Agarrando mis hombros me levantó del suelo, a mí casi ni me sostenían las piernas, debido al orgasmo tan intenso que había tenido a la vez que él descargaba en mi boca.
Me puse a pensar en Emilia. Aunque Kuka encontrara antes las bragas, se las daría a Emilia para que tuviera que comerle el sexo. Mi única alternativa era que no encontraran nada. Emilia era una chica parecida a Kuka de estatura. Su pelo era marrón lacio y era muy morena de piel, de cara redonda y nariz respingona.