Esa mañana cuando recibió la visita de su hermano, lejos estaba de imaginar la importancia de ese día.
Su vocación no había cambiado en los ocho meses de oración y ejercicios espirituales, si bien sabia que agradaba a los chicos, los veía como amigos, así también a su hermano cuatro años mayor que ella, un poco más alto que sus 1,68 era un hombre, ella lo había visto varias veces desnudo y sus pocas fantasías sexuales eran con él.
Al subir al colectivo ella se sentó del lado de la ventanilla, el contacto con su piel, quizás el calor de noviembre, química de sexo, llevaron su vista al prominente bulto, que denotaba un tamaño ya grande sin erección, ella sabia mucha teoría del sexo, por haber cursado la escuela secundaria, con una profesora muy liberal, los programas del SIDA, etc. algo le pasaba por su sangre, no entendía.
Daniel (su hermano) transpiraba más allá del calor de una primavera y del sol de esta hermosa ciudad, fue un momento al intentar bajar en la parada del parque la mano de el quedo agarrada del asiento, una pequeña frenada llevo su sexo directamente al puño, las hormonas estallaron, la mano se abrió, ella se siguió apoyando, ambos sintieron, ese golpe, esas ganas, en un segundo quedaron atrás las oraciones, surgió la mujer, supo al instante que esa prueba era algo, que no podría superar, pasearon por el parque, cuando el la tomo de la mano y le dio un beso, ya se sentía entregada, su vocación de virgen era un pasado lejano.
Un cartel de un hotel les indicaba la oportunidad de que la tentación se hiciera pecado , entraron excitados, su cuerpo blanco de tantos meses de encierro, daban a su figura mayor volumen que el real, sus senos parados, denotaban la alegría interna de ese momento, Daniel nunca había desvirgado una mujer y sabia que ella era su hermana, pero le era imposible igual que ella, no seguir.
Se ducharon juntos, acariciando todo el cuerpo uno al otro, al ver su miembro erecto, no dejo de sonreír y decir tengo miedo, fueron a la cama, sus dedos tocaban el clítoris que acariciado inducía al flujo vaginal, apoyando suavemente el falo, hizo que abriera bien las piernas, poco a poco fue penetrando, el himen se fue abriendo, los talones de ella apoyados en las piernas , le pedían que la penetrara totalmente, su semen exploto en su vagina, ambos no habían podido parar ese hermoso pecado, no querían, esa tarde era para gozar, no sabían donde estaba escrito, el porque, pero fue inevitable , así como de la química del roce en el colectivo, surgió la satisfacción plena, el ardor, por la estrechez de sus labios, no impidieron, consumarlo nuevamente, el alma perdida en el pecado brotaba en cada roce y penetración en su cuerpo, jamas hubiera imaginado tanta lujuria dentro de si , tantas ganas de ser mujer.
Varias gotas de sangre, una mancha , eran testigos de su virginidad perdida, al cambiarse, no hablaron palabras, los besos suaves entre ellos, predecían un arrepentimiento ante la debilidad, ante el pecado.
Las fiestas habían llegado y cada una de las novicias se fue a su casa de vacaciones, volverían en marzo, el retraso menstrual la llevo a hacer una prueba de embarazo, la prueba era positiva, con la cara desencajada, pidiendo algún tipo de solución a su Dios, por su debilidad, fue directamente a la iglesia a confesarse con el cura, su amigo, el que la había inducido al convento, por supuesto que le dijo , que por favor no abortara, no matara ese ser en sus entrañas, el padre de la criatura (ella no le dijo quien era), a tu madre, a tu familia, ellos te apoyaran, el convento por supuesto que no es para vos, ahora debes criar a tu hijo.
La madre no la recrimino, su padrastro tampoco, menos su hermano, la vida le había cambiado, de un futuro de monja a madre soltera, a madre incestuosa, la niña nació el 26 de agosto, la madrina su abuela y el padrino su tío (padre).
Daniel, siguió manteniendo relaciones con ella, pero estas nunca fueron lo mismo, no encontró nunca ese deseo de aquella tarde, ahora usaba preservativo, poco a poco todo parecía terminado.
Una tarde la abuela había llevado a su nieta al parque, fue la primera vez , que su padrastro se le acerco en forma inequívocamente con la intención de avanzar sobre su cuerpo, no le resulto difícil, al final, ya era un templo del pecado y buscaba en el , la satisfacción , esa satisfacción que esa tarde le cambio la vida, mucho le hizo acordar de esa tarde en Mendoza, pero esta vez le pidió que se cuidara, ella misma le puso un preservativo, de esos que Daniel le había dado para que siempre tuviera, ante ese miembro , instintivamente lo empezó a mamar , la lamió con esas ganas que brotan desde el principio del ser, lo chupo , no tenia dudas eso era a mamar como una buena puta, siguió todos los consejos que el le dio, ella gozaba, succionando ese pene, sabia que su camino al infierno, estaba asegurado.
Por lo menos dos veces por semana, era mujer de su padrastro, entre el Daniel , parecían estar de acuerdo en los días, decidió, irse , hoy vive en San Telmo, su hija está con su abuela, sabe que la vida de prostituta es corta, pero sabe que las cosas se dieron así, en la casa la conocen como la novicia, su especialidad es mamar de rodillas, fue una compañera del colegio, que les contó la historia a sus nuevas colegas de su paso por el convento, su cuerpo es un verdadero templo del pecado, cada una de sus relaciones las goza y siente haciendo que sus clientes, sean de esos que creen, que son los únicos que puedan hacerla gozar, no recibe a más de dos o tres por día , su logro personal, es que su cura el amigo, descarga sus debilidades en ella, su cliente predilecto Daniel, su padrastro viene esporádicamente.
¿Cuanto le cambio la vida en cuatro años?