Sus gemidos los conozco muy bien, por lo que alce un poco la vista y la vi como seguía cogiendo a la joven Rafaella, mientras cerraba lo ojos y le apretaba los pechos, razón inequívoca que estaba gozando como una hembra. Rafi , no dejaba de culear y de pedir mas.
Nuestra intención era hacer de ese piso nuevo, nuestro lugar para vivir y el negocio para seguir con la profesión de Alexia, puesto que como ella dice: "yo soy prostituta de los pies a la cabeza y jamás dejare de serlo. Me gusta mucho mamar, que me la metan y meterla".
Para los dos más pequeños apenas necesitaba gel, pero con los otros dos la cosa era diferente, pues aunque sí podía introducírmelos, tan solo me cabía la punta, y notaba que mi ano necesitaba algo de ayuda.