Quiero que me masturbes y te tomes toda mi leche, así que me arrodillé y me metí su verga a la boca mientras se la corría y a pesar de su edad, tenia una verga de tamaño considerable, que en ocasiones chocaba con el fondo de mi boca y me producía cierto ahogo.
De pronto sentí un liquido espeso que caía en mi cara y en mis labios y echada como estaba, podía ver la verga de Gerardo chorreando sus ultimas gotas, mientras daba alaridos de placer por la descarga en mi cara.
Me encontré con él, alto, gordo, sus cuatro pelos, estaban despeinados, era el asesor económico de la empresa, (lo conocía de una vez que fue a la empresa) sabía que era casado, con dos hijos (el varón un chico tímido, que me gusto cuando lo vi, pero tiene dos a tres años menos que yo), pero muy suelto me dijo, hola, sabes que serás mi secretaria, mi novia. Luego de mi afirmación, recordé porque verdaderamente estaba ahí.