El primer encuentro

La luz es tenue en la habitación, pero eso evidentemente es lo de menos porque llevo una venda negra que cubre mis ojos.

Así me encuentro yo en una cálida habitación de Hotel, tumbado en la cama sin poder parar de mover mis piernas con un temblor frenético nervioso, y es que la espera siempre me ha vuelto loco.

Ese momento tan deseado tan añorado por mí estaba apunto de llegar, los segundos se hacían días, instantes interminables.

No hacia otra cosa que quitarme y ponerme el antifaz, desquiciado.

De pronto, mientras intentaba controlarme sonó el móvil, esa era la señal, la señal de que la mujer a la que tanto amor estuviera a punto de entrar…

Todo me paso rápidamente por la mente como una película..

Lo primero que vino a mi mente fue la noche en la que la conocí.

Fue una noche de agosto, la recuerdo exactamente….día, hora y el aroma de mi cuarto, pero eso ahora no importa.

Había entrado a un chat casi por casualidad pues yo no tenía que estar en mi casa ese día.

La cuestión , intentando poneros dentro del contexto pero sin expandirme mucho, es que me encontraba allí.

Chateando como cualquier otro día, pero ese… iba a cambiar mi vida.

Pues allí estaba, la mujer de mis sueños, perfecta en todos los sentidos.

Creerán que estoy loco, pero me enamoré de ella, de mi niña, de mi Ari… y con ella, así, de ese modo, antes de estar en el hotel, tuve el mejor sexo de mi vida, por la red.

Eso nos dio paso a planear un encuentro, pero no un encuentro cualquiera, un encuentro especial, mas bien algo que nos hiciera estar mas cerca el uno del otro, poder sentir como cada noche, pero de manera mas intensa nuestra piel, el roce de los labios, tan solo un beso….

¿Lo de los ojos vendados? Los dos teníamos pareja, digamos que ella tenía una relación mas seria que la mía y algo mas complicada por lo que de momento prefería mantener su identidad anónima.

La conocía y amaba como nadie, tan solo su rostro era para mi desconocido.

El sonido del móvil me hizo estremecer y embargarme de nerviosismo.

Lo cogí y sentí la voz de Ari afirmando que iba a entrar en la habitación . Seguidamente preguntó si tenia los ojos tapados.

Asentí…el silencio que tan solo los latidos de mi corazón acompañaban fue roto por una puerta que se entreabría. Un nudo oprimía mi garganta, un sudor frío me embargaba por completo, la respiración se hacía cada vez mas profunda…. Dios, jamás olvidaré el sonido de sus pasos acercándose hacia la cama donde yo estaba tendido.

Depositó sus cosas sobre una silla situada bajo la ventana y sin desnudarse se acercó hasta la cama. Se sentó a mi lado observándome, mirando lo poco que se divisaba de mi silueta ya que apagó la luz al entrar.

Tan solo la luz de la calle envolviendo la habitación. Alargó su mano hacia mi rostro y lo acarició…conteniendo el temblor de su voz dijo – Hola amor, estoy aquí. Podía sentir el palpitar de mi pecho, podía notar también su corazón enloquecer, pero intentábamos contenernos…apenas….apenas brotaban palabras…tan solo suspiros.

De pronto su boca se fue acercando a la mía, sentía la calidez de sus labios, yo los recibí con ansia y nos envolvimos en un tembloroso beso como dos adolescentes, incontrolable, desmesurado, tierno y tímido a la vez.

Apenas despegábamos la boca el uno del otro como si quisiéramos comernos. Posó su mano sobre mi pecho e intentó retirarme de ella, despegar nuestros labios – Espera Héctor – me dijo.

Cogió mis manos y las llevó lentamente hacia su pecho, posándolas allí y me pidió que la sintiera, que notara su nerviosismo, su palpitar….los dos sonreímos a la vez y le dije que la amaba. Entonces nuestras bocas se volvieron a fundir en un beso abrasador. Recorríamos los labios con pasión, nuestras bocas abiertas al máximo como queriendo abarcarnos por completo chocaban en un baile húmedo y ardiente, mientras nuestras lenguas se abrazaban en la infinidad de aquel beso.

Yo mordí sus labios, tomé su labio inferior entre mis dientes y estiré de él suavemente mientras su cuerpo me correspondía acercándose más a mí mientras dejaba caer ligeramente su cabeza hacia atrás.

Con mis labios como guía pues tenía los ojos tapados fui descendiendo por su cuello con ellos entre abiertos, besándola, dejándole sentir mi boca, acariciar su piel, desde los hombros, la parte alta de su pecho, hasta la barbilla, terminando por morderla…para volver al punto de partida.

Regrese hacia sus labios mientras mi lengua acompañaba sus besos.

Lamiéndolos mientras yo la aferraba con mas fuerza moviendo mis grandes manos, abiertas por toda su espalda, se los degusté milímetro a milímetro con mi lengua pudiendo sentir su contorno, jugueteando con ellos y empapándolos con la calidez de mi saliva.

Completamente desesperado por su cuerpo, por su boca cálida, por el rozar de sus pechos sobre el mío….sentía como crecía en mi esa ansia, apoderándose con furia desde lo más profundo de mí y arrebatándome la razón….

De un solo gesto arranqué su blusa saltando los botones por los aires…con fuerza y cegado por ese deseo tan inmenso la cogí por los brazos y la tiré sobre la cama, dejando caer mi cuerpo sobre el de ella.

Mientras mis manos se perdían en la cálida piel de su cuerpo mi boca arrebatada por una pasión incontrolable recorría su vientre desnudo.

Su perfume me envolvía, me hacía perder la razón, podía sentir su agitar interno como si se tratara de un fogoso torrente.

Podía sentir el ardor de mi boca al bajar por su vientre, dejándome anestesiado entre su calidez y su excitación tan intensa, tan extrema que despertaba mis deseos mas prohibidos.

Mi erección era evidente, sentía mi sexo ardiendo….me ofuscaba entre el éxtasis de ese momento creciendo mas en mi el descontrol.

Mi pene estaba tan duro y mis manos tan inquietas acariciando su cuerpo que era como si deseara estrujarla entre ellas, quería beberme hasta la ultima gota de su existencia. Bajé mi boca con furia hasta su sexo apoderándome de él, sellándolo con mis labios, mientras mi lengua recorría su volcánica cavidad.

Anhelaba tanto ese momento.

Su excitación también era patente, y su sexo estaba completamente húmedo…yo solo me perdía en la inmensidad del momento, me perdí entre sus piernas.

Mi lengua la lamía con desesperación en todas las direcciones mientras poco a poco mis labios comenzaban a succionar y dentro de mí podía degustar el maravilloso sabor de su néctar.

Mis manos subían desafiantes por su torso desnudo, una hacia su pecho izquierdo aferrándome fuertemente a él, y la otra hacia su boca, mientras profundizaba en ella.

Ella cogió mi cabeza con las dos manos apretándola mas hacia si, haciendo que se perdiera entre sus piernas, mientras yo le daba a chupar mis dedos.

Ari me retiró de ellas, podía sentir como bajaba por mi vientre y allí su aliento me hizo estremecer.

Sin tocarme podía sentir como descendía hasta que tuvo mi sexo justo frente a su cara, podía notarla allí, yo seguía con los ojos tapados, impaciente, excitado como jamás lo había estado.

El roce de su rostro por mi sexo, tocándolo con adoración, paseando su cara por él, su cuello, sus pechos, asediándolo a caricias me hacía enloquecer. Hasta volver donde comenzamos, que era justo…su boca.

Se hizo un suspiro, un momento de incertidumbre y se lanzó de repente hacia mí, mi sexo era rodeado con una humedad cálida, mientras sus dientes lo apretaban con suavidad sin llegar a morderlo, solo para hacerme sentir mas prisionero de ella.

La saliva recorría por completo el falo desde la punta hasta los testículos de una manera chorreante….empapándolo para que resbalara bien en su interior.

Puedo sentir el movimiento dentro de su boca, el succionar y la presión sobre mi glande.

Aun hoy puedo notar su lengua haciendo círculos sobre la punta de mi verga haciéndola más poderosa, mas dura, mas impaciente, más sedienta de todo su ser.

Aun puedo sentir degustándola con ansiedad, literalmente comiéndome haciendo de ese instante una mamada exquisita a la que no pude controlarme.

Retiré su boca de mi pene, la sujeté por los hombros y me levanté de la cama….dirigiéndola contra la pared.

Allí la obligué a ponerse de cara.

Abrí bien sus piernas como si fuera a registrarla y coloqué sus manos bien abiertas contra la pared.

Me incliné sobre su cuerpo embriagándome de su aroma, acariciándola desde sus manos y descendiendo poco a poco por sus brazos.

En ese preciso instante ella me rogó: – Héctor, fóllame…suplicó que entrara dentro de ella, que la penetrara….

– Eso fue lo que hizo perder todo el poco control que aún me quedaba.

Tomé mi verga con mi mano derecha y la dirigí con desesperación hacia ella, deseaba tanto que la recogiera en su interior, y de un solo golpe de cadera entré hasta el fondo…. los dos lanzamos un gemido, y mientras mi cuerpo se tensaba pude notar como el de ella también se ponía rígido de placer… de esa manera, en ese instante la follé con un ardor desmesurado.

El vaivén al entrar y salir de su profundidad me hacia lanzar gemidos que compartíamos los dos, era tal el deseo, la excitación, la pasión.

Mis manos no dejaban de acariciarla, sujetándola por la cintura, y subiendo hacia sus pechos para tomarlos, acariciarlos, rozarlos, sentir sus pezones duros y excitados mientras le hacía el amor.

Sentía su cavidad rodear como un anillo mi falo, apretándolo convulsionadamente para volver a soltarlo a cada segundo.

Se hacia casi insoportable tanto placer. Sentía el escurrir de sus fluidos por mi pene erecto y el vibrar de su vagina al apoderarme de ella con mas fuerza.

Profundizaba cada vez mas en su interior y más eran los gemidos que ella lanzaba, convirtiéndose poco a poco en gritos que intentaba controlar, cosa que hacia crecer la excitación en mi.

Sentía como me invadía una fuerza extrema por mi falo y el movimiento me hacia empaparme mas de ella, sentía su deseo interior y como su sexo no podía resistirse a mí.

Eran gritos lo que ya comenzaban a surgir de mi garganta.

Estábamos llegando los dos al orgasmo de una forma bestial pues al sentir como ella empezaba a temblar y convulsionar, mi sexo deseó explotar.

Tenía la necesidad de correrme, de soltar mis jugos en ella, de entregarle todo mi semen y que pudiera saborearlo.

Por eso antes de llegar le pedí que lo tomara en su boca, y así lo hizo. Rodeó mi verga con sus labios y me corrí en su boca, pude sentir como lo recibía, como lo retenía dentro.

Entonces se incorporó y se dirigió hacia mí….juntamos los labios y me besó aun con mas pasión, dejando que mi boca recogiera la mezcla de fluidos y saliva…..saboreé lo que había guardado….con las manos sobre los hombros hice que bajara de nuevo un poco su cuerpo, tomando sus mejillas entre mis manos, ella me leyó rápido el pensamiento, abrió su boca y yo dejé caer el contenido de la mía que bañó de nuevo su garganta y su labios.

Después de toda esa pasión los dos caímos rendidos en la cama….nos quedamos dormidos, abrazados como dos niños.

Si bien al despertar el desconsuelo se apoderó de mi ser al ver que me encontraba solo, vacío…ella se había ido y tan solo encontré una nota que había dejado bien visible sobre la mesita.