que acariciaba sus grandes pechos, bien macizos y firmes, con sus pezones proporcionados. Su respiración se agitaba, y creo, que su mente también.

Si bien, estar con dos mujeres a la vez, había sido una fantasía recurrente para mi, ahora, hecho mi sueño realidad, no sabía bien qué hacer o por dónde empezar. Habrá que improvisar, me dije…

Pero no tuve mucho tiempo para pensar,. Porque una boca me estaba explorando desde el ombligo, hasta llegar a los genitales.

Un escalofrío me cruzó por todo el cuerpo cuando sentí su lengua recorrer mi pija en toda su longitud, y seguir hasta los huevos y después detenerse en mi culo.

Fabi al mismo tiempo me obligó a recostarme y se sentó a horcajadas en mi pecho.

Comenzó a moverse rítmicamente para restregar su vagina contra el pelo de mi pecho.

Mis manos se entretenían sobando sus pezones. Pase mi lengua por las palmas de las manos y seguí con el masaje…el efecto fue inmediato: Fabi no podía contener sus gemidos de placer.

Se fue corriendo, cada vez más cerca de mi cara, hasta que logró ubicar su pubis justo a la altura de mi boca.

No me quedó más remedio, que perderme en su húmeda intimidad.. Primero hice una exploración superficial con la lengua, de arriba hacia abajo y viceversa, y despues lentamente me fui abriendo camino…claro que ella no se quedaba quieta, y se iba moviendo para favorecer los puntos que más placer le producían.

Maria, mientras, no perdía el tiempo, y ya tenía toda mi pija en su boca. No se dónde habrá aprendido, pero lo hacía muy bien. La llevaba a recorrer todos los rincones de su boca, la envolvía con su lengua, y succionaba con muchas fuerza.

Después la sacaba unos instantes para dedicarse por completo al glande, bajar con la lengua en todo su recorrido y empezar chupar muy suavemente mis testículos.

La sensación era una maravilla, estaba a punto de acabar, pero ella se dió cuenta, se detuvo y agarró el miembro fuerte por la base para detener la eyaculación.

Fabi en cambio, ya había pasado por su primer orgásmo, e iba camino al segundo, con mi lengua bien adentro, mis manos masajeando su culito, y un dedo desaparecido en su interior.

Fabi decidió que mi lengua ya no era suficiente y se montó sobre mi pija…empezó a bajar despacio, muy despacio, saboreando la sensación.

No se apuró en ningún momento, su ritmo era cadencioso , pausado pero intenso.

Yo la veía , entre sombras, fascinado, con su largo pelo moviéndose al compas sobre su espalda, los ojos cerrados, mordiéndose los labios y las manos sobre sus muslos para mantener el equilibrio.

Maria se la quedó mirando y yo la atraje hacia mi. Le indiqué que se pusiera a horcajadas sobre mí, y así lo hizo…pero en dirección a su amiga.

Tenía su hermoso culo muy cerca de mi cara y no perdí el tiempo. Primero lo acaricié suavemente, su piel era una maravilla, fui haciéndolo despacio, con cuidado, como cuando uno tiene en sus manos algo muy delicado y precioso.

Empecé a recorrer con la lengua desde la cintura hasta el gran cañón. Tuvo un estremecimiento cuando me detuve en su agujerito y le di vueltas y vueltas con la lengua….después seguí mi camino.

Levantó un poco sus caderas, para que su pubis quedara justo frente a mi, y lengua se perdiera en aquellas profundidades…

Mis manos iban y venían por sus piernas hasta llegar a su vientre. Creo que nunca encontré a alguien con una piel así de tersa, era increíble. Y bajaba hasta su triangulo dorado, donde jugaba con su clítoris, y vuelta a empezar.

Es extraño como uno, en una situación así, experimenta ,una casi inconsciencia producto del placer intenso que me estaba dando Fabi, y al mismo tiempo puede concentrarse en la exploración del otro , en este caso Maria, y pensar cómo darle la máxima satisfacción…

Nunca llegué a saber si estas niñas habían tenido una experiencia entre ellas antes…pero para mi sorpresa, estaban ambas de frente mirándose extasiadas, disfrutando ellas, y creo sospechar , disfrutando de ver gozar a su amiga.

Y empezaron a besarse, primero muy tímidamente y después sin inhibiciones.

Y siguieron las caricias, mientras cada una cabalgaba a su ritmo. Maria se acercó a los pechos de su amiga, los tomó entre sus manos y los beso, muy delicadamente, como sólo las mujeres saben deben tratarse.

Y allí acabamos los tres…sin proponérnoslo….con gemidos que brotaban desde el alma, profundos, graves e interminables.

Y estuvimos asi un rato, sin salir el uno del otro, como tratando de prolongar al máximo el placer que irremediablemente se iba extinguiendo.

Nos quedamos dormidos, no sé cuánto tiempo, con una de ellas a cada lado, en la estrecha cama del camión.

Al despertarme, sentía el calor de sus cuerpos, el perfume de la piel de Maria mezclado con el olor a sexo, y comence a exitarme.

Tenia el culito de Maria justo a la altura de mi miembro, que crecía sin disimulo posible. Maria lo sintió y parece que le agradó la situación.

Apretó aún más sus caderas contra mi y empezó a masajearlo con sus nalgas. Subía y bajaba lentamente, mientras ronroneaba como una gata en celo…

Empecé a besar su nuca, el cuello, mientras con las manos hurgaba en sus pechos, bajaba lentamente por su vientre y jugueteaba con su frondoso pubis…. Sus gemidos despertaron a Fabi,quien no sabía qué estaba pasando.

Pero enseguida sentí como se acurrucaba contra mi espalda y nos acariciaba a ambos… no quería quedar fuera del juego.

Entretanto mi miembro se abrió paso entre sus nalgas y frotaba insistentemente su culito, pero no estaba cómodo, así que me incorporé y tomé a Maria por sus caderas, elevándolas hasta mi altura.

Ella seguía con su rostro hundido en la almohada, como despreocupandose por la suerte del resto de su cuerpo.

Desde lo alto soltaba saliva, que caía en el nacimiento de sus caderas, corría hasta que se perdía entre sus nalgas, lubricando toda la zona. Mi pija ahora se deslizaba con suma facilidad por la puerta de todos sus orificios diseminando fluidos y placeres.

Maria parecía enloquecida, no paraba de mover y empujar sus caderas y gemir en forma casi animal. Yo tampoco aguantaba más, asi que finalmente la penetré con todas mis fuerzas, de un sólo golpe hasta que mis testículos chocaron con su culo.

Maria acusó el golpe y gritó de dolor, pero en unos instantes el dolor se convirtió en gozo, y tensaba los músculos internos, apretando mi pija, lo que multiplicaba el placer.

Fabi, obligó a su amiga a que levantara un poco su cabeza, escondida en la almohada, para darle un apasionado beso, y empezar a entregarse a ella.

Se acostó a su lado para que Maria la recorriese con su lengua, hasta llegar a su pubis. A pesar de tenerme por detrás machacando cada vez más fuerte, pudo hundir su cabeza entre las piernas de Fabi y compartir algo de su placer.

Estábamos realmente sincronizados, y aumentando nuestro ritmo. Yo estaba inclinado contra su espalda y agarraba sus pechos con ambas manos, como sosteniendo tanto esfuerzo.

Necesitaba sentir que éramos una sola pieza, por eso empujaba cada vez más…intentando que nuestros cuerpos se fundieran en uno, hasta que sus gritos se convirtieron en la gota que necesitaba para rebosarme y explotar en su interior.

Maria, un instante después también llegaba a su anhelado orgásmo, pero aún asi, no dejó de prestarle atención a su amiga.

No levantó su cabeza hasta que sentí como Fabi comenzó a temblar de placer. Se incorporó y tomó la cabeza de Maria entre sus manos para estamparle un profundo beso.

Cuando todo terminó, nos quedamos en silencio rodeados de la máss absoluta oscuridad. Sólo atiné a decirles que había sido demasiado.

Ahora soy yo el que está en deuda con Uds. y tanto Fabi como María sólo rieron en silencio.

Me acomodé en mi asiento cubierto con una manta, y ellas se quedaron dormidas en la litera, abrazadas. Aún hoy sigo pensando que ellas descubrieron algo que no habían sospechado hasta ese momento.

Al otro día, partimos temprano, y seguimos conversando de bueyes perdidos, pero ninguno mencionó para nada, lo ocurrido en la noche.

Al llegar a Esquel, las dejé en la plaza principal, les dí unas direcciones de gente conocida y nos separamos.

No volví a tener noticias de ellas.

Y siempre que levantó a algunos que hacen dedo en la ruta, me sorprendo pensando, ojalá sean ellas…